Cómo dejar de sentir que estás a prueba en tus relaciones

Si sientes que estás a prueba en tus relaciones, que el amor no es seguro y debes ganártelo, sigue leyendo. Exploramos por qué sucede esto y cómo evitar esta desagradable sensación.
Cómo dejar de sentir que estás a prueba en tus relaciones
Elena Sanz

Escrito y verificado por la psicóloga Elena Sanz.

Última actualización: 28 septiembre, 2022

Nuestras relaciones deberían ser espacios seguros en los que podamos descansar y mostrarnos auténticos. Aquellos en los que no sea necesario esforzarse ni portar máscaras. Sin embargo, muchas personas experimentan vínculos que les mantienen en un constante estado de alerta, en los que se sienten como en un trabajo y en los que nunca pueden relajarse. Si esto te resulta familiar, te contamos cómo dejar de sentir que estás a prueba en tus relaciones.

Por supuesto, el objetivo no es convertirse en una persona egocéntrica y descuidar a los otros. No se trata de ignorar o pasar por encima de sus emociones y necesidades, sino de lograr un equilibrio que nos permita estar en paz. Si continuamente sientes que tienes que fingir, adaptarte o ceder para que tus vínculos funcionen, es hora de abordar esta perspectiva.

Señales de que te sientes a prueba en tus relaciones

Es posible que te sientas a prueba en tus relaciones, pero que nunca lo hayas identificado como tal. Por esto, en primer lugar, te mostramos algunas señales de que esto puede estar sucediendo:

  • Eres muy hábil leyendo los gestos y las emociones de los demás y consideras que esto es muy importante.
  • Normalmente, no te permites tener reacciones naturales, sino que actúas según lo que es correcto y esperable para cada situación. De algún modo, sientes que al relacionarte tienes que “interpretar un papel”.
  • Evitas el conflicto a toda costa. Y, para ello, tiendes a ceder a todas las peticiones de los demás o a no mostrar abiertamente tu opinión.
  • Te esfuerzas por resultar interesante, divertido, agradable o útil en todas tus interacciones. Internamente, sientes que con “ser” no es suficiente y debes “hacer y hacer” para que los otros vean tu valor y puedan apreciarte.
  • Temes al abandono y al rechazo. Eres muy sensible a las críticas y te preocupa que los demás se vayan de tu lado. Por ello, no te permites cometer errores.
Amigas hablando en la calle
Pensar que el amor es condicional, que hay que ganárselo, hace vivir las relaciones desde la hipervigilancia y el control por miedo a errar y en definitiva a perder a los demás.

¿Por qué ocurre?

Aunque puede que la sensación de estar a prueba la hayas experimentado toda tu vida, no es lo natural. Esta hipervigilancia y este esfuerzo excesivo no son los estados naturales que deberías experimentar en tus vínculos. Si te sientes de esta forma, probablemente sea porque aprendiste que el amor es condicional.

Esto es muy común que ocurra si tuviste padres narcisistas o si desarrollaste un estilo de apego inseguro. En tu primera infancia, la atención, el afecto y la seguridad no estaban siempre disponibles. Todo era impredecible y esto te llevó a desarrollar una serie de mecanismos que en su momento pudieron ser útiles, pero ya no lo son más.

Aprender a leer las emociones de tus cuidadores para no importunarlos, adaptarte a lo que esperaban de ti para complacerlos, reprimir tus propias emociones y necesidades… Estas son tendencias que probablemente sigues repitiendo. Al no estar nada seguro, sentiste que estabas constantemente a prueba y que el amor debías ganártelo en cada momento.

Niña agarrando un oso de peluche
El miedo al abandono o al rechazo pueden estar detrás del sentimiento de estar a prueba en las relaciones.

Claves para dejar de sentir que estás a prueba

Si te sientes identificado con lo anterior, es probable que establezcas relaciones dañinas, injustas y poco equitativas, o que sientas que nunca eres suficiente. El miedo al abandono puede llevarte a tolerar situaciones intolerables; por ello, es momento de realizar algunos cambios. Si quieres dejar de sentir que estás a prueba en tus relaciones, comienza por aquí:

  • Acepta la posibilidad del rechazo y del abandono. Estos son parte natural de las relaciones humanas, a todos pueden sucedernos y todos somos capaces de trascenderlos. Si buscas evitarlos a toda costa, solo te harás daño tratando de complacer a otros. Entiende que, posiblemente, habrá personas a quienes no les gustes y que es posible que tus vínculos terminen en algún momento. Al asumir esta realidad y superar este temor, habrás alcanzado libertad.
  • Está bien si el otro se enfada. Incluso las personas que más te aman pueden estar en desacuerdo o entrar en conflicto contigo en ciertos momentos. Y esto no implica que vayan a dejar de quererte. Pierde el miedo a expresarte y a poner límites, ya que esto es necesario y saludable.
  • Trabaja en tu autoestima. Cuando no tenemos un amor propio sólido, tendemos a idealizar a los demás, a considerar que su compañía es un privilegio que no merecemos y debemos ganarnos. Al poner el foco en ti, al reconocer tu valor, tus virtudes y todo cuanto puedes aportar, podrás establecer relaciones más equilibradas.
  • Sé auténtico. Deja de pensar en lo que se espera de ti y conecta con lo que realmente piensas, sientes y necesitas. Son tus sensaciones internas las que deben guiarte. No le debes a nadie interpretar un papel.

En suma, se trata de reestructurar esa idea de que debes ganarte el amor de los otros y entender que quien te quiera en su vida lo hará por quien eres. Esto no será sencillo ni rápido, pero si comienzas a cambiar el modo en que te vinculas, si te priorizas, te valoras y pones límites, por coherencia con tus actos, ese pensamiento se transformará.


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  • Medina, C. J., Rivera, L. Y., & Aguasvivas, J. A. (2016). El apego adulto y la calidad percibida de las relaciones de pareja: Evidencias a partir de una población adulta joven. Salud & Sociedad7(3), 306-318.

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