La emoción como mensajera

El Mindfulness enseña a entender las emociones como mensajeras, portadoras de información valiosa. De esta manera, deja de haber emociones positivas y negativas y todas ellas se convierten en una ayuda para nuestro desarrollo personal.
La emoción como mensajera
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 13 noviembre, 2019

El mindfulness enseña a entender la emoción como mensajera. Una mensajera que trae consigo una información muy valiosa. De esta manera deja de haber emociones positivas o negativas y todas se convierten en útiles y necesarias. Puede seguir habiendo emociones placenteras y displacenteras, pero todas ellas son carteras de información que nos pueden ayudar.

En realidad, no se puede controlar la aparición de muchas emociones, pero sí se puede comprender de dónde surgen. Los siguientes pasos consisten en reconocer la información que traen consigo y responder al mensaje de manera adecuada.

Mujer con los ojos cerrados pensando en mantener la calma en plena crisis

Atención a la emoción

El tomar consciencia de la emoción como mensajera nos brinda la posibilidad de aprender algo importante para nuestra vida. Así es como las emociones pueden ser muy buenas si las escuchamos sin concederles el control. Enfado, me quieres decir que algo no me ha gustado, pero ahora la respuesta la selecciono y modero yo.

Al reconocer la emoción sentida y descubrir la información que trae consigo, se recibe una comprensión y un enfoque que proporciona crecimiento y bienestar.

 “No olvidemos que las pequeñas emociones son los capitanes de nuestras vidas y las obedecemos sin siquiera darnos cuenta”.

-Vicent Van Gogh-

Dos funciones emocionales

Las emociones tienen dos funciones:

  • Proporcionar un mensaje o información.
  • Impulsar al movimiento.

Suele ocurrir que a veces solo nos quedamos en la segunda función: la que nos impulsa a actuar. Y así sucede que actuamos desde la impulsividad y emocionalidad (desde la rabia, el miedo, la tristeza…) sin escuchar lo que  cada emoción viene a informar.

Si no se recibe el mensaje que trae la emoción, esta se quedará internalizada, podrá ‘cronificarse’ o irrumpirá de manera constante hasta que sea escuchada. Por el contrario, si se atiende el mensaje, la emoción tal y como ha venido se irá porque ya habrá cumplido su trabajo.

“El dolor no es para hacerte sufrir. El dolor es para hacerte más consciente. Y cuando eres consciente, la desdicha desaparece”.

-Osho-

Las cuatro emociones básicas

Dentro de las cuatro emociones básicas se pueden categorizar muchas de ellas:

  • Dentro de la rabia: el rencor, el odio, el resentimiento, la furia, la indignación, la irritabilidad, la hostilidad…
  • Dentro del miedo: la ansiedad, el temor, la preocupación, la inquietud, la angustia, el nerviosismo, el terror, el susto…
  • Dentro de la alegría: la tranquilidad, la diversión, el placer sensual, la satisfacción, la euforia…
  • Dentro de la tristeza: la pena, el pesimismo, la melancolía, la autocompasión, el desaliento…

El mensaje de cada emoción

  • El miedo. El miedo sirve para proteger, movilizando los recursos necesarios para la respuesta de ataque, huida o inmovilidad. El mensaje que trae es el de la existencia de un peligro. Nos advierte de la necesidad de protección, de buscar cobijo y apoyo. El miedo aparece ante un peligro real o imaginado (por eso también es recomendable revisar la calidad y la naturaleza de los pensamientos y creencias, ya que estos tienen una gran influencia en las emociones).
  • La rabia. Esta emoción aparece cuando algo se interpone en nuestros objetivos o estamos ante algo que nos parece injusto. Nos avisa de que algo debe cambiar. Nos motiva a detener aquello que causa malestar. Informa de la necesidad de marcar límites.
  • La tristeza. Aparece ante la pérdida de algo que se valora como importante. Nos informa de la necesidad de una nueva reintegración personal para una adaptación a la nueva situación. Motiva a pedir ayuda y apoyo a los demás.
  • La alegría. Es una emoción que brota ante un suceso favorable. Orienta hacia la reproducción de ese acontecimiento (se desea reproducir aquel suceso que proporciona bienestar). Impulsa a emprender actividades, fortalecer lazos sociales, generar actitudes positivas… La alegría también ayuda a superar el miedo.

“No tengas miedo de tus miedos. No están ahí para asustar. Están ahí para hacerte saber que algo vale la pena”.

-C. Joybell-

Mujer meditando en una montaña

Mindfulness emocional

Para realizar un proceso de atención o consciencia plena a la emoción se requiere parar y conectar con ella, sentirla y buscar el mensaje que trae. A continuación, se desglosan los pasos que fácilmente se interiorizan y sistematizan, convirtiéndose en una manera de vivir la emoción como mensajera:

  • Reconocer la emoción y dale un nombre. Aceptar e identificar la emoción ayuda a poner distancia de la emocionalidad y a no dejarse arrastrar por ella. Por ejemplo, decir internamente “esto que estoy sintiendo es miedo” o “esta emoción que estoy empezando a sentir es rabia”.
  • Observar con quietud y desapego lo que la emoción está moviendo internamente.
  • No dejarse llevar por el impulso emocional que nos invita a huir, atacar, juzgar, gritar,… Sentir la energía que se está moviendo internamente, observando dónde se instala en el cuerpo (puede ser en forma de nudo en la garganta, o tensión en el abdomen, espalda, tensión generalizada…).
  •  Abrir un espacio de aceptación de la emoción, sostenerla y sentirla. No resistirse a ella, aceptarla y abrazarla internamente.
  • Dar paso a la comprensión que está detrás de la emoción. Cuando se toma consciencia del mensaje, es cuando se integra la energía de cada emoción y comienza la quietud y la serenidad.

Una vez hecho este proceso, la comprensión que ha ofrecido la emoción se registra como sabiduría. Mediante esta experiencia se va realizando un cambio interno que lleva a neutralizar todas las emociones, sin que haya que juzgarlas con etiquetas de ‘negativas’ o ‘positivas’. Es decir, todo lo que llega es bienvenido y la emoción como mensajera nos abre a la comprensión y el crecimiento.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.