La teoría de la felicidad de la sabana, mejor solo que mal acompañado

La teoría de la felicidad de la sabana, mejor solo que mal acompañado
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Escrito por Edith Sánchez

Última actualización: 06 agosto, 2023

La teoría de la felicidad de la sabana surge de las conclusiones que arroja una investigación científica publicada en el British Journal of Psychology. Aunque todavía no se ha conceptualizado suficientemente, sí representa un interesante enfoque, basado en datos empíricos.

Todo comenzó cuando un grupo de investigadores hizo una amplia encuesta sobre la felicidad. Querían establecer si esta se relacionaba con el entorno en donde habitaban las personas. Básicamente pretendía contrastar el grado de felicidad que experimentan quienes viven en entornos rurales , en comparación con los que habitan entornos urbanos.

El hombre grande es aquel que en medio de las muchedumbres mantiene, con perfecta dulzura, la independencia de la soledad”.

-Emerson-

La investigación también recopiló datos demográficos y de cociente intelectual (CI) de los entrevistados. En total, se encuestó a 15.000 adultos , de entre 18 y 28 años. Esto dio lugar a la postulación de la teoría de felicidad de la sabana, cuyos resultados fueron publicados en el British Journal of Psychology y comentaremos a continuación.

Primera conclusión de la teoría de la felicidad de la sabana

Una de las primeras conclusiones, y también una de las más sorprendentes, tiene que ver con la relación entre cociente intelectual y el entorno preferido. Según el estudio realizado, las personas más inteligentes prefieren habitar en entornos urbanos. Al mismo tiempo, quienes tienen un CI más bajo presentan especial predilección por el campo.

Silueta de mujer

Este es uno de los aspectos más importantes en la teoría de la felicidad de la sabana. Los investigadores se preguntaron por qué los más inteligentes preferían un entorno urbano que, obviamente, resulta mucho más estresante y difícil de sobrellevar.

La respuesta que encontraron es que nuestro cerebro conserva muchos vestigios ancestrales. Uno de ellos nos inclina a buscar los entornos rurales porque son más fáciles de sobrellevar. Como lo hicieron nuestros ancestros viviendo en grandes sabanas. De ahí el nombre de teoría de felicidad de la sabana.

Sin embargo, el cerebro evolucionó y se volvió capaz de adaptarse a los entornos con alta densidad demográfica aunque fuesen más estresantes. Las personas de mayor CI sortean mejor esas condiciones. No llegan a determinar su vida y, en cambio, ofrecen más oportunidades para desarrollar sus proyectos.

La soledad, un factor clave

La encuesta preguntaba, entre otras cosas, por la cantidad y calidad de las relaciones sociales de los investigados. Los datos permitieron encontrar otro patrón interesante. Según este, las personas con un CI más alto se sienten más felices con pocas interacciones sociales. En los de menor CI ocurre todo lo contrario: cuanta más interacción social tienen, más felices son.

Así mismo, los investigadores explicaron que quienes tienen un CI más alto, precisamente emplean la soledad como un mecanismo para sortear más exitosamente el estrés urbano. Una de las maneras de reducir el número de estímulos es limitando sus relaciones con los demás. Esto les ayuda a evitar la angustia y les permite tener más tiempo disponible para invertirlo en proyectos a largo plazo.

Nueva York representando la teoría de la felicidad de la sabana

Por su parte, quienes tienen menor CI se sienten más felices cuando pueden interactuar con otros frecuentemente. Es, de hecho, un factor que disminuye su estrés y angustia; por contrapartida, invierten buena parte de su tiempo productivo en ello. Nuevamente en esto se aplica la lógica del ancestro de la sabana.

La validez de la teoría de la felicidad de la sabana

Por último, lo que la teoría de la felicidad de la sabana propone es que los más inteligentes son más urbanos y solitarios. Los de menor CI son más sociables, gregarios y afectos a los entornos rurales. Mientras que los primeros prefieren estar solos que mal acompañados, los segundos encuentran muy pocas satisfacciones en la soledad.

Quizás sea un poco apresurado darle total validez a la teoría de la felicidad de la sabana, pues aunque se basa en un estudio muy amplio y definitivamente aporta datos novedosos y sustentados, tal vez necesita de mayor conceptualización. Ninguna teoría sólida puede edificarse sobre la base de un solo estudio, por más extenso y técnico que este sea.

Tampoco parece muy sustentable el hecho de darle al CI un valor tan alto en el comportamiento. De hecho, la misma medición de la inteligencia no deja de ser un tema polémico. Así mismo, en la historia se habla de “genios gregarios” y “genios solitarios”. Mozart era uno de los primeros, Beethoven de los segundos. Pese a todo, el estudio resulta interesante y seguro que dará pie a nuevos desarrollos relacionados.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.