El complejo de Casandra
El complejo de Casandra dibuja la caricatura de alguien que piensa que puede predecir el futuro, pero que se siente incapaz de cambiarlo. Este curioso fenómeno puede atormentar a quien lo sufre, al hacer vaticinios que no son creídos por los demás.
En la mitología griega, Casandra era una de las princesas de Troya, hija de Príamo y Hébuca. Según las leyendas, era una mujer hermosa que fue bendecida con el don de ver el futuro. Sin embargo, esta habilidad estaba acompañada con la maldición: nadie la creía.
Debido a esto, Casandra pudo anticipar el resultado de muchos eventos desastrosos, como la aceptación del famoso caballo griego por parte de los troyanos. La familia de Casandra pensó que estaba loca y no creyó en su disparatada historia sobre las intenciones de los griegos para asaltar la ciudad. Por supuesto, la más que famosa historia terminó con la derrota de los troyanos y la destrucción y el saqueo de su ciudad.
Las versiones de la historia varían, y en algunas de ellas Casandra llega incluso a ser encarcelada por su locura. En definitiva, Casandra siempre ha sido mostrada como una mujer no comprendida. Así, los orígenes del mito están en las historias sobre un castigo divino que el dios Apolo impuso a esta mujer. Este castigo se debió a que el dios fue rechazado por Casandra, por lo que él se vengó con un regalo que solo le aportaría frustración y desesperación.
El complejo de Casandra a partir del mito: la invisibilidad de las mujeres
Tras las historias relacionadas con el mito de Casandra, se ha acuñado el término de “complejo de Casandra”, que se aplica a aquellas personas que suelen hacer predicciones, habitualmente catastróficas, sin ser creídas por los demás. Debido a los avances del conocimiento científico, la mentalidad general de nuestra sociedad tiende hacia una racionalidad y a un empirismo que deja de lado los aspectos relacionados con lo no racional, como las visiones imaginativas.
Por tanto, este tipo de hallazgos son a menudo invisibilizados y tomados como simples casualidades. Ya en la Antigua Grecia, la sociedad patriarcal que imperaba se caracterizaba por equiparar lo femenino a lo carente, a lo débil y a lo que es susceptible de ser dominado y explotado.
La sumisión y el silencio eran las virtudes ideales para el comportamiento de las mujeres. Esta mentalidad, que en parte hoy pervive, ha dado lugar a muchas mujeres invisibilizadas. Sin embargo, existen múltiples evidencias relacionas con cómo las mujeres han estado presentes de manera relevante en una gran cantidad de sucesos históricos, tanto en el ámbito político, como en el científico y en el artístico.
El complejo de Casandra puede explicar cómo la lógica patriarcal ha absorbido estos logros, quitando el mérito a todas esas mujeres y transfiriendo su papel a figuras como sus padres, hermanos o esposos. Hoy en día, no es difícil ver ejemplos de este fenómeno de invisibilización en las mujeres en los medios de comunicación, donde buena parte de sus posibilidades de éxito se basan en su apariencia física.
La mujer como mercancía y propiedad
El mito cuenta cómo, una vez que Troya fue invadida y saqueada, Casandra fue entregada en forma de botín de guerra al rey griego Agamenón. La historia dibuja un retrato arcaico de cómo el cuerpo de la mujer, aún a nuestras alturas de la historia, se sigue empleando como mercancía, como objeto de placer para los hombres o como escaparate para vender un producto.
La cosificación del cuerpo femenino se encuentra a la orden del día. Así, la mayoría de mujeres encuentra importantes barreras en su desarrollo personal o profesional al ser juzgadas por su apariencia física o por su edad, más que por sus capacidades, su potencial intelectual o sus logros.
Además, una gran cantidad de mujeres tienen que afrontar una incredulidad estructural. En una sociedad patriarcal, las mujeres que quieren luchar por eliminar los roles de género y los estereotipos son a menudo silenciadas o marginadas.
Muchas mujeres, tras superar múltiples obstáculos y desventajas, consiguen acceder a puestos de poder y logran un reconocimiento que va más allá de lo tradicionalmente se ha esperado de ellas -como la belleza o el cuidado de otros-, es deslegitimada, descalificada o no tomada en serio.
Esto puede relacionarse directamente con el fenómeno de Casandra, y con cómo la sociedad hace oídos sordos a los logros de una mujer que se salga de lo supuestamente esperado.