La solitude, un concepto diferente a la soledad

La soledad es una paradoja de nuestro tiempo; buscada, deseada, odiada y repelida por un marco cambiante, en el que nuestra naturaleza se siente confundida. Hoy queremos acercarnos un poquito, con la calma que requiere, y hablar de ella. ¿Nos acompañas?
La solitude, un concepto diferente a la soledad
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 06 abril, 2022

De manera histórica, respondiendo a nuestra naturaleza de animales sociales, hemos buscado compañía. En un principio, parece que este interés por el otro tenía una motivación más bien afectiva: otorgar calidez en el sistema de apoyo.

Este interés cambió; así, nacieron conceptos que refieren a relaciones de intercambio –quid pro quo– con una base más materialista o instrumental. En oposición, está el concepto de la solitude. Un estado de soledad en el que no se precisa del otro y además permite desarrollarnos en diferentes niveles.

En la actualidad, el concepto de sociedad líquida alude al estado fluido y cambiante de la sociedad, en la que la incertidumbre, por la vertiginosa rapidez de los cambios, ha debilitado los vínculos humanos. En este contexto, la compañía con un fin materialista es predominante y la soledad sería una circunstancia indeseada: un mal a erradicar.

Mujer pensando

La diferencia entre solitude y soledad

En contraste con la compañía materialista o amor líquido, existen en la lengua anglosajona dos tipos de estados soledad: la que conocemos con características negativas y aquellos que tienen características positivas, la solitude.

La diferencia principal entre la soledad y la solitude es que esta es una soledad buscada, que nos permite tener momentos de relajación, distracción o de insight. En resumen, con consecuencias positivas. No es malo querer estar solos cuando más lo necesitamos.

A pesar de las connotaciones negativas que pudiera tener la soledad, esta es necesaria. En el ritmo frenético de la vida actual, no es extraño que muchas personas decidan pasar un tiempo en este tipo de soledad positiva o solitude.

La soledad es necesaria y terapéutica en numerosos casos, como síndrome del burnout. Obvia decir que una persona sometida a estrés crónico, busque la soledad y la disfrute. Sin embargo, esta búsqueda de la soledad, tampoco define lo que es la solitude.

Incorporar momentos de soledad en nuestro día a día

Además, este concepto se caracteriza porque las personas disfrutan incorporando momentos de soledad en su día a día. A veces, estar acompañados en todo momento no resulta positivo para el desarrollo. El ser humano tiene la necesidad y el derecho de poder estar en soledad, con las consecuencias positivas de la misma.

La autora Virginia Thomas, expresa Solitude in a Social World, -Solitude en un mundo social-, que por diferentes factores, la mayoría de las personas han perdido su habilidad para dedicarse a ellas mismas y cubrir sus necesidades, sin caer en la ansiedad. Quizás, por ello, ahora la solitude es más necesaria.

La falta de tiempo o estar continuamente en compañía podrían ser factores que limitasen la manifestación natural de la solitude. Buscarla o crear un espacio para disfrutar de la soledad mejora nuestro sistema emocional, nos permite un espacio para la reflexión y generar ideas o pensamientos que de otra forma no tendríamos.

Mujer pensando

La solitude promueve la contemplación

La solitude propicia una situación contemplativa y por ello se puede relacionar con el estado contemplativo del mindfulnes. La contemplación consiste en ver las cosas tal y como son, estando presentes y con atención focalizada. Algo que puede resultar difícil cuando trabajamos bajo una demanda atencional alta y una tendencia a la multitarea. Incluso en nuestros ratos de ocio, estamos con la TV, la tablet y la pantalla del teléfono proyectándonos estímulos al mismo tiempo.

En el año 2018, Nguyen, Ryan y Deci evidenciaron que la solitude tiene la capacidad de equilibrar nuestros estados de alta y baja excitación; es decir, ya sea negativa o positiva la emoción, la soledad nos ayuda a calmarnos y regularnos.

Precisamente uno de los objetivos de la práctica de la atención plena o mindfulness es bajar ese nivel de excitación y sacarnos de un retorno mental sin aparente fin sobre aquello que nos preocupa. El mindfulness no solo es una técnica de relajación, sino también tomar una actitud más distendida de la vida. La solitude promueve el escenario para su ejercicio.

Uno de los principales beneficios de la soledad es el que se deriva de la ausencia de las limitaciones intrínsecas a la presencia del otro. En cierta manera, la persona cuando está sola también está en libertad. Uno de los beneficios que puede aportar la solitude es la creatividad, ya que esta parece encontrar una campo mejor abonado cuando hay mayor libertad.

Un estudio realizado en 1994 por Mihaly Csikszentmihalyi evidenció que los adolescentes que están menos acostumbrados a vivir con la soledad, demuestran también una menor creatividad. Tal y como expresa Virginia Thomas, la solitude es el arte y la ciencia de la soledad. –The art and science of being alone-. Si es un arte o una ciencia, el refrán de estar solo mejor que mal acompañado cobra mayor sentido cuando nos referimos al concepto de solitude .


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