Escucha reactiva: cuando te escuchan solo para poder rebatir

Escuchar solo para rebatir, para imponer la propia opinión sin comprender al otro también es una forma de violencia. Porque la comunicación que excluye la escucha activa y empática de manera voluntaria es una forma de agresión
Escucha reactiva: cuando te escuchan solo para poder rebatir
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 13 octubre, 2020

La escucha reactiva define un tipo de comportamiento comunicativo bastante común. Es ese en que una persona “apaga” voluntariamente su capacidad para escuchar al otro y se focaliza solo en en rebatir, invalidar argumentos y dejar clara su posición, opinión o visión particular a toda costa. Son procesos comunicativos tan incómodos como frustrantes.

La mayoría lo hemos experimentado en más de una ocasión. Son esas situaciones en las que, por ejemplo, necesitamos explicarle a alguien lo que nos ha sucedido y en medio de la conversación nos damos cuenta de dos cosas. La primera es que la comunicación se ha roto, porque ni tan solo nos permiten terminar nuestra exposición. La segunda, es que la otra persona ha llevado la conversación a su terreno y nos están juzgando y dando su opinión sin haberlo pedido.

Este tipo de situaciones se viven a veces de manera violenta. Porque nos sentimos heridos, porque pocas cosas son tan necesarias en el ser humano como sentirse comprendidos y hacer del lenguaje ese canal con el que crear puentes, validarnos, reconocernos el uno al otro y conferirnos apoyo. Cuando esto no ocurre queda la espina del desafecto y las relaciones pierden su sentido.

Compañeros de trabajo que sufren el efecto de la escucha reactiva

Escucha reactiva y escucha activa ¿cuál es la diferencia?

Gran parte de la investigación en ciencias sociales evidencia desde hace décadas el serio impacto que tiene la escucha reactiva. Lo más complejo es que, en ocasiones, se hace uso de ella de manera inconsciente. ¿Cómo puede ser? Nos preguntaremos. En realidad, hay patrones de personalidad en los que este rasgo es poco más que una constante, un matiz integrado y motivado por múltiples desencadenantes.

Las personas narcisistas, por ejemplo, rara vez escuchan y si lo hacen, la finalidad es instrumental: para manipular a quien tienen delante. Así, quien integra en su personalidad la falta de empatía y ese egoísmo en el que priorizar la propia opinión y las propias necesidades rara vez se desprenderá de esa forma de comunicación violenta en la que se escucha para rebatir, no para comprender.

Profundicemos en más aspectos.

Escucha activa y escucha reactiva: de la comprensión a la agresión

Estudios como los realizados en la Universidad de Washington demuestran algo evidente que deberíamos considerar. Las organizaciones en las que el clima laboral se define por una escucha activa presentan un mejor bienestar. Así, los líderes que hacen uso de un estilo comunicativo empático resuelven mejor los problemas y todo ello revierte en el progreso de esa empresa.

La diferencia entre la escucha reactiva y la escucha activa está en la disposición para conectar con la realidad del otro. Esta última se define, sobre todo, por requerir de un oyente concentrado, con clara voluntad de entender a quien tiene delante y, a su vez, dispuesto a desprenderse de su “ego” para saber esperar sin interrumpir y ser paciente.

 “Así como hay un arte del buen hablar, existe un arte del buen escuchar”.

-Epicteto-

¿Por qué elige una persona hacer uso de la escucha reactiva?

Si nos preguntamos, efectivamente, porque alguien elige comunicarse de manera reactiva, debemos entender varias cosas. La primera, es que este estilo de comunicación no se elige, en realidad, forma parte de un estilo de personalidad. Es un patrón de comportamiento habitual.

  • Son figuras que distorsionan el concepto de diálogo o conversación: lo transforman en discusión.
  • En el momento en que inician ese proceso comunicativo solo tiene un objetivo: ganar, imponer su opinión sin importar el contexto de esa conversación. Siempre lo acabarán llevando a su terreno para dejar la impronta de sus juicios personales.
  • La necesidad casi obsesiva de imponer los propios argumentos define una personalidad narcisista. A menudo, también es reflejo de alguien definido por una clara inmadurez emocional, personas egoístas e infantiles que solo buscan imponer su opinión.
  • Una persona madura, segura de sí misma y asertiva no necesita desafiar al otro con sus juicios y opiniones. Es más, disfruta atendiendo otras visiones, las tiene en cuenta y se enriquece con ellas.
Pareja discutiendo

¿Qué hacer si estoy manteniendo una conversación con alguien que no me escucha y solo me rebate?

La escucha reactiva es origen de estrés en entornos laborales. También de sufrimiento absoluto en las relaciones de pareja. De algún modo, es un aspecto que nos encontramos a menudo en nuestras interacciones en sociedad y en la privacidad del hogar. Así, tal y como hemos señalado al inicio, estas situaciones definen, en muchos casos, ese tipo de comunicación violenta que tanto hiere.

¿Qué podemos hacer en estos casos?

  • Lo primero que debemos entender es que este tipo de diálogos en que los que hay alguien que nunca escucha, que nos impone su visión de las cosas y que se niega a comprendernos son dañinos. Resulta muy difícil, por ejemplo, convivir con una pareja que evidencia día tras día este comportamiento. En caso de no existir voluntad de cambios, es necesario tomar una decisión drástica.
  • Por otro lado, si experimentas estas situaciones de manera ocasional, hay un primer paso indispensable. Evitemos ponernos a la defensiva.
  • No podemos actuar del mismo modo que la persona reactiva-agresiva. Bajemos las defensas y entendamos antes de nada a quien tenemos delante: alguien falto de empatía, nada asertivo e inmaduro. Discutir con ellos no sirve de nada.
  •  Lo ideal es simplificar: haz uso de mensajes cortos y asertivos. Deja claro que si no te escuchan no es posible seguir. Da ejemplo de cómo se aplica la escucha activa, demuestra que tu intención es comprender y no agredir.

Para finalizar, el arte de saber oír al otro, de conectar con su realidad para tejer un diálogo útil, es un arte que no todo el mundo domina. Sin embargo, todos podemos aprender. Lo único que se necesita es voluntad, apertura y madurez emocional.


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  • Parks, E. S. (2015). Listening with empathy in organizational communication. Organizational Development Journal33(3), 9–22.

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