El último rey de Escocia: un psicópata al mando de Uganda
La película El último rey de Escocia crea un retrato del famoso dictador ugandés Idi Amin Dada. Accedió al poder del país tras un golpe de estado en 1971 y se convirtió en un dictador sanguinario y cruel durante la siguiente década.
Se estima que hasta medio millón de personas fueron asesinadas por su régimen. El último rey de Escocia evita revisar en profundidad los crímenes más graves de Amin, incluidos sus genocidios tribales. En un momento de su dictadura, sus secuaces arrojaron tantos cuerpos al Nilo que obstruyeron una presa hidroeléctrica.
Parece que este dictador fue creado, al menos en parte, por el gobierno británico. Este gobierno en la sombra está representado en la película por el diplomático Stone, al que da vida el actor Simon McBurney. Este político se contenta con ver a un hombre brutal pero subvencionable y pro británico, que funcionará como un baluarte contra el comunismo en África.
Kevin Macdonald hace su debut cinematográfico con esta adaptación de la novela de Giles Foden, que cuenta la historia ficticia del gobernante de África. El bromista manchado de sangre de 300.000 ugandeses. En el papel principal, un Forest Whitaker en plena exuberancia interpretativa. El tipo de actuación que te da vergüenza admitir que has disfrutado minuto a minuto.
El último rey de Escocia: un médico escocés y el dictador de Uganda se conocen
En un increíble giro del destino, el joven médico escocés Garrigan acaba en una misión médica en Uganda. Cansado de la rutina y de las imposiciones paternas, se aventura a ejercer su profesión donde apenas existe presencia de ella. Aunque sus intenciones son nobles en un principio, todo lo programado de su viaje se enreda irreversiblemente.
Tras un pequeño accidente con el coche, Idi Amin queda impresionado por la actitud descarada del joven escocés en un momento de crisis en el que el joven médico le está asistiendo por una herida. El recién nombrado presidente ugandés Amin lo elige como su médico personal y su confidente más cercano.
Garrigan es joven, pero no inocente y está peligrosamente emocionado al presenciar el populismo del general Amin poco después de que un golpe de estado lo haya llevado al poder.
Algo en la demagogia de Amin responde a un estado de locura transitoria en Garrigan. El aventurero descuida su principal objetivo, ejercer la medicina, para buscar sensaciones en un territorio en el que todo le parece excitante.
Aunque Garrigan al principio se siente halagado y fascinado por su nueva posición, pronto empieza a ser consciente del salvajismo de Amin. El horror y la traición se producen cuando Garrigan intenta corregir sus errores y alejarse del dictador, que se revela entonces como un auténtico psicópata.
Un psicópata no entiende de amistad
En El último rey de Escocia la cámara se acerca al personaje de Amin con un enfoque que refleja la verdad del psicópata. La mediocridad, el ridículo y la falta absoluta de personalidad, suplida por un inflado encanto superficial. Una verborrea incesante que no dice nada interesante, pero pone de manifiesto su capacidad de mentir sin límites.
Whitaker dota a Amin de cambios de humor junto sonrisas seductoras, paranoia y miedos infantiles. Hay intimidación continua por su parte a los que tiene alrededor. El dictador provoca sonrisas nerviosas de su grupo de cortesanos que saben que podrían ser atacados en cualquier momento.
Su ira es aterradora. Su mirada inquietante es la de un depredador. El machismo rebosa en la historia. A sus sumisas esposas solo se les dota de la cualidad de parir y demostrar así la virilidad y fortaleza del dictador.
La amistad con el blanco escocés
Hay una trama amorosa que hace que el destino espeluznante de la tercera esposa de Amin, Kay, se entrelace con el del propio Garrigan. Su romance secreto culmina con las dos escenas de violencia más espantosas de la película. Al fin se destapa la carnicería y el sadismo de su sistema de gobierno, contra su esposa y su confidente.
El último rey de Escocia es una fascinante sátira de un personaje blanco que quiere explorar de forma ingenua la historia negra. Hay muchos ejemplos históricos de viajeros ingenuos que intentan hacer el bien, solo para darse cuenta de que está fuera de su alcance.
Un médico escocés blanco que va a África para trabajar para una misión médica, en busca de nuevas emociones que acaba consternado siendo testigo y cómplice de los crímenes de Amin. Una metáfora del ridículo de muchas asociaciones europeas que sufragan los estados totalitarios africanos pero que no quieren ser testigo del terror que causan.
La película brilla por las carismáticas actuaciones y está llena de frescura, pero no de demasiada profundidad. Proporciona un relato lo suficientemente inteligente para que el espectador se convenza de que realmente el filme tiene algo que decir. Solo por la actuación que dio el Óscar, el globo de oro y el BAFTA a Forest Whitaker, es un filme digno de ver.