Jacinda Ardern, historia de acoso a una primera ministra

A Jacinda Ardern la llamaron la líder de la comprensión y la empatía. Ahora, sin apenas energías, ha decidido dar el paso y dimitir. La razón de esta decisión se explica por una terrible sucesión de derribo y acoso hacia ella y su familia. Hablamos de ello.
Jacinda Ardern, historia de acoso a una primera ministra
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 01 marzo, 2024

Si hay un aspecto que asumen los grandes líderes políticos es que las críticas son una parte más del cargo. Sin embargo, en los últimos años, el volumen de violencia y acoso que sufren muchas figuras públicas alcanza niveles vitriólicos. En esta era de las redes sociales, el clickbait y la necesidad de publicar nuevo contenido a cada segundo, el arte del vilipendio y la cosificación es algo constante.

Esto es lo que le ha sucedido a la primera ministra de Nueva Zelanda. Jacinda Ardern se convirtió en la líder femenina más joven del mundo cuando ganó las elecciones en el 2017. Un año después, la vimos acudir con su bebé en brazos a la asamblea general de la ONU. Si hubo un modo en que ejerció su liderazgo fue mediante la empatía y la amabilidad.

«Sé amable y sé fuerte». Esta era la frase que utilizaba en sus comparecencias durante la gestión del coronavirus y así era como ella misma intentaba mostrarse a los demás. Y, en efecto, ha dado ejemplo de una gran resistencia a lo largo de estos seis años llevando el timón de su país, hasta que el pasado 19 de enero anunció su dimisión.

Según explicó ante los medios, ya no le queda la suficiente energía en su tanque… Aunque días después, los medios publicaron las causas detrás de esta decisión.

«Soy humana, los políticos somos humanos. Lo damos todo, todo el tiempo que podemos. Y entonces llega la hora. Para mí, ha llegado la hora».

-Jacinda Arden-

Jacinda Ardern
Jacinda Arden será sustituida en febrero. Atrás quedan esos tiempos en que la «jacindamania» se extendió por toda Nueva Zelanda. Crédito editorial: Shaun Jeffers / Shutterstock.com

Las causas detrás de la dimisión de Jacinda Ardern

Uno de los momentos más difíciles a los que tuvo que hacer frente la primera ministra de Nueva Zelanda fueron los atentados de Christchurch, en marzo del 2019. Fueron dos ataques terroristas dirigidos hacia distintas mezquitas de la ciudad que terminaron con 51 víctimas.

El modo en que Jacinda Ardern reaccionó ante aquel desastre inspiró al mundo. En su discurso habló de los motivos inherentes de aquel ataque, que no eran otros que el odio a los musulmanes, el racismo y los prejuicios tóxicos. Insistió en que esos no eran los valores de Nueva Zelanda. El suyo es un país que busca representar la diversidad, la bondad, la compasión y el respeto hacia todo aquel que busque refugio en él.

No dudó en aparecer con el hiyab ante los medios para declarar después que se cambiaría la legislación para crear un control más estricto del acceso a las armas. Ardern siempre buscó la conexión emocional con los demás, logrando, con gran éxito, ese sutil y necesario equilibrio entre la firmeza y la empatía. Según los expertos, ella representaba la esencia misma del liderazgo femenino. Sin embargo, su figura y su manera de gobernar fueron objeto de ataques continuados.

Una líder para las grandes crisis que recibió constantes campañas de acoso

Antes de que ganara las elecciones en el 2017, el anterior primer ministro, Bill English, comentaba que Jacinda Ardern esperaba conquistar a los votantes como Campanilla, con «polvo de estrellas». Lo cierto es que lo hizo, cautivó a muchos y a ojos del mundo, Nueva Zelanda gestionó de manera eficaz la pandemia gracias a la eficacia de Ardern para manejar las crisis.

De algún modo, esto confirma lo que nos indica un estudio de la Universidad de Liverpool. Según este trabajo, las mujeres fueron mucho mejores a la hora de liderar la pandemia. Sin embargo, aunque la primera ministra fue motivo de inspiración por cómo manejó los desafíos nacionales e internacionales, tuvo que hacerlo con un ruido de fondo pernicioso y constante.

Sonadas fueron, por ejemplo, las palabras de Gareth Morgan, líder de The Opportunities Party. Explicó que Jacinda debía demostrar que era algo más que lápiz labial en un cerdo. Eso solo fue el inicio. En los últimos tres años de su mandato, las situaciones de acoso alcanzaron cuotas nunca vistas hasta el momento.

Los videos amenazando su vida y la de su familia han aparecido varias veces en YouTube. Los servicios de inteligencia tuvieron que desplegar más mecanismos de seguridad y protección hacia su figura. Nunca antes habían necesitado intensificar esos mecanismos, como en el caso de Jacinda Ardern.

El nivel de odio y acoso que ha recibido la exprimera ministra de Nueva Zelanda no tiene precedentes en dicho país.

Persecución, conspiración y amenazas de muerte

Hubo dos factores que incrementaron las campañas de acoso hacia Ardern: la regulación del uso de las armas y la vacunación contra el coronavirus. La policía registró 18 amenazas de muerte fundadas contra ella en el 2019, 32 en el 2020 y 50 en el 2021. De hecho, dos hombres fueron finalmente arrestados por estos cargos.

El año pasado Jacinda Ardern tuvo que hacer frente a una ocupación en los jardines del parlamento. Los manifestantes pidieron su ejecución. Más adelante, vivió una persecución por parte de una camioneta que no dejaba de lanzarle insultos misóginos y vejatorios.

Lo cierto, es que muchas de estas situaciones podrían haber sido tolerables si no fuera ella la única figura situada en el punto de mira de estos grupos. Su familia también ha sido objeto de amenazas; una línea roja difícil de tolerar.

Las campañas de violencia y misoginia no solo aumentaron de manera exponencial, sino que el nivel de amenaza contra su integridad física era muy real.

Jacinda Ardern
El vilipendio constante contra la primera ministra de Nueva Zelanda la llevó a una situación de estrés que ha terminado con sus fuerzas para continuar en el cargo. Crédito editorial: Alexandros Michailidis / Shutterstock.com

Un hecho que nos obliga a realizar una revisión como sociedad

«Por supuesto que me siento triste por dejar el cargo, pero también tengo una gran sensación de alivio». Esto es lo que decía Ardern ante los medios tras anunciar su renuncia. Es muy probable que deba pasar todavía una larga temporada asumiendo y construyendo un relato positivo de lo vivido; a cambio, retirarse del foco público le devolverá la calma necesaria.

Lo sucedido con esta líder política debe servirnos para hacer una meticulosa revisión sobre hasta qué punto estamos llegando como sociedad. Es esperable que toda figura pública reciba críticas a su gestión, pero no amenazas de muerte. Es habitual que se les juzgue por sus decisiones, palabras o conductas. Sin embargo, no es moral que se denigre a una persona por su género o ideología.

Su caso, como bien sabemos, no es el único. Esperemos que en algún momento reine más el sentido común que la irracionalidad, la reflexión que el clickbait.

Crédito editorial de imagen de portada: Alexandros Michailidis / Shutterstock.com

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  • Garikipati, Supriya & Kambhampati, Uma. (2020). Leading the Fight Against the Pandemic: Does Gender ‘Really’ Matter?. SSRN Electronic Journal. 10.2139/ssrn.3617953.

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