Esta es la principal causa de las discusiones y peleas

Esta es la principal causa de las discusiones y peleas
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 25 junio, 2018

Uno que se cierra en banda y no escucha. El otro que grita. Dos que se acusan, mutuamente, sin aportar ningún argumento… La principal causa de las discusiones y peleas casi siempre es la misma, y más si se deriva en el agravio y en esos conflictos vacíos de sentido, pero llenos de desprecio y orgullo. Hablamos, cómo no, de la falta de empatía.

Durante un momento, pensemos en la última vez que mantuvimos una discusión más o menos acalorada. La mayor parte de las veces, cuando iniciamos estas dinámicas que parten de una diferencia, un ataque o una crítica, buscamos (por término medio) que se ponga en evidencia nuestra verdad (en mayúsculas). Deseamos hacerle ver al otro nuestra perspectiva, y sobre todo su error, su visión equivocada o, en su caso, injusta.

Asimismo, también se da con frecuencia otra circunstancia: poner en práctica comportamientos defensivos. Entramos en un estado donde se despliegan las corazas y se busca, por encima de todo, la protección y el ataque. Esto lo vemos con frecuencia en nuestras relaciones de pareja, en esas discusiones donde uno de los miembros o ambos empiezan a lanzar dolorosos reproches y golpes bajos al otro… mientras se escudan en sus respectivas posiciones de víctimas.

“Tu estado de ánimo es tu destino”.

-Heródoto-

Muchas de esas peleas se resolverían mucho antes si ejercitáramos con mayor habilidad esa palabra mágica: la empatía. El simple intento de tener en cuenta la realidad del otro y de comprenderla humanizaría mucho más los conflictos e incluso los haría más útiles. Sin embargo, nuestro error es casi siempre el mismo: nos dejamos llevar por las emociones y estas nublan razones, apagan sentidos y establecen distancias insalvables.

La principal causa de las discusiones y peleas casi siempre es la misma: la falta de empatía.

buho enfadado evidenciando la causa de las discusiones y peleas

Falta de empatía y comprensión, la principal causa de las discusiones y peleas

Si compartimos un deseo, es el de sentirnos comprendidos. Ahora bien, en el momento en que alguien pone en tela de juicio determinadas cosas sobre nosotros, nos critican o debaten nuestras “verdades”, no solo experimentamos una clara amenaza. Al poco asoma la ira, la rabia. Es un claro desequilibrio a nuestra homeostasis emocional, y de ahí, que no tardemos demasiado en iniciar una discusión.

Si echamos un rápido vistazo a esa literatura menos científica y más popular sobre el tema de los conflictos, lo primero que nos encontraremos es el clásico artículo de Cómo ganar una discusión en solo 6 pasos o Cómo vencer en una discusión y salir airoso. Enfocamos nuestras desavenencias y discusiones como si estas fueran un campo de batalla, como si siempre debiera existir un ganador y un vencido. Es momento, por tanto, de corregir este enfoque.

El origen más frecuente de las discusiones y peleas no reside en absoluto en que este mundo esté lleno de narcisistas. De personas con las que no se puede razonar, de perfiles ávidos por iniciar disputas con nosotros. Estos perfiles existen, pero no definen al 100% de la población. La razón principal de nuestras desavenencias es nuestra falta de comprensión hacia el otro y la ausencia de una empatía real, práctica y útil.

En el momento que entendemos a la otra persona y descubrimos su realidad, estamos más dispuestos a ceder, más entregados a esa reciprocidad con la que llegar a acuerdos enriquecedores.

Es muy posible que más de uno piense que todo esto, no se queda más que en buenas intenciones. Porque en la vida, no faltan esas discusiones que parten de un detonante injusto, de un agravio real  o una ofensa que uno debe defender a capa y espada. Ahora bien, incluso en esas situaciones, es bueno entender y ponernos en los zapatos de la otra persona para descubrir que tal vez no merezca la pena iniciar una discusión. Tal vez, sea perder el tiempo.

La empatía es el mejor punto de partida para cualquier situación. Ver, sentir y descifrar al otro, para después actuar en consecuencia.

Compañeros de trabajo discutiendo evidenciando la causa de las discusiones y peleas

¿Cómo llegar a un entendimiento?

Sabemos ya que la principal causa de las discusiones y peleas es el mal uso de la empatía. ¿De qué manera podemos por tanto entrenarla mejor para salvarnos de estas situaciones y llegar a acuerdos? Apuntamos las siguientes estrategias.

  • Cuando experimentemos una desavenencia con alguien, lo que haremos es lo siguiente: preguntarnos por qué nos sentimos de ese modo. Profundicemos en esa molestia, en ese quemazón que nos ha ocasionado esa palabra o ese comentario (¿es un ataque injusto o hay quizá algo de verdad en esa crítica que no deseamos aceptar?).
  • Una vez definida nuestra propia realidad emocional, y la razón de ese malestar, es momento de hacer lo mismo en la otra persona. Hagamos el esfuerzo de meternos en esa piel ajena e intuir, comprender, descubrir (¿es una persona insegura y por eso me ataca? ¿Está molesta por algo que he hecho en el pasado y sigue con ese rencor almacenado? ¿Lo que ha dicho/hecho es por miedo a perderme o porque quiere que reaccione?)
  • El tercer paso es el compromiso. En lugar de dejarnos llevar por las emociones, elegiremos controlarlas y hacer que fluyan hacia una solución. Nuestro compromiso se orientará hacia el entendimiento, no a buscar culpables, no a traer trapos sucios del pasado o a dejar ir gestos o palabras que intensifiquen aún más las diferencias.

La principal causa de las discusiones es hacer un mal uso de la empatía. Por ello, hacer el esfuerzo de meternos en la piel del otro es importante para solucionar lo sucedido.

Pareja discutiendo saludablemente evidenciando cómo se soluciona la causa de las discusiones y peleas

Debemos ser capaces de apagar la furia o el pinchazo de la rabia. Es más, hay que saber mostrar al otro esa apertura donde la empatía es palpable, donde se visualice un intento por comprender y por llegar a acuerdos. Cabe decir que este arte no es fácil, que exige tiempo y que demanda un laborioso trabajo interior. Sin embargo, el esfuerzo puede ayudarnos a disfrutar mucho más de nuestras relaciones.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.