Disfagia nerviosa: ¿qué es y cómo se trata?

La disfagia nerviosa crea un miedo intenso e irracional a tragar y atragantarse. Descubre qué sienten quienes la padecen y qué se puede hacer al respecto.
Disfagia nerviosa: ¿qué es y cómo se trata?
Elena Sanz

Escrito y verificado por la psicóloga Elena Sanz.

Última actualización: 25 febrero, 2023

Para la mayoría de las personas, comer es uno de los grandes placeres de la vida. No solo disfrutamos de los alimentos, sino que además gran parte de nuestras interacciones y reuniones sociales giran en torno a la comida y a la bebida. No obstante, para algunas personas estos momentos suponen un verdadero suplicio y generan altos niveles de ansiedad, ya que padecen un miedo intenso a atragantarse. Es lo que conocemos como disfagia nerviosa.

También llamada fagofobia, esta condición puede afectar a personas de todas las edades y supone una importante interferencia en su vida diaria.

Imagina no poder tomar ciertos alimentos sólidos, sentir un gran nerviosismo a la hora de beber agua o no poder ni siquiera tragar tu propia saliva. Como imaginas, tal situación provoca un elevado malestar y requiere de la intervención profesional para recuperar la calidad de vida.

Hombre con disfagia nerviosa
La disfagia nerviosa se trata con terapia psicológica.

¿Qué es la disfagia nerviosa?

Se denomina disfagia a la dificultad o imposibilidad de tragar alimentos sólidos y líquidos. En estos casos, la deglución se vuelve muy complicada, puede darse aspiración de alimentos hacia la tráquea y aparecer tos, sensación de ahogo o vómitos.

La disfagia es una condición médica que suele tener un origen orgánico; es decir, que se relaciona con lesiones físicas, enfermedades o trastornos neurológicos. Sin embargo, en algunos casos estas dificultades tienen un origen psicológico.

La disfagia nerviosa es en realidad una fobia, entendida como un miedo intenso, persistente y aparentemente irracional a tragar. La persona que lo padece teme atragantarse o ahogarse e incluso siente cómo su garganta se estrecha. Esta no es solo una percepción subjetiva, sino que puede ser que, por efecto de la propia ansiedad, los músculos de la zona se tensionen y se experimenta además una sensación de sequedad de garganta.

Todo esto genera también un miedo anticipatorio, que conlleva una preocupación respecto a la hora de la comida y, en muchos casos, un rechazo a ingerir alimentos o líquidos.

¿Cuáles son sus causas?

La disfagia nerviosa es un trastorno relativamente poco frecuente y que, se estima, afecta aproximadamente a una de cada 500 personas. Es más común en la infancia y puede presentarse también en adultos con dificultades reales en el control de la deglución. Ahora bien, si no hay ninguna causa física que pueda dar cuenta de este miedo tan intenso, ¿a qué se debe su aparición?

En la mayoría de los casos está relacionado con un episodio previo en que la persona se atragantó, sufrió aspiración de los alimentos, vomitó o tuvo algún tipo de experiencia traumática relacionada con la deglución. También puede producirse por presenciar a otra persona tenerlo o por escuchar respecto a un episodio de esta índole.

De este modo, se asocia el momento de comer, los alimentos o los líquidos con una sensación de estrés, tensión y miedo. Y se genera un temor y una gran ansiedad ante la posibilidad de que vuelva a ocurrir.

En el caso de los niños, el temor exagerado de los padres ante la posibilidad de que se atragante, y la consecuente sobreprotección, también pueden estar relacionados. No obstante, en algunos casos no se identifica ningún episodio previo o disparador claro.

Las consecuencias de la disfagia nerviosa

Padecer fagofobia tiene consecuencias a diversos niveles, tanto físico como psicológico y social. Estas dependerán de la severidad del miedo, pero en general se encuentran las siguientes:

  • Debido al rechazo que se genera a comer o a beber, la persona puede sufrir desnutrición y deshidratación en diferentes grados.
  • Puede darse también una importante pérdida de peso.
  • La ansiedad puede producir síntomas físicos y fisiológicos como sequedad de boca y garganta, tensión muscular, sudoración o taquicardias. Y estos síntomas pueden presentarse anticipadamente.
  • Hay preocupaciones y miedos importantes al respecto, que causan ansiedad y malestar y merman la autoestima de la persona.
  • El plano social y relacional también se ve afectado, pues quien sufre disfagia nerviosa puede evitar comer en presencia de otros o hacerlo solo con personas de gran confianza.
Niños con problemas de comida
El disparador más común de la disfagia en niños es un episodio de atragantamiento.

Tratamiento e intervención

En conclusión, la vida de la persona se ve afectada desde diferentes prismas y su bienestar se ve mermado por la disfagia. Afortunadamente, la colaboración de diversos profesionales (médicos, logopedas, psicólogos…) puede ayudar a la recuperación.

Generalmente, las intervenciones irán encaminadas a proponer ejercicios vocales o estiramientos para el control muscular, e incluso puede recomendarse una dieta adaptada, en instancias tempranas, que ayude a la persona a avanzar progresivamente.

Desde la psicología se busca trabajar con los pensamientos irracionales al respecto, ofrecer técnicas de relajación apropiadas y utilizar estrategias para el control de la atención que permitan desviar el foco del acto de deglución, reduciendo así la ansiedad.

Además, en el caso de los niños es crucial la colaboración de los padres, quienes habrán de procurar mantener la calma y no recalcar en exceso el problema del niño, para no agravar esa asociación entre la hora de comer y el malestar psicológico.

En cualquier caso, es fundamental buscar apoyo profesional para superar la disfagia nerviosa, contando con la mejor orientación y acompañamiento.

 


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  • Shan, A., Escribano, E., Goretti, M., Camarneiro, R., Villaseñor, A., & Jiménez, R. (2020). Fagofobia en la infancia y adolescencia: serie de casos en un hospital pediátrico de tercer nivel. En I Congreso Digital Asociación Española de Pediatría.

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