American Beauty, las apariencias engañan

American Beauty, las apariencias engañan
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Escrito por Leah Padalino

Última actualización: 06 agosto, 2023

American Beauty, dirigida por Sam Mendes en 1999, es una película norteamericana que realiza una crítica, con cierto aire satírico, a la sociedad de la época. Sin embargo, se ha terminado convirtiendo en un clásico, de manera que podemos aplicar perfectamente el retrato social que dibuja a cualquier sociedad occidental actual.

Cabe destacar la elección del título, que ya nos anticipa lo que vamos a presenciar: el ideal de belleza norteamericanoAmerican Beauty dibuja minuciosamente el canon establecido, el molde impuesto de la “familia perfecta”. Sin embargo, desde los primeros minutos nos damos cuenta de que toda esa belleza no es más que una simple apariencia, efímera, superficial y que acarrea peligrosas consecuencias. Estamos ante una sociedad totalmente carnavalesca, donde cada personaje tiene asignado un rol y debe adaptarse al mismo.

El modelo de familia ideal

La acción transcurre en un tranquilo barrio de viviendas unifamiliares, el foco se encuentra en la familia Burnham formada por:

  • Carolyn, la madre, una mujer centrada en el mundo de las apariencias que aspira al éxito profesional.
  • Lester, el padre, personaje principal de la película, es un ser apático que se ha conformado con una vida que no le gusta y su único momento de felicidad es la masturbación.
  • Jane, la hija adolescente llena de complejos que tendrá que enfrentarse a los problemas de su edad en una familia completamente vacía de sentimientos.

Finalmente, estos personajes encontrarán, de una forma u otra, su liberación ante el sexo; el sexo supone ese lado natural, no artificial y salvaje que tratamos de reprimir en sociedad.

Al poco tiempo, llegarán al barrio unos nuevos vecinos, otra familia desestructurada. A la cabeza destaca el coronel Fitts, militar y padre de familia, que ha desarrollado una fuerte negación como mecanismo de defensa: se ha impuesto un modelo y debe cumplirlo y seguirlo a rajatabla, aunque ello conlleve la pérdida o negación de su propio ser.

Por otro lado, su esposa es un personaje totalmente sumiso, apenas habla y está obsesionada con la limpieza. Tienen un hijo adolescente, Ricky, completamente opuesto a su padre: se sale de los estándares de la sociedad y ve la belleza donde nadie más la encuentra.

Escena de cena en la película American Beauty

La sociedad, un gran baile de máscaras

American Beauty nos muestra las consecuencias de una sociedad completamente deshumanizada y materialista que contrasta con las inquietudes más íntimas del ser. Busca una mirada crítica a nuestra realidad, donde desempeñamos papeles, nos ponemos máscaras constantemente para tratar de encajar en el molde.

Como describía Eugenio Trías en su obra Filosofía y carnaval nuestra sociedad es una gran mascarada, donde no poseemos solo una identidad, sino una multiplicidad de ellas.

Máscaras que van modificándose con el paso de los años: hijo, padre, abuelo… Todo ello, para conformar un estilo de vida, una estética basada en las apariencias y en el artificio, que comenzó a dibujarse tras la Segunda Guerra Mundial con la promoción del American way of life.

Es interesante ver cómo esas máscaras van emborronándose cuando el sexo aparece en escena, cuando los individuos se dejan llevar por las pasiones. Desde Lester hasta el coronel Fitts, pasando por las adolescentes Jane y Angela (amiga de Jane) sucumben al deseo y dejan ver sus auténticos anhelos e inseguridades.

“Para tener éxito, hay que proyectar una imagen de éxito”

-Buddy Kane, American Beauty

Las rosas como metáfora de la belleza

La belleza es la clave de la película y las rosas una metáfora de la misma. Desde la Antigüedad, se consideran un símbolo de perfección. Pero la rosa es una flor traicionera, de apariencia delicada y frágil por sus pétalos, que contrasta con la dureza de su tallo y sus espinas. Del mismo modo que las “familias perfectas” norteamericanas lo son solo en apariencia.

Al comienzo de la película, vemos a Carolyn cortando las rosas de su jardín y cómo los vecinos alaban la belleza de las mismas. Al cortar esas rosas y ponerlas en un jarrón, las convertimos en algo artificial, en algo cuya única finalidad es la contemplación; aunque, con el tiempo, se irán marchitando, perdiendo sus pétalos y, por tanto, su belleza. Las rosas son una constante, irán dando pistas de lo que acontece con las vidas de los personajes.

“No hay nada peor en la vida que ser ordinario”

-Angela Hayes, American Beauty

El personaje de Angela, la amiga adolescente de Jane, está vinculado a la rosa. Responde al prototipo de belleza norteamericano: rubia, guapa, delgada, líder de su grupo de animadoras… y ejerce una fuerte influencia sobre Jane.

Le gusta sentirse deseada y admirada por los hombres, haría cualquier cosa para conseguir su sueño de ser modelo. Sin embargo, está llena de inseguridades, su vida se basa en la estética, y la imagen que proyecta de sí misma guarda poca relación con su realidad.

Los pétalos de rosa tienen connotaciones sexuales, por ello, no es de extrañar que vayan ligados al personaje de Angela, además, esos pétalos caen lentamente, dejando entrever lo efímero de la belleza.

Mujer rodeada de rosas de la película American beauty

El precio de la perfección

En definitiva, estamos ante una película que busca una reacción por parte del espectador, busca la incomodidad y la reflexión; quiere una mirada crítica hacia nuestra vida cotidiana. Nos sumerge en la mente de los personajes, sus deseos más profundos, las relaciones que tienen entre ellos y en cómo se relacionan con el mundo en las diversas etapas de la vida. La concepción de la belleza canónica contrasta con la idea de belleza que tiene el personaje de Ricky, que curiosamente, es el que vive más al margen de lo establecido.

Es interesante destacar el papel que juega la música y cómo nos envuelve en esa atmósfera, cómo seleccionan los personajes una determinada música dependiendo del momento en el que se encuentran. Lo vemos, especialmente, en las escenas que pasan en los coches. En el coche, no hay máscaras, pueden ser ellos mismos, la soledad les libera y el poder que les aporta la conducción va acompañado de la música elegida para la ocasión, es el momento de la desenmascaración, de ser uno mismo.

American Beauty nos presenta las duras consecuencias de nuestra sociedad contemporánea, cómo el miedo es el principal culpable de que tratemos de guardar las apariencias y no nos aceptemos tal y como somos. Lo negamos, lo escondemos y nos ponemos infinidad de máscaras para poder adaptarnos y sobrevivir en el molde establecido. Sin duda, las apariencias engañan.

“No subestimes nunca el poder de la negación”

-Ricky Fitts, American Beauty


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