8 formas de reducir el estrés durante una mudanza

¿Tienes que mudarte en los próximos días? Esta es una de las experiencias más estresantes por las que puedes pasar. A continuación, te ofrecemos claves para afrontar mejor dicha vivencia.
8 formas de reducir el estrés durante una mudanza
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 20 agosto, 2023

Cambiarse de casa es un paso emocionante para algunos y una experiencia abrumadora para otros. Reducir el estrés durante la mudanza requiere tener a mano un botiquín de primeros auxilios psicológicos, con el fin de sobrevivir a tal circunstancia. En él, debes incluir muchas dosis de autocuidado, una pincelada de paciencia y diversas herramientas de gestión emocional.

Asimismo, es importante tener en cuenta que vivirás días de grandes altibajos. La ilusión se combinará con la tristeza y las esperanzas con los miedos. Si bien es cierto que todo el mundo sobrevive con éxito a un cambio de domicilio, hacerlo del mejor modo permitirá lidiar de forma más efectiva con el inevitable caos de esos días. En la siguiente lectura, te explicamos cómo lograrlo.

«Para hacer cualquier cambio importante, primero hay que saltar al vacío».

~ William James (La voluntad de creer, 1896) ~

Estrategias para reducir el estrés durante una mudanza

Las mudanzas son de las vivencias que más estrés generan en el ser humano. Tal y como describen en la revista Urban Science, aunque la movilidad residencial es algo habitual en las personas, rompe las rutinas y te obliga a restablecer las redes sociales. Ahora bien, el hecho de hacer este acto con frecuencia, tiene un serio impacto en la salud mental.

Lo cierto es que no se habla lo suficiente de esta realidad psicológica. A menudo, te obliga a revisar tu propia vida a través de los objetos que eliges llevarte o desechar y, además, también altera tus vínculos interpersonales. Con frecuencia, al trasladarte dejas atrás personas a las que apreciabas. Si estás pasando por esto mismo, toma nota de algunas estrategias.



1. Focalízate en los aspectos positivos

Cuando tienes por delante una tarea compleja y desafiante, a la mente le cuesta mucho pensar a largo plazo. Solo ve los problemas, los inconvenientes y todo el cúmulo de obligaciones que se te vienen encima. Porque, aparte de la mudanza, tienes otras tareas que cumplir, como las laborales y las familiares. ¿Qué hacer, entonces, en estos casos? Lo detallamos enseguida:

  • Haz una lista de las cosas positivas que obtendrás con el cambio.
  • Recuerda que la mudanza es necesaria y será un paso significativo en tu vida.
  • Orienta tu foco en el día de mañana cuando ya estés instalado en la nueva casa.
  • Procesa esta experiencia como algo temporal: lo que sientes ahora no durará siempre.
  • Acepta que todo traslado implica tener que manejar unas cuotas más elevadas de estrés.

Aunque te cueste, haz que tu foco mental se oriente a la esperanza y no tanto hacia el estrés cotidiano. Una investigación divulgada en la revista Emotion expone cómo mantener la positividad en cada decisión que tomas mejora tu salud mental. Vale la pena practicarla.

2. Prepara tu mudanza con antelación

A la hora de reducir el estrés durante una mudanza, es recomendable que inicies esta tarea con tiempo de sobra. Evita, ante todo, dejarla para las últimas semanas y casi al límite del propio traslado. Ten en cuenta que mudarte a un nuevo hogar no es solo llevarte tus pertenencias a otro espacio físico. Esta experiencia es, por encima de todo, un acto emocional.

Prepárate al menos tres meses antes; para tal fin, será de gran utilidad escribir un diario. Precisa en ese cuaderno cómo organizarás cada paso. Asimismo, resultará muy catártico argumentar por escrito cómo te sientes, reflejar tus miedos, tus ilusiones y preocupaciones cotidianas.

3. Actividades de autocuidado

La ansiedad por mudanza puede llegar a niveles contraproducentes si no se aborda de forma adecuada. Para tal propósito, vale la pena el autocuidado cotidiano. Como bien matizan en la revista International Journal of Nursing Sciences, esta dimensión requiere practicar la conciencia, el autocontrol y la autosuficiencia. Estas son las claves:

  • Toma control de tus pensamientos y evita las ideas irracionales.
  • Recuerda todas las veces que saliste airoso/a de escenarios difíciles.
  • Confía en ti y en las habilidades que dispones para afrontar la situación.
  • Conecta con tus emociones y deja espacio a lo que sientes sin reprimirlo.
  • Canaliza esas emociones de valencia negativa mediante el ejercicio, el arte o la meditación.
  • Toma conciencia de cuándo necesitas descansar y el momento de darte un tiempo de calma o soledad.

4. Crea tu pequeño santuario en la casa que dejas

Durante el traslado, tu hogar se llenará de infinitas cajas y pertenencias que ordenar. Habrá caos, desorden y muchos nervios. Con el fin de alistarte para ello, existe otra estrategia muy simple. Consiste en crear un espacio de calma en la casa adonde acudir cuando el estrés te supere y la angustia te bloquee.

Puede ser una habitación o el rincón especial que siempre te gustó. Pon en ese lugar una silla y anda ahí para respirar de manera profunda y reordenar también tus pensamientos y emociones. Será tu pequeño refugio personal hasta que dejes de manera definitiva tu propiedad.

5. No te obsesiones con el perfeccionismo

A la hora de reducir el estrés durante una mudanza, es recomendable que silencies a tu voz autoexigente y perfeccionista, esa que desea tenerlo todo bajo control. Porque si hay algo evidente es que este tipo de situaciones siempre se acompañan de desorden, imprevistos y tareas que se escapan de las manos y que no se pueden resolver en el momento.

Ten en cuenta que, como informan en Open Journal of Social Sciences , la personalidad perfeccionista, con sus elevados estándares de desempeño y tendencia a la autocrítica, puede afectar a la salud mental. Sabiendo esto, procura reducir el volumen de ese yo interno que te castiga si las cosas no salen tal y como tienes previstas. Deja un pequeño margen al caos.

Piensa que el estrés es una respuesta humana natural a una circunstancia exigente o desafiante. El hecho de mudarte de casa es una de las vivencias más intensas a nivel emocional que suelen vivir las personas. Por tanto, acepta que la experiencia será difícil y que habrá días complicados, pero al final lo superarás y te adaptarás a esa nueva etapa.

6. Desarrolla tus propias «herramientas» emocionales

Mudarte afecta tu vida a todos los niveles posibles: emocional, social, conductual. Esa experiencia será como un marcapáginas en tu existencia y un momento que recordarás siempre. De hecho, en el  Annual Review of Psychology indican que los cambios interrumpen tus patrones de comportamiento rutinarios y, aunque algunos pueden planificarse, otros llegan de improviso.

Tu principal ventaja es que estás ante un tipo de cambio para el que es posible prepararse psicológicamente. Con tal propósito, es interesante desarrollar tus propias «herramientas» emocionales, esas que más se ajustan a tus características y necesidades. A continuación, te describimos algunas pautas en las que puedes basarte:

  • Rituales emocionales: visualiza la mudanza como un ejercicio que permite desprenderte y dejar atrás lo que ya no te es útil para dar paso a una vida más plena, ilusionante y esperanzadora. Por ello, es bueno decidir qué objetos llevarás y cuáles es mejor dejar.
  • Apoyo social: una de tus herramientas indispensables para reducir el estrés durante una mudanza es el apoyo de los tuyos. Si te mudas con tu familia, dedica momentos para hablar sobre cómo se sienten. En caso de que lo hagas solo, comparte con tus seres cercanos tus emociones.
  • Practica la autocompasión: para reducir el estrés durante la mudanza ten empatía contigo y entiende por lo que pasas. Es normal sentir miedo, angustia e incertidumbre. De igual modo, es permisible enfadarte y estar de mal humor de vez en cuando. Es una experiencia complicada para todo el mundo.
  • El duelo por la casa y el barrio que abandonas: los duelos son procesos de adaptación que nos permiten superar una etapa para iniciar otra diferente. Esa dinámica psicológica toma su tiempo e implica siempre tener que transitar por emociones difíciles. Desahoga lo que sientes y prepárate para ese momento cuando llegue.
  • Ejercicios de meditación y relajación: el estrés que suscita un traslado de residencia es un buen momento para iniciarte en la práctica de la relajación, meditación o mindfulness, si no lo has hecho ya. Un estudio publicado en Educational Research Review resalta los beneficios de esta técnica para reducir la ansiedad y el estrés en épocas de tensión.

7. Evita dejar las despedidas para el último momento

A no ser que vayas a mudarte a la calle de al lado, es muy probable que debas dejar tu barrio, tu vecindario y hasta tu ciudad. En este sentido, no puedes pasar por alto el detalle de que un traslado implica, con frecuencia, alejarse de parte tu red de apoyo. También de muchas personas a las que aprecias. En estos casos, es adecuado formalizar algún tipo de despedida.

Lo ideal es organizarlas con tiempo y no dejarlo para el final, intensificando con ello el estrés y el impacto emocional. Piensa que, gracias a la tecnología, la distancia no importará y que, si el afecto es significativo, habrá más oportunidades para verse y disfrutar de esas compañías. Recordar esto te hará sentir mejor. Si se cuidan, los vínculos no se rompen.

8. Atiende el estrés de los más pequeños de la familia

Un traslado puede ser una experiencia traumática para los niños. En caso de que tengas hijos, es importante situar la atención en ellos y comprender cómo lo viven y cuáles son sus sentimientos. Un artículo compartido en BMC Public Health explica que la movilidad residencial, si es frecuente, puede tener un efecto perjudicial sobre la salud mental en la niñez posterior.

Vale la pena estar atentos a sus reacciones e informarles de forma sencilla lo que ocurrirá. Darles una imagen favorecedora del cambio, ilusionarlos y hablarles de las cosas buenas que pueden suceder, resulta imprescindible. Asimismo, también es recomendable que no pierdan el contacto con sus amistades y que esos lazos construidos tampoco se rompan.



Dejar un hogar para volver a empezar

Lo sabemos, no es fácil dejar la que, hasta el momento, era tu casa. Entre esas paredes hay muchos instantes vividos, épocas difíciles y otras muy felices que nunca olvidarás. Sin embargo, ten en cuenta que tales experiencias no se quedan adheridas al hogar que dejas, se van en tu mochila personal; la misma que atesora tu historia de vida.

La etapa que tienes por delante es nueva y, aunque te suscite algo de incertidumbre, piensa que todo lo que sientes ahora mismo es normal. El estrés es ese mecanismo útil y eficaz que permite adaptarte a las situaciones diferentes. Así que aprende a regularlo para que sea tu aliado. Y, en caso de que este evento se te haga muy complicado, no dudes en pedir ayuda.


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