Cuando la vida laboral no es compatible con la salud
En el momento en que uno es que consciente de que su vida laboral no es compatible con la salud, todo cambia. Decía con acierto George Bernard Shaw que bendito es aquel que dedica su tiempo a una profesión acorde a su vocación; sin embargo, y como bien sabemos, uno puede tener un trabajo que ama y experimentar, por el contrario, un elevado malestar debido a las condiciones adversas en las que lleva a cabo su labor.
Médicos, profesores, trabajadores sociales, mecánicos, arquitectos, auxiliares de geriatría, funcionarios, autónomos, operarios, cajeros de supermercados… Ninguna categoría profesional queda exenta de factores tan conocidos como el estrés, la ansiedad o el mobbing. En todos los trabajos puede existir un clima poco propicio, así como esa vulneración continuada de los derechos laborales; la misma que cualquiera de nosotros hemos vivido alguna vez en piel propia.
Ante estas situaciones cabe destacar un aspecto: no solo aparecen enfermedades. También se eleva, por ejemplo, el riesgo de sufrir accidentes in itinere (cuando nos desplazamos hacia el trabajo o volvemos de él). A su vez, es necesario recordar que los problemas en el trabajo tienen su impacto en el entorno familiar y social, y que la persona llega incluso a cuestionarse aspectos tan profundos como su competencia profesional, su identidad, su potencial, su autoestima, etc.
El trabajo nos puede ‘quemar’, lo sabemos. Saber detectarlo y actuar a tiempo no solo puede evitar que caigamos en estados de ansiedad, de estrés o de depresión severa. También puede salvarnos la vida. Veamos más datos a continuación.
“El bienestar y la salud son un deber, de otra manera no podríamos mantener nuestra mente fuerte y clara”.
-Buda-
Cuando la vida laboral no es compatible con la salud
Hace unos años, un empleado de banca de Almería (España) tuvo un problema con un cliente de la sucursal. Este último quería hacer una gestión que no estaba permitida y al ver la negativa del empleado, empezó a insultarle y a gritar. Al poco, el empleado de banca intentó proponerle otra forma de solucionar su problema, pero la persona persistía en su actitud ofensiva y altamente agresiva.
El empleado, alterado por aquella situación, se la comunicó a su directora. Esta le dijo que fuera a calmarse a una habitación. Sin embargo, aquel joven, optó por algo muy diferente: subirse a la azotea del edificio y saltar al vacío. Aquel suicidio fue para la sucursal el resultado de un momento puntual de estrés. Ahora bien, el Tribunal Superior de Justicia no opinó lo mismo; de hecho, lo consideró ‘accidente laboral’.
Quedó demostrado que aquel empleado de banca estaba sometido a una larga situación de estrés originada por las condiciones de la sucursal y la política que llevaba a cabo. Esta historia, por llamativa que nos parezca, se repite multitud de veces en todo el mundo y en las más diversas categorías laborales.
Esto es lo que le ocurre a tu cuerpo y a tu mente ante unas condiciones laborales poco óptimas
A veces, ocurre, la vida laboral no es compatible con la salud y, cuando pasa esto estamos obligados a reaccionar. Sin embargo, cabe señalar que no siempre somos conscientes de ello hasta que es tarde, hasta que aparece ese aviso en nuestra mente y en nuestro cuerpo: la ansiedad que nos desborda, los problemas en casa… Por tanto, es importante que sepamos advertir las señales:
- El insomnio.
- Los dolores de cabeza constantes.
- Dolores musculoesqueléticos.
- Padecer enfermedades menores con más frecuencia, como resfriados, gripes, alteraciones en nuestra tensión arterial…
- Baja motivación; dejamos incluso de disfrutar de aquellas cosas que antes nos gustaban.
- Cambios en nuestra alimentación: o bien podemos sentir un hambre excesiva o presentar inapetencia.
- Apatía y cansancio constante.
- Problemas digestivos e intestinales: malas digestiones, estreñimiento, hinchazón, náuseas, nervios en el estómago…
¿Qué puedo hacer cuando no me siento bien con mi trabajo?
Una persona puede tener el trabajo que siempre ha soñado, y de pronto descubrir que no puede sobrevivir en él. Aspectos, como una mala retribución, la violación de los derechos laborales, el exceso de tareas y responsabilidades, así como factores como el mobbing, pueden minar por completo nuestra vocación y rendimiento en ese puesto.
Por otro lado, hay otro aspecto interesante. Un estudio llevado a cabo en la Universidad de Albany por parte del doctor Michael T. Ford nos señala que lo que más merma nuestra salud psicológica es la sensación de injusticia. La indignación por no ser respetados, valorados o incluso tratados con dignidad, es lo que más destruye la autoestima e incluso la salud. ¿Qué podemos hacer cuando la vida laboral no es compatible con la salud?
- El primer paso es luchar por nuestros derechos. Pedir ayuda, hablar con estamentos superiores y solicitar apoyo legal debería ser la primera estrategia.
- Al mismo tiempo que solicitamos apoyo para evidenciar esa serie de injusticias, es necesario que no descuidemos la salud mental y psicológica. Acudir a nuestros médicos y profesionales especializados es siempre esencial.
- También es prioritario que nos sintamos respaldados por nuestro entorno más cercano: familia, amigos…
- Hay otro aspecto que no podemos dejar de lado: el trabajo no debe ser la única actividad que ocupe nuestra vida. El tiempo de descanso y de ocio es vital para contrarrestar la dura carga laboral.
Por último, y no menos importante, cabe señalar un punto más: la salud siempre será lo primero. Si las condiciones de ese trabajo no van a cambiar, si no se tienen en cuenta nuestros derechos es recomendable buscar otro empleo. Llegar a situaciones límite tiene consecuencias a menudo imprevistas y, en muchos casos, desastrosas.
A veces, hay que saber parar para avanzar, en ocasiones, hay que cerrar determinadas puertas para abrir otras mejores. Pensemos en ello.
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- Robbins, J. M., Ford, M. T., & Tetrick, L. E. (2012). Perceived unfairness and employee health: A meta-analytic integration. Journal of Applied Psychology, 97(2), 235-272. http://dx.doi.org/10.1037/a0025408