Adolf Wölfli, el artista más conocido de art brut

Adolf Wölfli nos transmite con su obra las proyecciones de su mundo interno a través de un proceso creativo en el que intentaba ordenar su caos interior. Para muchos, es posible que su nombre no signifique gran cosa, sin embargo, adentrarse en el mundo de Adolf Wölfli supone sumergirse en una vida y una obra sin precedentes. 
Adolf Wölfli, el artista más conocido de art brut
María Alejandra Castro Arbeláez

Escrito y verificado por la psicóloga María Alejandra Castro Arbeláez.

Última actualización: 17 abril, 2019

Los artistas siempre nos pueden llegar a sorprender con su mundo y con el que proyectan. En ocasiones, los artistas utilizan una máscara y engañan a nuestros sentidos. Pero existen artistas cuya vida puede ser leída desde sus obras. El arte no solo embellece el mundo, puede crear mundos. Pero si hay un artista que nos fascina y sorprende a través de su pintura, dibujos y su propia vida, ese no es otro que Adolf Wölfli.

Estamos hablando de uno de los artistas más famosos del  art brut o, en otras palabras, el arte creado fuera de los límites académicos y culturales. Wölfli creaba obras caracterizadas por el horror vacui o el relleno de todo el espacio vacío dentro de sus obras.

Pero esta no es la única característica sorprendente de su mundo. A través de este articulo, nos sumergiremos en su mundo el artístico y mental, en sus proyecciones y te mostraremos su biografía de manera breve. Sumérgete con nosotros en el arte fascinante y turbulento de Adolf Wölfli.

Adolf Wölfli

Vida de Wölfli

Nació en Bowil, cantón de Berna (Suiza), el 29 de febrero de 1864. Él y su familia vivían en condiciones de extrema pobreza. Su madre se dedicaba a la lavandería, y su padre era un picapedrero con problemas con el alcohol y la delincuencia, por lo que pasaba amplias temporadas en prisión. Finalmente, abandonó a la familia cuando Adolf Wölfli tenía cinco años.

Dos de sus hermanos murieron antes de cumplir tres años, y los otros dos pasaban algunas temporadas en prisión debido a pequeños crímenes. La madre de Wölfli no pudo soportar la situación y cayó enferma.

Wölfli fue separado de su madre por las leyes de la época, que enviaban a las personas en situaciones similares a trabajar en granjas. Continuó trabajando y estudiando y obtuvo buenas calificaciones. Aunque, en su trabajo, sufría de graves abusos.

Se alisto en el ejército, y allí lo acusaron de intento de agresión sexual a menores, como consecuencia, fue condenado a dos años de prisión. Posteriormente, lo liberaron, aunque en el trabajo que encontró se sentían incómodos con él, pues mostraba agresividad y exaltación religiosa.

Tras un nuevo intento de acoso a una niña de dos años, fue internado en el hospital psiquiátrico Waldau. Allí, se le diagnosticó esquizofrenia, y permaneció interno hasta 1930, momento de su fallecimiento.

Salud mental de Adolf Wölfli

En sus primeros años en el hospital psiquiátrico, Adolf Wölfli se mostró agresivo y presentaba alucinaciones. De hecho, durante un tiempo, estuvo sometido a un régimen de aislamiento.

En 1899, comenzó a dibujar, lo hizo de forma espontánea y se volvía irritable cuando sus compañeros rasgaban sus dibujos. Sin embargo, desde que dio sus primeros pasos en el dibujo, los médicos afirmaban que se comportaba de forma más tranquila.

Un psiquiatra del hospital, Walter Morgenthaler, lo animó en su labor creativa. Reunió su trabajo y publicó un volumen en 1921 denominado Un paciente psiquiátrico como artista. Este hecho marcó la historia porque, al parecer, nunca se había calificado de artista a un paciente de un hospital psiquiátrico.

Obras de Adolf Wölfli

Adolf Wölfli contaba con una compulsión por escribir y dibujar. De los trabajos que realizó previos al encuentro con Morgenthaler, tan solo se conservan cincuenta piezas. Se trata de obras hechas a lápiz caracterizadas por la búsqueda de la simetría. Resulta interesante ver cómo su organización se asemeja a la de los mandalas.

Según Graciela García Muñoz, directora creativa y doctora Cum Laude en arte para la integración social, sugirió en su tesis doctoral, Procesos creativos en artistas outsider, que los principales ornamentos que muestra Wölfli en sus obras son: el pájaro, la serpiente, y la cara triangular.

Además, en sus obras, prevalecen las formas de las campanas, las letras B, E, H, I, N, Z, sus iniciales y la serie 2, 4, 8, 16, 32. En cuanto a figuras sobresalen: las cruces, los triángulos, círculos, cuadrados, espirales y óvalos. Mientras que, entre los temas predominantes, destacan: la transformación y el renacimiento.

Ahora bien, aunque para el espectador la obra de Wöfli suele identificarse con el dibujo, el propio autor no las identificaba así; indicaba que se trataba de obras sonoras y las firmaba como compositor.

Cuadro de Adolf

Adolf Wölfli también escribía, solía trabajar sobre hojas que doblaba por el medio. Escribió libros en los que contó la historia de Doufi -su alter ego infantil- y relataba las aventuras de un niño alrededor del mundo. Estos textos cuentan con mapas que sirven para contextualizar la aventura; y, además, muestra sus diez mandamientos.

Escribió siete libros dedicados al origen de la creación de quien él llamó gigante San Adolf. Estos libros se encontraban en sintonía con la historia de Doufi y mostraban la fundación de edificios creados por el personaje. Los otros libros hablan de los viajes del joven y sus amigos por el cosmos bajo la dirección de Dios Padre.

Además, escribió libros llenos de música y rimas en donde practicaba el collage. Su obra final fue la que más dio cuenta de su proceso creativo, aunque terminó inconclusa como consecuencia del fallecimiento del artista.

Wölfli contaba con un valor musical en sus obras, plasmaba en ellas composiciones. Algunos músicos se han inspirado en estas particulares partituras y han llegado a comprobar los conocimientos de solfeo del artista.

En cuanto a la relación de su obra con su salud mental, se dice que el proceso creativo fue el que apaciguó su agresividad. Se suele apuntar que su gran productividad artística se debe a su compulsión. Una evidencia de su psicosis pueden ser las ideas mesiánicas que podemos ver en sus creaciones. Además, cada uno de sus traumas infantiles se ven reflejados en sus obras.

Sus creaciones muestran angustia e inquietud y, al mismo tiempo, nos llevan a querer adentrarnos un poco más en el particular mundo de Adolf Wölfli. Posiblemente, la estructura simétrica y la geometría a modo de mandalas, así como el resto de su proceso creativo, eran una forma de darle orden al caos de su mundo interno, una forma de contener sus angustias.

Su legado puede resumirse en un total de 25000 páginas escritas y dibujadas bajo su sello. El arte cumplió una función terapéutica en su vida, su obra nos muestra la evolución del artista acompañada de la de su enfermedad. Caos, impulsos, horror vacui, batallas, agresiones, drama, los decimales infinitos, música, angustia, la vida en espiral, transformación, un universo sagrado, microuniversos, y una fuerte pulsión de orden son las características de la obra de Wölfli, un artista que, todavía hoy, nos sigue inquietando con sus obras.


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  • García Muñoz, G. (2010). Procesos creativos en artistas outsider. Tesis doctoral, Universidad Complutense de Madrid.

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