El síndrome del impostor laboral, ¿en qué consiste?

Por término medio, las personas con mejores competencias y habilidades suelen sufrir el síndrome del impostor. Es decir, se perciben a sí mismas como un fraude y temen que en algún momento se ponga en evidencia que no son tan excepcionales como parecen.
El síndrome del impostor laboral, ¿en qué consiste?
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 07 noviembre, 2022

El síndrome del impostor laboral es un fenómeno frecuente. Tener la percepción de que uno no merece el cargo que tiene o que sus méritos no son tan notables como para recibir determinados reconocimientos es una realidad psicológica recurrente. La consecuencia de alimentar esta creencia está detrás de muchas situaciones de estrés y trastornos de ansiedad.

Ahora bien, ¿por qué una persona válida se considera a sí misma un fraude? Este fenómeno psicológico tiene tras de sí décadas de investigación. Sabemos, por ejemplo, que suele aparecer con mayor frecuencia en mujeres que en hombres. También, que factores como el perfeccionismo o la baja autoestima suelen estar detrás.

Así, y a pesar de que esta realidad no aparece en ningún manual de diagnóstico ni se considera tampoco una entidad clínica por sí misma, es un hecho habitual. Es más, desde que las psicólogas clínicas Pauline Clance y Suzanne Imes lo describieran en 1978, no faltan los expertos que señalan que al menos 7 de cada 10 personas lo sufren alguna vez.

Profundicemos un poco más.

chico que sufre El síndrome del impostor laboral

Características del síndrome del impostor laboral

Puede que a más de uno le llame la atención. Pensar que hay personas que han alcanzado el éxito laboral y que, sin embargo, se autoperciben como un fraude y no merecedoras de esos cargos o reconocimientos, puede, cuanto menos, sernos difícil de entender. Aun así, estudios como el publicado en el Journal of Behavorial Science, señalan que cerca del 30 % de los triunfadores lo padecen.

Visto el grado de afectación y de impacto social, es sin duda necesario visibilizar mucho más esta realidad. Para empezar, el síndrome del impostor laboral puede definirse como el malestar emocional vinculado a la creencia de no merecer ese cargo o ese reconocimiento profesional. Esto es algo que pueden experimentar desde artistas, escritores, científicos, ingenieros o cualquier persona con aptitudes en un área determinadas.

Así, esa autopercepción desvalorizante puede traer consecuencias muy adversas. Por ejemplo, podemos tener a una persona sobradamente capacitada que logra un puesto laboral y, aun así, descubrir que ella asume que el logro ha sido “suerte”. Esa sensación constante de ser un fraude hace que acepte desde sueldos más bajos hasta que opine que no merece promocionar.  Conozcamos más datos.

¿Cómo se manifiesta el síndrome del impostor laboral?

Las principal característica de las personas con síndrome del impostor laboral es la clara dificultad a la hora de internalizar sus propios logros. Si yo recibo un premio en un concurso de fotografía, puedo pensar que a esa convocatoria solo se han presentado dos o tres personas con lo que ese galardón a mi trabajo no significa demasiado.

  • Otro aspecto que le define a esta personalidad son las dudas. Dudan de sí mismos, de su validez, de su eficacia, de sus competencias y habilidades…
  • Atribuyen el éxito a factores externos.
  • Se sitúan unas expectativas tan elevadas que es imposible alcanzarlas.
  • Se sabotean a sí mismas de manera constante (tienen un diálogo interno muy crítico, negativo y fatalista).
  • Experimentan profundas emociones de vergüenza, de inseguridad, de inquietud, ansiedad…

    Causas que explican este fenómeno

    Hay, en realidad, múltiples dinámicas que explican el fenómeno del síndrome del impostor laboral. No obstante, la que lo vertebra de manera constante es la baja autoestima. Con frecuencia, la baja apreciación y valoración de uno mismo deriva en esa percepción de que se es un fraude.

    Conozcamos no obstante más causas subyacentes:

    • Son personas altamente perfeccionistas. Sus expectativas son tan elevadas que aunque alcancen el 99,9 % de ellas seguirán considerándose un fracaso.
    • En otros casos, lo que solemos encontrar es el peso de una educación muy exigente. Haber crecido en un entorno en el que el único modo de recibir afecto era demostrando valías, puede someter a las personas a la eterna sensación de que no se esfuerzan lo suficiente.
    • Por otro lado, estudios, como el publicado en el Journal of Multicultural Counselin and Development, señalan algo interesante. El síndrome del impostor laboral se da muy frecuentemente entre minorías sociales y étnicas. Basta con pertenecer a otra cultura, nacionalidad o incluso género para albergar creencias estereotipadas y negativas sobre la propia competencia.
    • Esto se da con frecuencia en mujeres que trabajan en el sector de la ciencia o la investigación. En esos entornos donde el número de hombres es mayor, hace que en algún momento duden de sí mismas o que tengan que trabajar más duro para demostrar su valía.

    Estrategias para reducir el efecto del síndrome del impostor

    Sabemos ya que el síndrome del impostor laboral aparece con elevada frecuencia. Ahora bien, un hecho que debemos considerar es que albergar esta percepción de manera continuada tiene un coste. Es común que muchas de estas personas no progresen en su trabajo y que además desarrollen algún trastorno del estado de ánimo.

    ¿Qué estrategias existen para reducir o manejar este tipo de situación? Estas serían algunas claves:

    • Es necesario que estas personas dejen de compararse con los demás, para empezar a apreciar y reconocer sus propios logros.
    • Asimismo, deben identificar y desactivar los miedos irracionales. No pueden dar validez al temor de que otros descubran que, en realidad, no son tan válidos o competentes como aparentan. Algo así no tiene sentido ni utilidad, ni aún menos veracidad. Racionalizar y detectar falsos errores de pensamiento es el primer paso.
    • Es recomendable compartir con otras personas lo que les sucede. Siempre es bueno poner en voz alta esos miedos para que otros nos ayuden a tomar conciencia de su poca validez.
    • Hay que traer a la mente los éxitos logrados y esos reconocimientos conquistados. Algo así le permite a la persona con este síndrome tomar conciencia de que no son tan falibles como creen.
    • Otra buena estrategia para desactivar el síndrome del impostor laboral es ayudar o formar a otras personas. Compartir conocimientos, habilidades e instruir, es un modo sensacional de descubrir todo lo que uno puede aportar al mundo. Con ello, la autoestima se fortalece mucho más.

    Para concluir, aunque es cierto que no estamos ante ninguna categoría clínica o trastorno psicológico, es un fenómeno que limita en mucho el crecimiento y el desarrollo personal. No dudemos en solicitar ayuda si lo necesitamos.


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