Deshabituación tabáquica: ¿en qué consiste?

Debido al gran potencial adictivo del tabaco, dejar de fumar no resulta una tarea sencilla. La buena noticia es que existen diversos métodos farmacológicos y psicológicos que pueden ayudar a lograrlo y en este artículo hablamos de ellos.
Deshabituación tabáquica: ¿en qué consiste?
Elena Sanz

Escrito y verificado por la psicóloga Elena Sanz.

Última actualización: 31 enero, 2022

Una buena parte de las personas fumadoras desean abandonar el hábito. Sin embargo, son muchas también las que no se sienten preparadas para afrontar el reto y solo un pequeño porcentaje de ellas lo logra sin ayuda. Por ello es importante conocer los distintos programas y métodos de deshabituación tabáquica disponibles en este momento.

A pesar de que las cifras de fumadores han experimentado un ligero descenso en los últimos años, las datos aún son alarmantes. Especialmente teniendo en cuenta los graves daños que el tabaquismo causa en la salud y su gran potencial adictivo.

Más del 70% de los fumadores manifiestan deseos e intenciones de dejar definitivamente de fumar. No obstante, son pocas las personas que logran su objetivo por su cuenta. Así, en el marco de la ayuda profesional, la deshabituación tabáquica busca facilitar a los fumadores un abandono exitoso del tabaco mediante diferentes procedimientos.

La deshabituación tabáquica se ha abordado durante años desde distintos ángulos, dando lugar a una serie de opciones disponibles tanto farmacológicas como psicológicas. En al actualidad, la pauta con mayor índice de éxito es una combinación de ambos tratamientos.

Imagen de un cerebro con cigarro humeando

Deshabituación tabáquica farmacológica

Terapia sustitutiva con nicotina (TSN)

Esta opción consiste en administrar nicotina a la persona por una vía diferente a la del consumo de cigarrillos. Aquí encontramos conocidos productos, como los chicles, los parches o los comprimidos para chupar.

La particularidad se encuentra en que la  nicotina suministrada debe encontrarse en una cantidad específica. Ha de ser una dosis suficiente como para disminuir los síntomas del síndrome de abstinencia, pero insuficiente como para crear dependencia.

Bupropión

El bupropión, a diferencia del caso anterior, carece de nicotina. Su acción se centra en aumentar los niveles disponibles de dopamina y serotonina en el cerebro. De esta forma se activa el circuito cerebral de recompensa de un modo similar a cómo lo hace el tabaco.

Deshabituación tabáquica psicológica

Técnicas aversivas

Los primeros procedimientos que se utilizaron desde la psicología para lograr la deshabituación tabáquica fueron las llamadas técnicas aversivas. Su objetivo de las mismas era lograr que la persona dejase de percibir el tabaco como un estímulo agradable y lo viese de forma negativa.

Entre ellas se encuentran fumar rápido“, “saciación” o “retener el humo”. La primera, por ejemplo, consiste en que la persona debe fumar cigarrillos sin parar, inhalando el humo cada seis segundos, durante aproximadamente 20 minutos seguidos. Estas técnicas, a pesar de ser eficaces, tienen evidentes efectos secundarios adversos y riesgos para la salud; la consecuencia es que han caído en desuso.

Técnicas conductuales y cognitivas

Estas terapias que combinan diversas técnicas cognitivo-conductuales tienen la ventaja respecto a las anteriores de ser inocuas para la salud de la persona. Además cuentan con un mayor éxito a largo plazo. Algunas de las técnicas utilizadas son las siguientes:

  • Reducción progresiva: consiste en disminuir de forma gradual el nivel de nicotina que obtiene la persona. Bien sea reduciendo el número de cigarrillos diarios o variando de marca de tabaco a otras con menor proporción.
  • Control de estímulos: muchas de las técnicas conductuales se centran en que los fumadores tienden a asociar el hábito de fumar a determinados lugares o momentos del día. Entonces, se van restringiendo paulatinamente situaciones en las que no se le permite fumar. De esta forma la deshabituación es progresiva.
  • Solución de problemas: el objetivo principal de esta técnica es aumentar la autoeficacia del fumador. Hacerle consciente de su capacidad y de los recursos personales de que dispone para abandonar el tabaquismo y para afrontar las dificultades.
Psicóloga con su paciente

Programas de deshabituación tabáquica

La intervención puede llevarse a cabo tanto de forma individual como grupal, pero el componente social del grupo puede suponer una importante fuente de motivación. Los programas grupales de deshabituación tabáquica suelen combinan terapia farmacológica y psicológica. Sin embargo, en caso de que la persona presente contraindicaciones para los fármacos o simplemente no desee tomarlos, es posible prescindir de ellos.

Estos programas suelen ocupar de cuatro a ocho sesiones, de entre 10 y 30 minutos de duración y con periodicidad semanal. En caso de que el tratamiento sea exclusivamente psicológico requerirá más sesiones.

Se encuentra dividido en tres fases: preparación, abandono y mantenimiento. De este modo, no solo se aborda el abandono del tabaco sino también la imprescindible motivación previa. Y, sobre todo, se ofrecen pautas a los participantes para detectar y afrontar posibles recaídas en el futuro.


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