El síndrome de la persona esponja
El síndrome de la persona esponja es un término que utilizamos para referirnos a un tipo de personas que no necesitan estímulos demasiado salientes para que produzcan en ellas emociones de intensidad alta. Son personas muy reflexivas, altamente empáticas, que tienden a implicarse emocionalmente con todo lo que les rodea porque forma parte de su esencia.
¿Qué rasgos más caracterizan a estas personas? ¿Qué ventajas e inconvenientes presenta esta manera de ser? ¿Cómo podemos gestionar el síndrome de la persona esponja si somos nosotros mismos quienes lo “padecemos”? No te quedes con las ganas de descubrirlo, y… ¡sigue leyendo!
“No desperdiciéis la sensibilidad de nadie. La sensibilidad de cada cual es su genio”.
-Baudelaire-
El síndrome de la persona esponja: ¿qué es?
El síndrome de la persona esponja no es propiamente un síndrome, sino más bien de un estilo de personalidad caracterizado por una serie de rasgos. Las personas con dicho síndrome son altamente sensibles y esa alta sensibilidad les puede generar, en muchas ocasiones, un gran sufrimiento ante una cantidad de estímulos variados.
Sin embargo, no todo son aspectos negativos. Las personas altamente sensibles (PAS) presentan una alta capacidad para procesar todo aquello que perciben en su entorno, es como si tuvieran los sentidos agudizados. De hecho, el término de PAS lo propuso, en los años 90 la terapeuta Elain Aron para referirse a los rasgos de personalidad que manifestaban una parta de la población, y que tenían que ver con una mayor sensibilidad perceptiva y cognitiva a los estímulos medioambientales.
Las personas con este síndrome procesan toda la información de forma más profunda y atendiendo especialmente a las sutilezas del entorno. Además, son personas más reflexivas que el resto de la gente, y analizan todo lo que les sucede, tanto a nivel interno como externo. La reflexión e indagación que realizan no siempre la llevan a cabo de forma consciente; eso hace que se trate de personas que tienen muy en cuenta lo que su intuición les dice.
¿Cómo procesan la información?
Como decíamos, en el síndrome de la persona esponja, las personas suelen tener mayor facilidad para reflexionar y también para realizar procesos de tipo más introspectivo. Cuando procesan la información, seleccionan y recopilan aquellos datos más interesantes y, además, lo hacen de forma muy profunda.
¿Qué ventajas tiene esto? Que pueden detectar, detalles y las sutilezas del ambiente que a muchas otras personas se les escapan (o les pasan desapercibidos). Como aspecto negativo, todo ello hace que se vean abrumadas con más frecuencia por un ambiente en el que reina la sobreestimulación.
“Quizás tenía yo el corazón más débil que otro cualquiera, y he sufrido más que otros en mi lugar”.
-Alejandro Dumas-
Rasgos de personalidad
Quizás, al leer lo que hemos ido comentando, te venga a la mente alguien con el síndrome de la persona esponja. ¿Quieres saber más sobre este tipo de personalidad? Os dejamos algunos de sus rasgos más destacados que, lógicamente, pueden diferir un poco de una persona a otra:
- Intuición muy desarrollada.
- Grandes observadoras.
- Muy reactivas al entorno.
- Tendencia a ayudar siempre a los demás.
- Sienten con mucha intensidad (altamente sensibles).
- Se entregan con facilidad.
- Emotividad intensa.
- Tendencia a reflexionar mucho.
- Pueden sentirse, a veces, como “un bicho raro”.
- Le gusta ser perfeccionistas (y son muy meticulosas).
- Tendencia a tomarse las cosas como algo muy personal.
- Son muy responsables.
- Pueden agobiarse con facilidad ante diversas situaciones.
- Sensibilidad especial para apreciar el arte y la belleza.
- Pueden obsesionarse por ciertos temas.
- Muy sensibles a la crítica de su entorno.
- Empatía muy desarrollada.
- Desarrollan con facilidad la introspección.
¿Qué hacer si tengo el síndrome de la persona esponja?
Técnicamente, no debes hacer “nada”, a menos que tu manera de ser te esté perjudicando en algún sentido. Esto puede suceder ya que, al tener esa sensibilidad tan desarrollada, es fácil que te involucres emocionalmente con muchas cosas y personas y que esta y otras situaciones te acaben generando daño. En estos casos, puedes probar lo siguiente:
- Aprender a canalizar tus sentimientos: a veces es tan fácil como dejar que la emoción se desarrolle y tenga su espacio para hacerlo (esto te ayudará a evitar sentirte abrumado/a).
- Controlar la empatía: la clave está en encontrar un punto medio entre, no implicarse nada e implicarse en exceso. Prueba a tomar distancia cuando sientas que las cosas de los demás te están afectando en exceso.
- Priorizarte: aunque sientas que “debes” ayudar a todo el mundo (o realmente te apetezca), tienes que aprender también a priorizarte (trabajando el autocuidado, por ejemplo).
- Poner límites: esto te permitirá no perder la prioridad en tu vida y evitar que se aprovechen de ti o invadan en exceso tu espacio.
¿Y tú? ¿Te has sentido identificado con algunos de estos rasgos? ¿Conoces a alguien con el síndrome de la persona esponja? Como vemos, se trata de una manera de ser que en realidad puede cambiar con el tiempo (en pequeños matices), aunque la estructura de la personalidad suele ser más permanente.
Como todo, tener el síndrome de la persona esponja tiene sus ventajas y sus inconvenientes; la clave quizás sea aprender a gestionar esa gran sensibilidad, utilizándola para fines positivos, así como encontrar un punto medio que nos permita no perder nuestra esencia sin dejar que ello nos genere sufrimiento.
“La sensibilidad levanta una barrera que no puede salvar la inteligencia”.
-Azorín-
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- Bermúdez, J. (2004). Psicología de la personalidad. Teoría e investigación (Vol. I). Unidad Didáctica de la UNED. Madrid.
- Pardo, R. (2018). Personas altamente sensibles. Claves psicológicas y espirituales. Desclée De Brouwer: Bilbao.