Desaparición forzada ¿de qué trata?
Hay fenómenos tan dolorosos que difícilmente encajan en un nombre. Algunos dan lugar a situaciones que nos cuesta asumir, en parte porque no somos capaces de elaborarlas. Hoy hablamos de la desaparición forzada, una de esas violaciones a los derechos humanos que tanto daño causa.
Imagina que se desaparece la persona que más quieres, ¿cómo te sentirías? Indudablemente te sería difícil desenvolverte en diversas áreas. Y, ¿si pasa mucho tiempo y aún no sabes nada de ella?
Acompáñanos en este recorrido por la desaparición forzada, te mostraremos de qué se trata, valiosas estrategias de afrontamiento que están surgiendo para ayudar asumir aquel dolor que no cesa y sobre quiénes están trabajando para paliar y evitar las consecuencias del fenómeno.
“El crepúsculo de la desaparición lo baña todo con la magia de la nostalgia”.
-Milan Kundera-
Desaparición forzada ¿de qué se trata?
La desaparición forzada es un concepto que proviene del ámbito legal. Hace referencia a las personas que dejan de estar de forma involuntaria. Además, quien la ejerce está violando diversos derechos humanos.
La persona desaparece por completo de los entornos en los que solía estar a causa de diversos agentes, que suelen estar asociados al estado o contar con su consentimiento, al narcotráfico o a grupos o personas con algún interés político y económico.
La mayoría de las veces no se llega a conocer qué sucedió realmente con las personas desaparecidas. Por esta razón, se manifiesta tanta angustia.
Es raro que estas personas aparezcan, pero si lo hacen suelen contar con heridas psicológicas y físicas graves. Además, cuando son capturadas y se encuentran en un proceso de tortura, suelen ser conscientes de que sus seres queridos desconocen su paradero y que será difícil que alguien pueda socorrerlos.
Ahora bien, la angustia no solo existe en la persona que desaparece, sus seres queridos también tiene que hacerle frente. De hecho, entran en una profunda incertidumbre al no tener ningún rastro de la persona que desapareció. Según las Naciones Unidas, una desaparición forzada cumple tres criterios:
- Privación de la libertad contra la voluntad de la persona.
- Participación de agentes gubernamentales, al menos de forma indirecta.
- La negativa a revelar el paradero de la persona.
Organizaciones y mecanismos que buscan que se acabe el fenómeno
Existen diversos grupos y mecanismos que luchan contra de la desaparición forzada. Veamos algunos:
- Convención internacional contras las desapariciones. Su objetivo es evitar el fenómeno, indagar por la verdad, y dar apoyo a las familias, velando porque obtengan justicia y reparación.
- Grupo de trabajo sobre desapariciones forzadas o involuntarias. Fue encomendado para seguir a los Estados en su progreso de cumplimiento de las obligaciones. Además, es el procedimiento especial más antiguo de la comisión de derechos humanos.
- Comité en contra de las desapariciones forzadas. Se estableció tras la convención internacional del 2010, para la protección contra las desapariciones forzadas. Coexiste con el grupo de trabajo estableciendo actividades para prevenir y erradicar este fenómeno.
- Comisión interamericana de derechos humanos. Se comprometieron los estados miembros de la organización de los estados americanos a: no tolerar la desaparición forzada, sancionar a los autores de esta y cooperar entre sí para prevenir, sancionar y erradicar este fenómeno.
Además, existen diversos grupos propios de cada país, especialmente a través del apoyo de líderes comunitarios y organizaciones que se dedican a ayudar a las víctimas. Aun así, continúa siendo un suceso alarmante que sigue reproduciéndose.
¿Cómo afrontar la desaparición forzada?
Antes de hablar de estrategias de afrontamiento, haremos hincapié en lo que puede causar la desaparición forzada. Profundicemos:
- Terror. A través de la sensación de inseguridad y miedo que llega a limitar a los familiares y personas cercanas a las personas desaparecidas.
- Impacto. En las personas cercanas, en las comunidades y en la sociedad.
- Violación de los derechos. Como el de seguridad, dignidad, a no sufrir tortura, ni otras penas crueles; contar con condiciones de detención humanas; el derecho de vida familiar; a la vida; a un juicio justo, entre otros.
- Dolor que no tiene nombre. Es difícil que las víctimas pongan en palabras lo que sienten. Tras el trauma queda una huella que hace que revivan una y otra vez un dolor intenso.
Construir un relato de una desaparición, una narración con la que la persona pueda convivir, no es tarea sencilla. Sin embargo, se puede trabajar en ello. Así, este trabajo y la mayoría de estrategias que se han desarrollado se apoyan en la resiliencia.
Para llegar a ello hay diversos caminos; afortunadamente la resiliencia se puede aprender. Por ejemplo, a través de la psicoterapia o por medio de actividades comunitarias que propicien que las víctimas se sientan respaldadas para construir un relato propio que puedan integrar en su historia personal.
El objetivo es que la experiencia se convierta en un anclaje, en un punto de fortaleza más que en una piedra que hunda a la persona, más y más, en el océano de las emociones de valencia negativa (tristeza, miedo, ira, etc.).
Además, las víctimas podrían seguir el camino del arte, se trata de ir elaborando la angustia a través del proceso creativo, para poder ponerle nombre a ese dolor que no sabemos procesar. Ponerle nombre, significa poner en palabras toda esa maraña de emociones, percepciones y pensamientos. Esto nos ayudará a gestionar lo que estamos viviendo.
Por otro lado, hay diversas investigaciones que han dado a conocer métodos valiosos en los que se está trabajando para poder gestionar las angustias que causa la desaparición forzada.
Por ejemplo, Gabriel Gatti (Universidad del País Vasco) nos presenta en su artículo “El lenguaje de las víctimas: silencios (ruidosos) y parodias (serias) para hablar (sin hacerlo) de la desaparición forzada de personas” diferentes propuestas, nacidas sobre todo del análisis de las desapariciones en Argentina y Uruguay. Se trata de apostar por hablar de la imposibilidad de hablar a lo que llama silencios ruidosos, y a forzar el lenguaje hasta sus límites, a lo que denomina parodias serias.
Otro ejemplo, fue el llevado a cabo por la Colección Cunningham Dax, en colaboración con el Centro judío del holocausto de Melbourne. Hicieron una exposición con las obras de los supervivientes al holocausto junto a las familias de las víctimas, con el fin de promover la transformación del trauma a través del arte.
Esperamos se sigan creando iniciativas tanto para afrontar el trauma como para prevenirlo en relación con la desaparición forzada. Que la protesta social no desaparezca, que de nuestras casas solo decidamos irnos por voluntad, que no tengamos que levantarnos sin saber, en contra de su voluntad, dónde están las personas que queremos.
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- Ambos, K. Böhm., M.L., Malarino, E., Aflen Da Silva, P. R. Guzmán, J.L., Galaín Palermo, P., Meieni, I., López Díaz, & C. L. Desaparición forzada de personas. Análisis comparado e internacional. Bogotá: Termis.
- Gatti, G. (2011). El lenguaje de las víctimas: silencios (ruidosos) y parodias (serias) para hablar (sin hacerlo) de la desaparición forzada de personas. Revista humanística, 72(72).
- Koh, E., & Halasz, G. (2011). Back of hause/under the hause: some psychoanalytic aspects of the acquisition and exhibition of art by survivors of the holocaust. In Journal of Applied Psychoanalytic Studies, 8 (1), 74-88.
- Naciones Unidas. Derechos Humanos. Oficina de alto comisionado. Grupo de trabajo sobre desapariciones forzadas o involuntarias. Recuperado de: https://www.ohchr.org/SP/Issues/Disappearances/Pages/DisappearancesIndex.aspx