El secreto para aprender nuevas palabras
Los neurocientíficos conocen bien cómo funciona el sistema de lectura, pues gran parte de nuestro cerebro está especializado en el lenguaje hablado y escrito. El interés por conocer cómo funciona reside principalmente en la aplicación de ese conocimiento a posibles intervenciones. Es decir, como punto de partida para desarrollar nuevos métodos de aprendizaje que sean más efectivos, o que ayuden a personas con dificultades a lograrlo más fácilmente. Por ejemplo, cómo aprender nuevas palabras, cómo agilizar la lectura o cómo compensar dificultades en la dislexia.
Cuando leemos, y más cuando aprendemos a leer, o un nuevo idioma, se ponen en marcha diversos procesos de forma simultánea. Dependiendo del momento evolutivo, algunas de esas regiones habrán madurado más o menos. Básicamente, se trata de dos circuitos neuronales que procesan por un lado la “imagen” de la palabra, y por otro, el sonido.
Circuitos de la lectura
Los modelos actuales sobre las bases neurológicas de la lectura defienden la existencia de dos vías. Éstas actuarían en paralelo hasta converger e integrar la información para acceder al significado. De forma resumida, estas dos vías consistirían en:
- El circuito dorsal o ruta fonológica. Une la zona temporoparietal con el área de Broca. Esa ruta relaciona los símbolos (grafemas) con su sonido (fonemas). Esta vía es la primera que suele trabajarse en el aprendizaje de la lectura y, por ello, la primera desarrollan los niños al leer.
- El circuito ventral o ruta léxica. Conecta la zona occipitotemporal con el lóbulo frontal, a través del lóbulo temporal. Esta vía procesa las palabras como un todo, reconociéndolas como una imagen y relacionándose con la memoria. Por lo tanto, no es necesario descodificar la palabra en partes más pequeñas.
Como se indicaba anteriormente, estos circuitos no son independientes. Durante la lectura, se combina el funcionamiento de ambos y nos permiten leer fluidamente palabras que conocemos y palabras desconocidas. Así, tradicionalmente se ha pensado que las conocidas se procesan mayormente por el circuito ventral, y las desconocidas por el dorsal.
Aprender nuevas palabras
Según lo que se sabía sobre los dos circuitos implicados en la lectura, el aprendizaje de nuevas palabras implica mayormente a la vía dorsal. Es decir, ante una palabra nueva desengranaríamos cada grafema y fonema, relacionándolos y construyendo la pronunciación de la palabra. Sin embargo, esto implica un procesamiento más lento, especialmente en idiomas que no son transparentes como el castellano. Es decir, que las letras se pronuncian igual independientemente de la palabra en la que se encuentre.
De hecho, un estudio realizado en el Centro Vasco de Cognición, Cerebro y Lenguaje encontró que hablantes de lenguas transparentes utilizan un sistema más analítico, leyendo las palabras por partes (vía dorsal). Mientras que hablantes de lenguas opacas (distintos fonemas para mismas letras) tienden a procesar más las palabras como un todo, leyendo globalmente. Asimismo, los bilingües muestran patrones de lectura que combinan ambos, contagiando el método utilizado en el idioma nuevo al método anteriormente usado.
Lo que dice un nuevo estudio
En 2015, un grupo de investigación de la Universidad de Georgetown llevó a cabo un estudio sobre el procesamiento de las palabras y el acceso a su significado. Para ello, centró la atención en un área cerebral situada en la corteza occipitotemporal izquierda, el Área visual de formación de palabras.
Esta zona, que se encuentra dentro del sistema visual, actúa como una especie de almacén de letras y palabras, y ha sido configurada a lo largo de la experiencia gracias a la plasticidad cerebral. Aunque se la entienda como un almacén o diccionario visual, básicamente consiste en un sistema de reconocimiento de imágenes o símbolos (en este caso, letras). Por ello, se ha necesitado que los sistemas de escritura utilicen rasgo sencillos y que sean fáciles de reconocer desde el punto de vista biológico.
Según esos investigadores esta región es vital para el aprendizaje de nuevas palabras, a lo contrario de lo que se creía. Pues se entendía que esta región solo se relacionaba con palabras conocidas. Así, tanto palabras conocidas como desconocidas, o incluso pseudopalabras, se procesarían principalmente de forma global.
Cómo se hizo el estudio
En el estudio, 25 participantes fueron invitados a aprender nuevas palabras. Algunas de ellas eran realmente absurdas o simples. También, fueron invitados a aprender palabras sin significado. Sus cerebros fueron escaneados antes y después del entrenamiento y se analizaron los cambios.
Los resultados mostraron que después de presentar las diferentes palabras, el área del cerebro involucrado en “fotografiar” las formas de las palabras, comenzó a responder a las palabras sin sentido como si fueran palabras verdaderas. En definitiva, a reconocer las palabras falsas que se habían presentado antes, sin necesidad de analizarlas por grafemas o sin tener siquiera un significado.
Conclusión
La principal conclusión de este estudio fue que a la hora de aprender palabras nuevas, podría ser más fácil, especialmente para quienes tienen problemas en la lectura, usar las palabras como figuras. Es decir, presentarlas como una imagen de forma que se de primero el procesamiento visual, el cual es más rápido y fácil para recordar.
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