¿Cómo aprovechar el verano para sanar?

Llega el verano, y posiblemente la posibilidad de poner orden en nuestro interior. Llevamos tiempo sin limpiar esa fábrica de pensamientos que es nuestra mente, y que al igual que nuestra casa, de vez en cuando necesita un poco de atención. Ahora, ¿cómo hacerlo bien?
¿Cómo aprovechar el verano para sanar?
María Vélez

Escrito y verificado por la psicóloga María Vélez.

Última actualización: 02 agosto, 2022

El verano es sinónimo de descanso, diversión y pausa para muchas personas. Un período en el que casi todos solemos contar con unos cuantos días diferentes en el que el estrés desaparece o al menos cambia su origen. Por esta razón, el verano también puede ser una gran oportunidad para sanar.

Y es que esta estación del año nos brinda ocasiones para realizar actividades que son beneficiosas para nuestra salud física y mental. Así que si crees que necesitas trabajar en algunos aspectos de tu vida o recuperarte de experiencias, aquí te proponemos algunas estrategias para cicatrizar alguna herida a la que no le hayas prestado demasiada atención durante el año.

Beneficios del verano

Durante el verano solemos variar nuestro estilo de vida casi sin darnos cuenta. Para empezar, cambia la rutina, ya que la mayoría de personas disfruta sus vacaciones en este período o ven reducida su jornada laboral. Esto supone una mayor libertad para el descanso físico y mental, pues se reducen las exigencias del entorno y se cuenta con una mayor flexibilidad.

También nos apetecen más la fruta y las verduras, por lo que nuestra dieta suele volverse más saludable. Además, aquellos que disfrutan de la cocina también suelen tener más tiempo para disfrutar de su afición. Así, nuestro organismo agradece este extra de hidratación y nutrientes.

Otro de los beneficios del verano es que, tanto por el calor como por el aumento de actividad física, sudamos más, y es así como nuestra piel elimina una mayor cantidad de toxinas. Esto mejora la circulación, la salud de la piel y el aumento de la actividad mejora la salud cerebral y el estado de ánimo.

¿Cómo sanar en verano?

Además de disfrutar de los beneficios indirectos que nos aporta la época estival, es un buen momento para poner en marcha estrategias que mejoren nuestra salud mental y física. Con estos pequeños cambios, lograrás sentirte mejor, dedicar tiempo a cuidarte y avanzar en aquellos aspectos que consideres necesarios.

1. Tiempo para meditar

La meditación es un ejercicio que puede servir en muchos estados. Es decir, se puede realizar tanto para reducir rápidamente el estrés, como para reflexionar y reducir emociones negativas más profundas. Además, aporta calma y paz interior de una manera sencilla, económica y versátil, pudiendo practicarse casi en cualquier lugar: en el bus, durante un paseo, en casa o en la playa.

Llegar a controlar a la perfección la meditación requiere práctica y esto es uno de los aspectos más importantes para su efectividad. Si no la has practicado anteriormente, bastará con que dediques unos 10 minutos al día hasta que, poco a poco, llegues a unos 30 minutos.

Dicho esto, busca un lugar y un momento en el que no te moleste nada, ni nadie. Entonces, en una posición cómoda, haz respiraciones profundas y concéntrate en ellas, aceptando y dejando pasar aquellos pensamientos perturbadores que vayan surgiendo. Verás que a los pocos días te resulta más fácil y comienzas a notar una mayor relajación general en tu día a día.

Mujer meditando en la playa
Meditar aporta calma y paz interior, algo esencial para sanar.

2. Desconecta de las tecnologías

Las nuevas tecnologías y redes sociales han traído un sinfín de ventajas a nuestras vidas, como el acceso a información de todo el mundo o estar conectados fácilmente con otras personas. Sin embargo, en la otra cara de la moneda, su uso también está asociado a una serie de desventajas psicológicas.

Entre ellas, mayores niveles de ansiedad, sentimientos de tristeza, trastornos del sueño, alteraciones de la imagen corporal, aislamiento y miedos específicos como el miedo a perderse algo o FOMO (Feeling Of Missing Out).

Si bien puede resultar muy sanador desconectar digitalmente para conectar con tu entorno más cercano, no es una tarea fácil y puede costar un poco de trabajo al principio. Por ello, sigue las siguientes sugerencias para hacer una desconexión digital llevadera y eficiente, que te ayude a sanar durante el verano:

  • Acepta que pueden aparecer sentimientos negativos. En mayor o menor medida, todos dependemos de las tecnologías. Por eso, al desconectar es común experimentar un poco de abstinencia y síntomas de ansiedad. Lo mejor ante esto, aceptarlo y tomarlo con calma.
  • Establece un periodo para desconectar. Saber que ese tiempo tiene un final te ayudará a que sea más llevadero. Ahora, muchos dispositivos permiten configurar modos de concentración o periodos sin recibir notificaciones, ¡puede ser un primer paso!
  • Deja el móvil en casa o en otra habitación para hacer actividades rápidas y cotidianas. Por ejemplo, cuando necesites ir al supermercado, a pasear a tu mascota o mientras estás cenando.
  • Si crees que te va a resultar muy complicado, pide ayuda a tus amigos o familiares. Ellos pueden recordarte el propósito o pueden servirte de contacto con otras personas en caso de que necesiten avisarte si hay una emergencia.

3. Estimula tu mente

Si hay algo que nos ayuda a despejar dudas, tomar decisiones o despreocuparnos sobre algo, es mantener la mente activa y estimulada. Es más, al cerebro le encanta que le estimulen, que le den actividad. De esta manera, le estamos ayudando a estar más sano y ver las cosas con más claridad y desde un punto de vista más equilibrado.

Mantener la mente ocupada con nuevos, y no tan nuevos, estímulos reduce el estrés, mejora procesos cognitivos como la atención, planificación o resolución de problemas, y nos satisface al lograr hacer todas esas actividades que nos gustan o nos llamaban la atención. Aquí te dejamos algunas sugerencias:

  • Viaja y visita nuevos lugares. Haz una lista de sitios que quieres visitar y ordénala según la ilusión que te hace y la viabilidad en función de tus recursos, ¡y comienza a moverte! Por supuesto, sin presión, siempre quedarán fines de semana y el próximo verano para completarla.
  • Aprende algo nuevo. Ahora que tienes más tiempo, ¿por qué no empezar a tocar un instrumento o a hacer esa receta que viste tan rica?
  • Lee. Esta actividad estimula la imaginación, la memoria y ayuda a desconectar. Pero, además, el ponerse en la piel de algunos personajes puede ayudarnos a entender cómo afrontar determinadas situaciones y comprender mejor nuestras emociones.
  • Queda con amigos y retoma contactos. Una de las cosas más terapéuticas y estimulantes es ver a esas personas con las que te ríes y te sientes en casa. No pierdas oportunidades para reunirte con ellos, así como para retomar viejas amistades. ¡Las relaciones sociales también son beneficiosas para la salud!
  • Haz crucigramas, sudokus u otros juegos de lógica. Esta tarea, además de acompañarte en tu escapada a la playa o montaña, mantendrá activa y ocupada tu mente.
Mujer leyendo un libro
Leer ayuda a desconectar y a empatizar con otros puntos de vista, lo que puede ayudarnos a sanar.

4. Hazte preguntas

Otra manera de aprovechar el verano para sanar es utilizando esos momentos de relajación o de tiempo con uno mismo para explorar esas dudas que en otros momentos preferimos no ver por imposición de la premura o la urgencia. La idea detrás de esto no es tener todas las respuestas que te inquietan, sino reflexionar y poner cierto orden también en tu interior.

Sanar a veces es cuestión de situar cada cosa en su lugar y con su importancia correspondiente, aceptar ciertos pensamientos o situaciones. Y, sobre todo, sanar es prepararse para el futuro, aprender de todo lo experimentado e integrarlo en nuestro interior.

Para ayudarte, puedes hacerte las siguientes preguntas: ¿estoy todo lo bien que me gustaría estar? ¿Qué quisiera cambiar? ¿Qué necesito para sentirme bien? ¿Qué me gustaría conseguir en la nueva etapa? ¿Cómo me quiero sentir? ¿Dónde voy a poner ciertos límites?

Todas estas recomendaciones ayudan a restituir cuidados sobre zonas de nosotros a las que no hemos atendido por falta de tiempo o energía.

Sin embargo, nos dejábamos para el final el más importante: no exigirse demasiado. Trata de disfrutar, reflexionar, de llenarte de buenos momentos y recuerdos. Procura dejar atrás (o en el fondo del mar) las preocupaciones y los sentimientos negativos, pero no olvides que hay tiempo.

Sanar y recuperarse es un proceso a veces más largo y costoso. Así, si te sientes mal por algo hasta el punto de que afecta tu día a día, no dudes en buscar ayuda profesional.


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  • Walsh, R. (1996). Meditación. Natura Medicatrix: Revista médica para el estudio y difusión de las medicinas alternativas, (43), 16-22.

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