La soltería se disfruta, una relación se respeta
Cada uno vive su vida y su sexualidad como quiere o le conviene. Sin embargo, cuando iniciamos una relación de pareja debe ser con el pleno convencimiento de respetar esa unión.
No obstante, hay parejas que acuerdan vivir de una manera no convencional su relación, pero esto siempre es pactado y con términos claros.
Cada relación es un mundo, por eso tenemos que poner en común lo que esperamos de ella, lo que nos resultaría deseable y lo que no toleraríamos porque va en contra de nuestros principios y de nuestras necesidades.
En este sentido, debemos aceptar que lo habitual es vivir una relación sentimental estableciendo una conexión única con la persona con la que hemos elegido recorrer parte de nuestro camino.
Cuando los términos del amor son estos, no hay nada que excuse una infidelidad, ni siquiera que el amor se haya acabado. O sea, si una persona se relaciona con otra cuando tiene un compromiso con su pareja, le está faltando al respeto a la relación, a su pareja y a su persona.
Esto no quiere decir que la persona a la que se le ha engañado no pueda perdonar a su pareja, pero lo más probable es que ya haya herido de gravedad sus sentimientos y emociones, creando un agujero de inseguridades en el que caben, como poco, la humillación y la traición.
La infidelidad más complicada es la sentimental
La peor infidelidad es la que tiene connotaciones emocionales; de hecho, es la que más preocupa y la más complicada de superar, pues supone más que un mero contacto sexual.
Sin embargo, hay estudios que concluyen que esta cuestión depende de nuestro género. Es decir, a los hombres les agobia más pensar en un quebrantamiento sexual, mientras que a las mujeres les preocuparía más el emocional.
O sea, que parece que a los hombres les angustia más pensar en que otra persona se relacione sexualmente con sus parejas y a las mujeres que sus parejas se enamoren o se ilusionen con otra relación.
No obstante, esto no siempre tiene que ser así ni tampoco deberíamos vivir pendientes de ello de manera constante. Al margen de todo, lo que importa es el engaño o la mentira, lo que no deja de ser una muestra de deslealtad en un momento dado.
No se trata de ideas hiperrománticas, sino de una cuestión de valores. Podemos contemplar con naturalidad el hecho de que alguien tenga relaciones fuera de su pareja, pero eso no quiere decir que “la traición” no vaya a crear una herida emocional en la otra persona.
Por eso, lo ideal es invitar a la reflexión y valorar los sentimientos que están en juego. Digamos que, de alguna manera, la libertad de uno termina donde comienza la de los demás, y que no es responsable justificar el daño que puede ocasionar esto.
Tener en cuenta lo que debemos a los demás: el respeto
Como hemos comentado, puede que haya parejas que toleren relaciones e intercambios fuera de su núcleo, pero esto no es lo común. Así, lo ideal es que nos mantengamos abiertos y comunicativos para tratar estos temas con nuestro compañero o compañera.
Las relaciones cambian, así como cambia el amor y las personas, y es por eso que lo que hace unos años creíamos conveniente, en el momento presente puede no serlo.
No hay nada que justifique que alguien juegue con nuestros sentimientos o nuestra confianza, pero sí que es verdad que debemos valorar cada situación en su contexto. Somos seres que cometemos errores y la infidelidad puede que solo sea uno más de ellos, lo que ocurre es que le otorgamos mucha más trascendencia.
No hay una fórmula mágica para evitar que las infidelidades sucedan pero, si esto ocurre, tenemos que tener bien claro que “hay vida más allá de una traición” y que puede que no sean situaciones irresolubles.
En cualquier caso, para tomar esto con perspectiva, es muy importante que nos queramos a nosotros mismos y seamos conscientes de nuestros sentimientos y emociones. De esta manera, podremos tomarnos un tiempo para superar esto primero personalmente y luego, si nos interesa, como pareja.