¿Cómo conciliar la vida familiar y laboral?

La vida familiar y la laboral merecen atención. Lo importante es otorgarle a cada una su espacio, y buscar estrategias que nos ayuden a conciliarlas y nos proporcionen mayor calidad de vida.
¿Cómo conciliar la vida familiar y laboral?
María Alejandra Castro Arbeláez

Escrito y verificado por la psicóloga María Alejandra Castro Arbeláez.

Última actualización: 24 enero, 2024

Hay tantas cosas que hacer en un solo día que, a veces, descuidamos ciertos aspectos importantes. A menudo, equilibrar la rutina entre la familia y el trabajo no suele ser sencillo, sobre todo, si tenemos en cuenta la lista pendiente de exigencias con la que cargamos a cuestas. ¿Cómo conciliar la vida familiar con la laboral? 

Se trata de un asunto que parece complicado. A veces, las jornadas de trabajo se alargan más de lo que deberían, los períodos de vacaciones no son lo suficientemente extensos o, incluso, hay que recurrir a más de un trabajo para tener una adecuada solvencia económica.

El terreno laboral nos exige, la familia nos exige… nos encontramos sumergidos en esa tierra de nadie sin saber qué hacer para compaginar nuestra vida familiar con la laboral. Sin embargo, es posible llevarlo a cabo. A continuación te contamos cómo lograrlo.

Deja siempre suficiente tiempo en tu vida para hacer algo que te haga feliz, te deje satisfecho y te traiga alegría. Esto tiene más poder sobre nuestro bienestar que cualquier otro factor económico“.
-Paul Hawken-

Mujer estresada por no saber conciliar vida familiar y vida laboral

Conciliar la vida familiar y laboral en el presente

Según la Real Academia de la Lengua Española (RAE), conciliar significa ‘hacer compatibles entre sí’. En este caso, se tratará de compatibilizar el trabajo y la familia. Ahora bien, ¿cómo?

Para comenzar, es importante aprovechar el momento presente. Se trata de no quedarnos anclados en el pasado a la hora de plantearnos cosas, porque eso nos lleva a sentirnos agobiados al alimentar pensamientos negativos del tipo “¿Y si hubiera hecho… ?”, “¿por qué no hice… ?“, etc.

Y por supuesto, se trata también de no anclarnos a expectativas, es decir, de evitar pensar en todo lo que puede ocurrir más adelante. De lo contrario, podemos crear el escenario adecuado para que la ansiedad y la frustración salgan a escena. Lo mejor de todo es que, en realidad, no sabemos lo que va a pasar, por lo tanto, ¿para qué preocuparnos?

Vivir el momento presente es vivir el “aquí y el ahora”, es aprovechar lo que sucede en cada instante, segundo a segundo. Es disfrutar de nuestros hijos si estamos con ellos, de nuestra pareja o del paseo en familia, pero también de las obligaciones del trabajo en nuestro horario laboral.

Ahora bien, pensar en el trabajo mientras jugamos con nuestros hijos es pasado o futuro, pero no presente. Es robar tiempo a nuestra vida familiar por asuntos laborales que en ese momento difícilmente podremos resolver. Así, vivir el momento presente nos ayuda a compaginar la vida familiar con la laboral.

Aprender a delegar

A veces, nos creemos omnipotentes y cargamos de todo en nuestros hombros y espalda. Sin darnos cuenta, nos imponemos nuestra propia condena y con el paso del tiempo, nos sentimos agobiados porque no podemos con todo. El problema es que la frustración crece y en ocasiones explotamos a nivel emocional.

Esta situación podemos prevenirla. Para ello, debemos aprender a delegar, a otorgar labores a otros para hacernos la vida más sencilla. Ahora bien, no se trata de quitarnos todas las responsabilidades de encima, sino de no ponernos más de las que podemos asumir.

Al principio este proceso puede parecer complejo, pero una vez se comienza parece más sencillo. Algunas indicaciones que pueden resultar útiles son:

  • Ajustar las responsabilidades.
  • Pedir ayuda si lo creemos necesario.
  • Conocer al equipo de trabajo para saber qué responsabilidades otorgar a cada persona. Lo mismo con la familia.
  • Dar un voto de confianza a las personas a las que se les ha delegado responsabilidades.
  • Distribuir las tareas y actividades de forma realista.

Un aspecto importante es que para saber delegar hay que trabajar en uno mismo. Conocernos supone saber dónde están nuestros límites. 

Crear rutinas

Las rutinas pueden parecer aburridas de establecer, pero todas tienen algo de agradable: ¡nos ayudan a organizar nuestro tiempo! Gracias a ello, será más fácil conciliar la vida laboral y familiar.

Por otro lado, asignar prioridades también puede ser útil. Para ello, es recomendable preguntarse qué es necesario hacer y eliminar aquello que consuma mucha energía y que no nos haga felices, siempre y cuando, sea posible.

También, es importante plantearse horarios basados en la realidad. A veces, pecamos de poco realistas y creemos que vamos a ser capaces de hacerlo todo y nos ponemos metas inalcanzables. ¡Calma!

Madre besando a su hijo

Gestionar emociones

Gestionar nuestras emociones es vital para compatibilizar la vida familiar y laboral. No dejarnos llevar por nuestros impulsos e identificar cómo nos sentimos es clave para nuestras relaciones. Porque, a menudo, no es cómo nos sentimos lo que determina nuestra bienestar, sino qué hacemos con nuestras emociones, cómo respondemos a lo que nos sucede.

De hecho, James Gross, el director del laboratorio de psicofisiología de la Universidad de Standorf, afirma que gestionar nuestras emociones puede prevenir enfermedades como la depresión o el trastorno límite de personalidad.

“No es el estrés el que nos hace caer, es cómo respondemos a las situaciones de estrés”.
-Wayde Goodall-

Así, para gestionar las emociones las siguientes indicaciones pueden ayudarnos.

  • Liberar tensiones a través del ejercicio físico o alguna actividad artística.
  • Practicar la escucha activa.
  • Utilizar técnicas de respiración.
  • Buscar ayuda profesional. 
  • Reglar nuestras preocupaciones a un solo momento del día.
  • Reflexionar y preguntarnos sobre qué puede ocurrir si nuestro temor sucede y añadir una solución.

Como vemos, gestionar la esfera emocional puede ser un buen aliado contra el estrés, la frustración y el nerviosismo.

Otras formas de compaginar la vida familiar y laboral pueden ser cambiar de trabajo, mudarse cerca del lugar donde trabajamos para no perder tanto tiempo, investigar las leyes laborales para saber si tenemos derecho a otro tipo de jornadas o situaciones…

Los psicólogos chilenos Andrés Jiménez Figueroa y Emilio Moyano Días resaltan el equilibrio entre la vida familiar y la laboral como una medida para garantizar mayor calidad de vida. Ahora bien, cuando no está en nuestras manos, ¿qué podemos hacer? La respuesta es sencilla: buscar alternativas.

Consolidar la vida familiar no es imposible. Identificar prioridades, darse tiempo, conocerse, aprovechar cada instante, organizar el tiempo con rutinas y, sobre todo, cuidar a los demás y cuidarnos es fundamental.


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  • Jiménez Figueroa, A., & Moyano Díaz, E. (2008). Factores laborales de equilibrio entre trabajo y familia: medios para mejorar la calidad de vida. Universum (talca), 23, (1), 116-133.

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