Descubre cómo le afecta la depresión al cerebro
Si has estado cerca de alguien que atraviesa depresión o si tú la has experimentado en carne propia, es probable que notaras cómo el mundo parece teñirse de grises y sombras. ¿Por qué es que sucede esto? ¿Afecta la depresión al cerebro? ¿Será que, acaso, falta alguna sustancia en nuestro cerebro que ayuda a regular las emociones?
En el cerebro de las personas con depresión se despliegan procesos complejos que van más allá de una simple deficiencia química. La ciencia reveló algunos cambios a nivel funcional y estructural del cerebro. Por ejemplo, desde un aumento por inflamación, debido al incremento del cortisol, hasta la reducción de la materia gris y otras alteraciones funcionales, como la disminución de la atención y la memoria.
Los hallazgos de la neurociencia y las imágenes avanzan en la comprensión sobre cómo afecta la depresión al cerebro. Estás a punto de descubrirlo.
Lo que sucede en el cerebro de una persona con depresión
Al principio, se pensaba que la depresión estaba relacionada solo con cambios en ciertas sustancias químicas en el cerebro, como la serotonina y la noradrenalina. Estas actúan como mensajeros químicos que ayudan a regular nuestro estado de ánimo. Cuando hay menos de ellos podemos sentirnos deprimidos.
Por su parte, un estudio reciente de la Vive Revista de Salud resumió la neurobiología de la depresión en las siguientes tres posibles hipótesis.
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1. Inflamación: una nueva perspectiva
Según una investigación de la revista Psiquiatría Biológica, se encontraron niveles altos de marcadores inflamatorios y ciertas citocinas en personas con depresión. Por lo que, la conexión entre la depresión y la inflamación se debe a gran parte a estas proteínas, en especial a las proinflamatorias, como las citocinas.
Las citocinas son moléculas proteicas que tienen acceso al cerebro y llegan a afectar su funcionamiento. Pueden alterar la forma en la que el cuerpo maneja las hormonas, los neurotransmisores y la plasticidad neuronal.
Algunas moléculas proinflamatorias de este tipo cruzan la barrera de la sangre y el cerebro. Esto causa un daño en las conexiones neuronales y reduce la disponibilidad de neurotransmisores esenciales para regular los estados de ánimo, como la serotonina, la noradrenalina. Además, es posible que la inflamación dañe células cerebrales porque genera estrés oxidativo.
Esto sugiere que una forma en la que afecta la depresión al cerebro es mediante la inflamación, la cual, a su vez, estaría involucrada en el desarrollo y el mantenimiento de esta enfermedad mental, así como de sus síntomas.
Lo interesante de esta relación es que la inflamación tiende a aumentar el riesgo de depresión y la depresión a incrementar la inflamación. Esto crea un ciclo difícil de romper.
2. Teoría de las monoaminas: una pista importante
Esta teoría sugiere que cuando las monoaminas, como la serotonina y la noradrenalina, disminuyen en el cerebro, pueden desencadenar la depresión. Así, los medicamentos antidepresivos, como los rescatadores de serotonina, ayudan a subir los niveles de estas sustancias para mejorar el estado de ánimo.
Un estudio de la revista Salud Mental mostró que cuando reducimos un aminoácido llamado triptófano, que es importante en la producción de serotonina y dopamina, los pacientes con tratamiento antidepresivo pueden tener una recaída. Lo mismo sugiere que las monoaminas como la dopamina y la serotonina son claves en la depresión.
3. Teoría neurotrófica: otro rompecabezas
Una teoría interesante sobre cómo afecta la depresión al cerebro se centra en las sustancias llamadas BDNF (Factor Neurotrófico Derivado del Cerebro). Estas son como un entrenador personal para las neuronas que les colaboran para estar sanas y fuertes. Se cree que el estrés puede bajar los niveles de BDNF, lo que eleva el riesgo de depresión.
De acuerdo con una publicación de la Revista Psychopharmacology, si los BDNF disminuyen, es probable que las conexiones neuronales se vean afectadas e influyan en los estados de ánimo. Los niveles de BDNF suelen ser bajos en las personas con síntomas depresivos.
Sin embargo, la administración directa de BDNF puede mejorar las neuronas relacionadas con la serotonina y favorece el alivio de estos síntomas, influyendo de manera positiva en nuestro cerebro y superando la depresión gracias a la neuroplasticidad.
¿Qué pasa en el cerebro después de mucho tiempo lidiando con la depresión?
Cuando una persona atraviesa un periodo prolongado de depresión, esta serie de cambios que se producen en el cerebro tienden a ocasionar un daño estructural.
La revista de Transmisión Neural compartió una investigación en la que se observó que ciertas áreas cerebrales experimentan una reducción. Se ha establecido que la gravedad de este fenómeno está relacionada con la duración de los episodios depresivos mayores. Las áreas que sufren esta modificación son las mencionadas a continuación:
- Hipocampo: juega un papel crucial en el aprendizaje y la memoria.
- Amígdala: un centro vital para la integración de las emociones, el comportamiento emocional y la motivación.
- Tálamo: este transmite los impulsos sensoriales desde todo el cuerpo hacia la corteza cerebral, encargada de procesarlos.
- Lóbulos frontales: es la región cerebral, responsable del control de las habilidades cognitivas importantes como la expresión emocional, la resolución de problemas, la memoria de trabajo y la toma de decisiones.
Si bien este fenómeno afecta en especial al hipocampo, también puede darse de manera diferencial en las otras tres zonas mencionadas. Es importante destacar que cuando una región se contrae, se ven afectadas las funciones asociadas a dicha área en particular.
Entonces, ¿de qué manera afecta la depresión al cerebro?
Como se mencionó, se han identificado cambios significativos en la actividad de regiones cerebrales claves para la regulación de nuestras emociones y estado de ánimo.
Por ejemplo, la amígdala y el córtex prefrontal trabajan en conjunto para reconocer las señales emocionales de los demás y regular nuestras respuestas emocionales. Que estas áreas experimentan una disminución en su tamaño, conduciría a una reducción de la empatía, un fenómeno que se ha observado en personas que padecen depresión posparto (PPD).
Un artículo de la revista Molecular Psychiatry destaca que en casos de depresión crónica, el hipocampo puede disminuir su tamaño y ocasionar dificultades en la memoria a largo plazo, la formación de recuerdos y la conexión de estos con las emociones.
Tales hallazgos coinciden con investigaciones previas publicadas en la revista JAMA Psychiatry, que siguieron que las personas con depresión durante tres años presentan una reducción significativa en la densidad de materia gris en la corteza prefrontal.
Además, alguien con depresión, a menudo, experimenta una neblina cognitiva que dificulta la concentración, la memoria y la toma de decisiones en actividades cotidianas y laborales. Y es común una mayor sensibilidad emocional, lo que da lugar a cambios bruscos en el estado de ánimo, sentimientos profundos de tristeza y una percepción negativa de uno mismo y del entorno.
Esto se debe a que la amígdala pierde, en parte, su conexión con otras áreas cerebrales en casos de depresión prolongada, lo que lleva a que los estímulos neutros se perciban como negativos y contribuye a esa visión gris de la vida.
Comprender cómo la depresión afecta el funcionamiento neuropsicológico es fundamental para desarrollar estrategias terapéuticas efectivas y brindar un apoyo adecuado a las personas que padecen esta enfermedad.
¿Estos daños se pueden revertir?
Aunque parecen preocupantes los cambios estructurales y funcionales en el cerebro, causados por la depresión, es importante resaltar que existen formas útiles de prevenir o revertir estos cambios.
Sin embargo, la reversibilidad es un tema complejo y varía de una persona a otra. En general, algunos pueden ser reversibles, mientras que otros resultan más difíciles de revertir por completo.
Una de las estrategias útiles es la asistencia profesional. La terapia cognitiva-conductual, como la terapia de grupo que incorpora técnicas de gestión de estrés o de conciencia plena, son herramientas efectivas para superar el estigma, encontrar apoyo y mejorar los síntomas físicos y cognitivos de la depresión.
Otras de las estrategias para atenuar el grado en que afecta la depresión al cerebro es el uso de antidepresivos. Estos medicamentos ayudan a equilibrar los neurotransmisores, lo que puede contribuir a prevenir o revertir los cambios.
La importancia del apoyo médico para tratar la depresión
Es fundamental consultar con un médico especialista para determinar la combinación adecuada de terapia y/o mediación antidepresiva que aborde la depresión de manera efectiva.
En resumen, aunque la depresión tenga efectos negativos en el cerebro y en el funcionamiento de la persona que la padece, hay una esperanza en las estrategias terapéuticas y recursos disponibles para tratarla.
Imagen principal: Captura de la película Cake.
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