La impulsividad y el auto-control
La impulsividad es un rasgo de la personalidad. Las personas impulsivas se caracterizan por una tendencia a comenzar o continuar una conducta sin tener en cuenta las consecuencias. No evalúan si sus actos o palabras pueden ocasionar malestar, tanto para sí mismos como para los demás. Es decir, que actúan siguiendo un impulso y no pensando o analizando las variables.
El trastorno de la hiperactividad o la bipolaridad están relacionados con la impulsividad, así como también los abusos de ciertas sustancias adictivas. Y se ha comprobado a su vez que esta necesidad de hacer las cosas sin pensar tienen un gran componente genético. Hasta puede ser hereditario.
¿Cómo se comportan las personas impulsivas?
Las personas impulsivas suelen ser propensas a la agresividad. Tienen problemas serios con el consumo de alcohol, drogas o fármacos y se las relaciona con la inclinación al juego y las apuestas de manera adictiva. También tienen inconvenientes para adaptarse a diferentes situaciones.
Un individuo con un comportamiento impulsivo tendrá un umbral de tolerancia más bajo que los demás. Además, sufrirá mucho en las situaciones cotidianas, ya que todo lo “pasan” a lo emocional. La impulsividad lleva a la desesperación, a la pérdida del control de sí mismo. Así como a la imprudencia, a la cólera, a la frustración, a sentirse atacado por los demás, a la indignación, etc.
Las personas impulsivas actúan sin pensar. Buscan experiencias arriesgadas y tiene una baja tolerancia al aburrimiento. Son desorganizados y no planifican actividades. Son olvidadizos y llegan tarde a todos lados. También son inconstantes y cambian de tareas a cada rato. Les cuesta esperar su turno para hablar y actúan de forma inapropiada.
La impulsividad a estudio
Un estudio realizado y publicado en la Biological Psychiatry se encargó de medir, a través de un escáner cerebral, el contenido de GABA en personas sin antecedentes psiquiátricos, con bajos niveles de impulsividad y que no consumían drogas. Los resultados revelaron una mayor cantidad de neurotransmisores en un área puntual del cerebro.
GABA es el neurotransmisor más abundante de nuestro cerebro. Se trata de un aminoácido que nos induce al sueño y a la relajación, además de equilibrar el cerebro inhibiendo la sobreexcitación. Contribuye al control motor, de la visión y otras funciones corticales. Regula la ansiedad y algunos medicamentos suelen aumentar sus niveles, por ejemplo en los casos de ataques de epilepsia o para calmar los temblores en los pacientes con la enfermedad de Huntington.
Sin embargo, la impulsividad está considerada dentro de los trastornos psiquiátricos. Según indica el Dr. Frederic Boy, el jefe de la investigación citada, las imágenes del escaner cerebral permiten reconocer diversas áreas de la mente y el comportamiento de las personas. Los actos de cada uno de nosotros están basados en la interacción de varios factores: genéticos, ambientales y sociales.
Resultados del estudio
Los participantes de este estudio eran hombres adultos que no dependían de ninguna sustancia (alcohol, tabaco, fármacos, drogas). Ellos completaron un formulario para evaluar diferentes aspectos de la impulsividad. Se sometieron a una resonancia magnética especializada llamada espectroscopía, que sirve para medir la cantidad de GABA en las distintas regiones del cerebro.
Los hombres que más cantidad de GABA tenían en el córtex prefrontal dorsolateral del cerebro eran aquellos con menor tendencia a la impulsividad o también conocido como “sentimiento de urgencia”. Es decir, esa necesidad de actuar de manera precipitada como respuesta a la angustia u otra emoción fuerte, como la ansiedad o la depresión.
Jhon Krystal, director de Biological Psychiatry, indica que los resultados de esta investigación se suman a las evidencias que demuestran que contar con bajos niveles de GABA pueden ser un factor de riesgo. Esto podría aumentar las probabilidades de sufrir ataques de pánico, insomnio o depresión. Si bien las mujeres no fueron incluidas en este estudio, los especialistas consideran que los resultados podrían ser similares. Aunque en este caso, las fluctuaciones hormonales femeninas tendrían efectos diferentes en relación a la impulsividad.
Las próximas etapas de la investigación se centrarán en determinar la relación entre la corteza prefrontal dorsolateral y el GABA. Luego se evaluará cómo tratar el déficit del neurotransmisor en esta área cerebral. Lo malo de ello es que como el GABA está presente en todo el cerebro, elevar su contenido indiscriminadamente podría tener consecuencias incalculables e imprevistas.
La impulsividad como frustración
A pesar de que las personas impulsivas puedan serlo debido a todo lo anteriormente explicado, no debemos olvidar que nuestro historial de aprendizaje es también determinante. Si desde pequeños nos han acostumbrado a tenerlo todo, el día que no tengamos aquello que queremos, posiblemente nos sentiremos frustrados. Esta frustración nos llevará a la ira, y la ira nos llevará a la impulsividad. “Lo quiero sí o sí”, ¿os suena esta frase? No nos conformamos con conseguir algunas cosas; lo queremos todo.
Las personas impulsivas suelen carecer de un auto-control emocional adecuado, por ello primero actúan y después piensan. De ahí que en muchas ocasiones les suela invadir la culpa. Es por ello tan importante aprender a conocerse uno mismo. La Inteligencia Intrapersonal de la que habla Howard Gardner engloba aquellos aspectos como la inteligencia emocional. Desarollando este tipo de inteligencia aprenderíamos a conocernos más a nosotros mismos a nivel emocional. De esta forma seríamos conscientes de nuestro estado emocional, pudiendo así, auto-controlarnos y no dejándonos llevar por el primer impulso que sintamos.