El sedentarismo: el mal del S.XXI

Si realizas menos de 90 minutos de actividad física a la semana, eres una persona sedentaria. ¿Qué consecuencias trae? ¿Se puede revertir? ¡Te lo contamos!
El sedentarismo: el mal del S.XXI
Sara Clemente

Escrito y verificado por Psicóloga y periodista Sara Clemente.

Última actualización: 06 abril, 2022

El sedentarismo es un peligroso estilo de vida que ha pasado a ser moda en el siglo XXI. Lo padecen las personas que realizan muy poco o ningún tipo de ejercicio físico, lo que aumenta el riesgo de que padezcan diferentes problemas de salud. Muy vinculado a la obesidad y a enfermedades cardiovasculares, tales como la diabetes, está considerado como la plaga de la edad contemporánea.

En muchas ocasiones, las personas sedentarias además de no considerarse como tales, se escudan en sus problemas de salud para seguir estando inactivas. Es decir, creen que su condición física es la que les impide realizar cualquier tipo de esfuerzo físico, cuando probablemente sea al contrario: el origen de sus malestares sea justamente esa falta de actividad y la cronificación de su condición sedentaria.

¿Qué es ser sedentario?

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las personas sedentarias son aquellas que realizan menos de 90 minutos de actividad física a la semana. Y según indican sus informes, el sedentarismo es un mal que afecta al menos el 60% de la población adulta mundial. Se calcula que cada año fallecen cerca de 2 millones de personas debido a la insuficiente práctica de ejercicio físico.

Mujer comiendo patatas mientras ve la televisión

Para entender el sedentarismo y todo lo que implica tenemos que dejar a un lado el tópico de que las personas sedentarias son solamente aquellas que se pasan muchas horas frente al sofá. Además de estas, lo son aquellas que, por su trabajo o circunstancias personales, han de permanecer todo el día sentados e inmóviles. Bien sea frente a un escritorio, rellenando formularios, leyendo libros,… Cualquier tarea que implique mantener la misma posición durante horas es perjudicial para la salud.

Por tanto, ir a hacer la compra una vez a la semana o sacar la basura no se pueden considerar como tipos de actividad física. Esta se entiende como la práctica de una actividad que pone en movimiento todos los órganos del cuerpo. Es decir, que implica el uso de los músculos, el fortalecimiento de huesos y el buen funcionamiento del sistema circulatorio.

Consecuencias del sedentarismo

A pesar de su alta prevalencia, aún existe cierta tendencia a mirar hacia otro lado cuando se trata de conocer el impacto del sedentarismo en la salud. Lo cierto es que es un factor de riesgo y puede ser causa de muchas enfermedades crónicas. Sus consecuencias son tan graves que pueden acarrear incluso la muerte. Algunos de los efectos perjudiciales más habituales son:

  • Debilidad ósea y muscular: si no practicas un idioma, se termina olvidando. En el caso de los músculos y los huesos, ocurre lo mismo. Si no los ejercitas, se debilitan, pierden elasticidad y fuerza. A la larga, puede derivar en osteoporosis o en atrofia, desgarros, tirones o contracturas.
  • Cansancio crónico: el sedentarismo hace que las personas se agoten de manera instantánea al realizar cualquier tipo de tarea. Subir escaleras, levantar objetos, agacharse…
  • Obesidad: casi todas las personas con sobrepeso son sedentarias. Al no gastar las calorías que consumen, las grasas que ingieren se van almacenando en su cuerpo. Esto les hace aumentar de volumen y peso.
  • A su vez, la obesidad aumenta el riesgo de padecer numerosos problemas circulatorios y cardiovasculares como hipertensión. Además, la acumulación de colesterol en las arterias y venas disminuye el flujo sanguíneo hacia el corazón. Así, el músculo cardíaco tiene que hacer un esfuerzo mucho mayor para que la sangre llegue a todas las partes del cuerpo de forma adecuada. Esto puede dar lugar a enfermedades coronarias e infartos.
  • El síndrome metabólico está muy vinculado con el sedentarismo. Abarca un conjunto de factores de riesgo y trastornos precursores de enfermedades crónicas, como la cardiopatía isquémica y diabetes tipo 2.

Obesidad infantil

Como modo de vida, el sedentarismo es otro hábito que aprendemos desde pequeños. Por pura imitación, los niños toman como referencia el comportamiento de sus padres y lo copian. Si la conducta habitual de estos es la de pasar los días sentados frente a la televisión y del sofá a la cama, no es de extrañar que los niños también lo tomen como costumbre.

Además, las nuevas tecnologías han aumentado el tiempo que los niños permanecen sentados y pendientes de una pantalla. Cada vez pasan menos rato al aire libre jugando en el parque y más frente al televisor o los videojuegos. Educar a los niños en un ocio activo es primordial para que luego se conviertan en adultos sanos.

El mejor tratamiento: la actividad física

No se trata de convertirnos de la noche a la mañana en atletas profesionales. Si eres sedentario, asume que tu forma física es baja y que si la quieres mejorar vas a tener que comenzar de manera gradual. De otra forma, tu cuerpo se va a quejar y mucho, de manera que no vas a tardar en volver a la vida sedentaria. Por oro lado, si practicas deporte en compañía de otra persona, igual tu motivación intrínseca para hacer ejercicio aumenta.

Puede que al día siguiente tengas agujetas e incluso que estas se extiendan durante una semana, pero también notarás que tu sistema responde adecuadamente. Te percibirás más liviano, enérgico, con mejor humor… Y lo que es más importante: estarás ganando en calidad y tiempo de vida.

Chica buscando la paz interior haciendo ejercicio

Evita anclarte

Realizar las labores domésticas habituales, como limpiar o planchar o realizar alguna tarea de jardinería, son formas de estar activos sin salir de casa. También puedes aprovechar mientras, ves la televisión, para hacer suaves estiramientos o pedalear en una bicicleta estática. Caminar por la urbanización, acompañar a los hijos al colegio, ir andando a la compra o sacar al perro durante un buen rato.

Para evitar el sedentarismo en el trabajo, realiza descansos cada hora y haz alguna tarea que implique que te pongas de pie. Por ejemplo, llenar la botella de agua, hacer estiramientos o pasear unos minutos después de la comida. Puedes usar la escalera en vez del ascensor o caminar por la oficina mientras hablas por teléfono.

¡Es curioso como, sin hacer ningún tipo de actividad física, el sedentarismo por sí solo lleva al cuerpo al límite y lo agota! Normalmente, no somos conscientes de que tenemos un problema de salud hasta que padecemos las consecuencias. Por eso es tan importante educar en la adopción de hábitos saludables desde pequeños.

 


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.