El alcoholismo de un padre desde la mirada de un hijo

Steinglass (1989) entendía que una de las grandes paradojas del alcoholismo es que su impacto psicológico y conductual puede llegar a ser mucho mayor en miembros de la familia del bebedor que en el propio adicto.
El alcoholismo de un padre desde la mirada de un hijo
Loreto Martín Moya

Escrito y verificado por la psicóloga Loreto Martín Moya.

Última actualización: 06 abril, 2022

El alcoholismo de un padre o madre no solo afecta de manera drástica a la salud física y mental del progenitor. Este trastorno también tiene un impacto devastador en el funcionamiento familiar y especialmente sobre los más vulnerables, los hijos que son víctimas de las adicciones de sus padres.

Su funcionamiento psicológico y emocional puede verse alterado, dejando una huella afilada y punzante que siga causando heridas durante décadas.

Autores, como Cermark (en Campillo, 2003), encontraron un parecido razonable entre dos situaciones dramáticas: crecer con un padre alcohólico y padecer un trastorno de estrés postraumático con síntomas crónicos de ansiedad aguda, pesadillas y turbaciones del sueño. En este contexto, llegaron a comparar estos síntomas con aquellos sufridos por veteranos de guerra.

Niño triste

Un sistema familiar deteriorado

La familia es el primer escenario de socialización de cualquier niño que ha tenido la suerte de nacer en una. Este inicia su desarrollo acompañado de figuras de referencia; por norma y en esencia, estas serán sus padres.

A través del aprendizaje vicario y un apego consistente, los niños adquieren habilidades y herramientas para enfrentarse al mundo que les rodea.

El alcoholismo de un padre o madre se expresa sobre todo en el ámbito familiar, en la casa, en aquel lugar que lo esconde de cualquier mirada furtiva. Kaufman (1986; en Campillo, 2003) describió a la “familia alcohólica”, entendiendo que el alcohol suponía un “estresor mayúsculo” en la vida de cada uno de los miembros de la unidad.

El alcohol y las conductas expresadas por la persona adicta obligaban a los miembros de la familia, tanto pequeños como mayores, a responder a necesidades de un medio para el cual no tienen por qué tener respuesta.

Es una situación que exige respuestas adaptativas que no todas las personas tienen por qué saber emitir. Esto suele implicar una rotura de la estructura familiar y una alteración brutal del núcleo relacional. Por ello, el alcohol pasa a ser el principal condicionante de las dinámicas familiares.

Las emociones del hijo ante el alcoholismo de su padre

El alcoholismo de un padre o madre tiene diferentes impactos en función de la edad en la que se desarrolla la patología. En el caso de los niños, esta adicción puede tener consecuencias graves en tanto que el menor sigue desarrollándose y no comprende la problemática ni sus emociones como lo haría un adolescente o adulto.

El impacto psicológico del alcohol en la familia ha sido estudiado por numerosos investigadores. De hecho, Rodríguez, Padilla, Caballero y Rodríguez (2002) encuentran, junto con otros autores, que los hijos de padres alcohólicostienen un riesgo alto de sufrir de problemas emocionales y conductuales; no solo durante la niñez, sino también en su vida adulta.

La ansiedad y culpabilidad del niño ante el alcoholismo de su padre

Otros investigadores, como Maldonado (2008), resumen las emociones que un niño puede sentir a raíz del alcoholismo de su padre:

  • Culpabilidad: el niño asume que él es la causa de que su padre o madre beba.
  • Ansiedad: el niño padece una preocupación constante por lo que ocurre en su casa, y en tanto que la conducta del alcohólico es abusiva y tiende a ir a más, esta preocupación no se marcha. La ansiedad proviene del miedo del niño a que su padre o madre enferme; sufra consecuencias devastadoras por sus hábitos perniciosos; o de los conflictos que pueden emanar del abuso de la bebida en el domicilio familiar.
  • Vergüenza: el alcoholismo del padre o madre es visto como un secreto familiar del que nadie habla; por ello, el niño no puede invitar a sus amigos a casa, y tampoco puede pedir ayuda.
  • Confusión: el comportamiento de su padre o madre para con él es totalmente errático, a veces amable, a veces irritado. Tampoco existen rutinas, sobre todo si en el domicilio familiar solo hay un progenitor y este sufre la adicción. El niño vive en el descontrol absoluto.
  • Ira: la ira del niño puede ir hacia el progenitor alcohólico —por sus conductas— y hacia el progenitor no alcohólico —por no “saber” gestionar la situación y protegerlo”—.
  • Depresión: el niño asume que no tiene ningún tipo de control sobre la situación y que está solo.

El adolescente con un progenitor alcohólico

El impacto del alcoholismo en un progenitor ha sido también estudiado en adolescentes. Como los niños, presentan emociones desadaptativas.

En un estudio realizado por Cork (1969, en Priest, 1985), se observó como la mayor parte de los adolescentes no tenían una relación cercana con su padre o madre alcohólico; algunos expresaban vergüenza; otros una pena que los llevaba a permanecer leales a ellos; en ningún caso era una relación bien establecida.

No solo eso, sino que muchos de ellos mantenían también una relación ambivalente con el progenitor no bebedor. Estos últimos suelen tratar a sus hijos adolescentes como confidentes y apoyo, cuando muchos de ellos no están ni siquiera preparados para asumir esa responsabilidad.

La culpa sigue expresándose cuando los niños crecen; ahora estos sienten, en palabras de Priest (1985), “una tremenda cantidad de culpabilidad”. Además, los adolescentes y los niños se ven muchas veces como extensiones o productos de sus padres, influyendo así el alcoholismo sobre su autoconcepto.

Nada es suficiente para que el padre alcohólico abandone su conducta errática, haciendo sentir al adolescente siempre inadecuado e insuficiente.

La tristeza del adolescente

Aunque la ira, la preocupación y el miedo son emociones muy estudiadas en los hijos de padres alcohólicos, no hay que olvidar la profunda tristeza que estos sienten. En algún momento se dan cuenta de que “han perdido un padre”, y por ello, atraviesan etapas de duelo; desde la negación hasta la depresión para finalmente aceptarlo.

La pérdida del padre es identificada por el hijo como una pérdida de funcionamiento. El padre alcohólico es más dependiente, menos funcional y su salud está comprometida.

La diferencia entre la pérdida de un padre por defunción y por alcohol es que el adolescente tiene que seguir conviviendo con la imagen de lo que una vez fue su padre o madre, ahora totalmente destrozado. Los primeros pueden continuar con su vida, mientras que el alcoholismo de un padre provoca que ese problema no pueda resolverse.

Chica adolescente preocupada por su padre alcohólico

Los niños que se convierten en adultos cuando no les toca

Por último, cabe mencionar que el alcoholismo de un padre se lleva la infancia de su hijo porque este le obliga a asumir responsabilidades que no son suyas. La American Academy of Child and Adolescent Psychiatry (1999) investigó como muchos de esos hijos de padres alcohólicos tienden a actuar como padres responsables de todas aquellas tareas que su progenitor no está llevando a cabo.

Ramírez, Naal, Salinas y Pérez (2014) hablan del fenómeno de los “hijos héroe”, que tratan a toda costa de suplir las deficiencias paternas.

En palabras de Priscilla, una niña con un padre adicto:

“Entonces sentí que la responsabilidad de la familia recayó en mí, que sino movía a mi familia todo se iba a ir a la fregada”.

No obstante, estos esfuerzos por parte del niño no suelen producir ningún tipo de cambio; todo lo contrario, incluso más conflictos con los padres por sentir estos que el niño se inmiscuye. Otros optan por hacer lo que Jorge:

“Me esforcé por que la situación mejorara, […] más no pasaba nada. Opté por hacerlo a un lado y me dediqué a mi vida con mis amigos y mi vida en la escuela”.


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  • Priest, K. (1985). Adolescents’ Response to Parents’ Alcoholism. Social Casework, 66(9), 533–539.
  • Ramírez, A., Naal, A. Salinas, E. y Pérez, C. (2014) Una visión del alcoholismo del padre desde la mirada de los hijos. Salud y drogas, 14(2), 109-120.
  • Campillo, M. (2003). Hijos adultos de padres alcohólicos. LiberAddictus, 73.
  • Rodríguez, L., Padilla, E., Caballero, R. y  Rodríguez, J. (2002) Ansiedad en hijos de padres alcohólicos en tratamiento. Psicothema, 14(1), 9-18.
  • Maldonado, N. (2008). La importancia de la intervención temprana con los hijos de padres alcohólicos. Revista Griot, 1(4), 18-27.

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