El gluten...¿Alimento de las obsesiones?

El gluten...¿Alimento de las obsesiones?
Alicia Escaño Hidalgo

Escrito y verificado por la psicóloga Alicia Escaño Hidalgo.

Última actualización: 15 febrero, 2024

Las obsesiones son un tipo de pensamiento de carácter negativo, orientado normalmente al futuro, recurrentes y que señalan peligro. Todos alguna vez en la vida hemos experimentado este tipo de cogniciones, pero a diferencia de las personas que padecen el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), no han condicionado nuestras vidas.

Dejamos a estos pensamientos pasearse por nuestra mente sin otorgarles mayor importancia. Sabemos reconocer que el cerebro tiene la función de emitir ideas, ya sea en forma de frases, imágenes, sensaciones…y no hay por qué darle mayor trascendencia.

Las personas con TOC, por el contrario, analizan esos pensamientos, se quedan en ellos, los creen y en consecuencia, se sienten repugnantes e incluso malas personas por tenerlos.

Creen erróneamente que el hecho de tenerlos ya implica que son reales, y si nos paramos fríamente a pensarlo, una cosa es el mundo de nuestra cabeza y otra muy distinta el mundo real.

La hipótesis clásica viene a decirnos que el origen de este trastorno es la predisposición genética y biológica a padecerlo así como la historia personal del individuo desde la infancia: educación recibida, personalidad…

El trastorno se mantendría gracias a las compulsiones, que son otra cosa que actos que pueden ser de tipo motor (p.ej lavarse las manos veinte veces al día) o cognitivo (repetir la misma idea mentalmente durante seis horas). Las compulsiones neutralizan a las obsesiones y también la ansiedad que estos generan, con lo que la persona se relaja de forma momentánea. Al mismo tiempo, este alivio momentáneo actuará como un refuerzo negativo, aumentando las probabilidades de que la compulsión se repita en un futuro o incluso que se generalice.

También los refuerzos positivos que se reciben del entorno pueden hacer que el trastorno se mantenga, por lo que es esencial no pasarlos por alto.

¿Y qué tiene que ver aquí el gluten?

Lo que acabamos de comentar en la introducción es lo que más o menos ya conocemos sobre el trastorno. Recientemente, el Dr. Luis Rodrigo Saez, catedrático emérito de la Universidad de Oviedo, se ha estado especializando en las manifestaciones neurológicas de la celiaquía. Recordemos que los celíacos son aquellas personas intolerantes al gluten, una proteína contenida en la harina de trigo y de algunos cereales.

Este doctor ha podido comprobar  y confirmar cómo el gluten por sí solo es capaz de inflamar y lesionar algunas zonas de nuestro cerebro dando lugar a la aparición de diversas enfermedades neurológicas, que van desde la ataxia, las jaquecas, la esclerosis múltiple, las polineuritis y la epilepsia, hasta el síndrome de Tourette y el TOC.

La explicación está en que el gluten traspasa la barrera hematoencefálica, que es como una muralla que protege nuestro sistema nervioso y por tanto, es capaz, como hemos dicho, de inflamar ciertas estructuras cerebrales.

No se trata, evidentemente, de echarle toda la culpa al gluten, pero sí que se está viendo que podría ser una de las causas del origen y mantenimiento del trastorno obsesivo compulsivo, así como de otros trastornos psiquiátricos y neurológicos.

Estos hallazgos, que han sido bastante significativos, abren un nuevo camino de esperanza para los pacientes. Una nueva para explorar y que en un principio podría cursarse con éxito sin la necesidad de que los pacientes se sometieran a un tratamiento famacológico.

¿En qué consiste el tratamiento?

Compaginándolo con una buena psicoterapia, algo que creo que es esencial para aprender a romper hábitos disfuncionales y cambiar pensamientos, el tratamiento se basaría en eliminar totalmente el gluten de nuestra dieta.

Conocidas grandes superficies ofrecen desde hace mucho tiempo productos libres de gluten por lo que el esfuerzo que supone el tratamiento es considerablemente bajo. La harina de trigo podría sustituirse por harina de arroz o de maíz, que no contienen la proteína.

La dieta ha de ser de por vida y hay que hacerla de forma estricta; es decir, no vale dejar de consumir gluten toda la semana y el fin de semana atiborrarnos a pasteles hechos de harina refinada. Una vez que hemos decidido abandonar el gluten, es imprescindible ser adherentes al tratamiento si queremos beneficiarnos de sus efectos.

Es un orgullo poder dar a conocer los hallazgos empíricos de otros profesionales para que, como he comentado anteriormente, la ciencia avance. Pero sobre todo, es una gran noticia que los pacientes puedan tener mayores alternativas naturales y con menos efectos secundarios.

Por lo tanto, si atraviesas alguno de los desórdenes que aquí se han mencionado, te animo a que sigas los nuevos hallazgos que se den en esta línea. Personalmente te animo a que apartes al gluten de tu dieta y a que analices los resultados dentro de un año. ¡Estoy segura de que te sorprenderás!


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.