Las 4 fases del miedo

Las 4 fases del miedo
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Última actualización: 26 mayo, 2021

   El miedo es natural en el prudente, y el saberlo vencer es ser valiente.

(Alonso de Ercilla y Zúñiga)

El miedo es una sensación universal, todos alguna vez lo hemos experimentado. Se caracteriza por la sensación de angustia que se produce ante la percepción de una amenaza. Pero esto no significa que sea solo negativo, también tiene una vertiente positiva porque nos protege.

La sensación de miedo aparece para avisarnos de un peligro. Esto provoca que nos pongamos alerta y pongamos en marcha los recursos necesarios, para afrontar la situación si consideramos que podemos, de lo contrario iniciaremos la escapada o la huida, para alejarnos porque no nos sentimos capaces.

Es importante que tengamos en cuenta que el problema no es el miedo, sino que éste tan solo nos está indicando la existencia de un problema.

Pero ¿qué ocurre cuando el miedo se vuelve irracional? es decir, cuando proyectamos ese sentimiento hacia un objeto que nos inmoviliza, que no podemos controlar y tampoco sabemos superar. Para obtener las respuestas, os explicamos las cuatro fases que atravesamos cuando sentimos miedo.

Mujer con mucho miedo

Primera fase: imaginación

 

Muchas veces, cuando sentimos miedo, imaginamos de todo. Nos dejamos llevar por nuestras expectativas de lo que puede llegar a ocurrir, de manera exagerada. Pero realmente, estamos imaginando y creando en nuestra mente una situación peor de la que existe, sin saber cómo sucederá.

Nos adelantamos a los acontecimientos, generándonos miedo, y en ocasiones, ansiedad.

¿Por qué lo hacemos? la respuesta es sencilla. Como hemos dicho, sentir miedo nos prepara para protegernos y enfrentarnos a una situación difícil. Cuando empezamos a imaginar de forma exagerada, significa que nuestra mente está barajando posibilidades que pueden suceder para estar preparados para enfrentarlas.

Cuanto peor sea la situación que estemos pensando, mejor podremos enfrentarnos a ella, si consideramos que tenemos los recursos suficientes.

Nuestra mente trabaja rápido y no podemos evitar ponernos en los peor. Esto nos puede salvar la vida en muchas situaciones.

 

Segunda fase: miedo

 

La segunda fase del miedo, es el miedo propiamente dicho. Ya hemos imaginado anteriormente qué puede pasar, las posibles alternativas, cómo podemos escapar de esa situación… Ahora, llega el miedo.

El miedo, se manifiesta en tus pensamientos, pero también en tu cuerpo. Cuando llega el miedo empiezas a hiperventilar, tu corazón late más fuerte, tu voz se atenuará y sentirás tu cuerpo lleno de nervios. Ya no podrás imaginar, ni pensar. Tan solo sentir y prepararte para actuar, nada más.

Un ejemplo de miedo puede ser cuando tenemos miedo a hablar en público. Pensamos que lo vamos a hacer mal, que vamos a cometer errores, que se van a reír de nosotros… Creando y creando expectativas e imaginando las miles de alternativas posibles. Lo que nos provoca una retroalimentación que evita que nos deshagamos de este miedo, fruto muchas veces, de nuestras inseguridades.

 

Tercera fase: paralización y aceleración

 

Cuando nos centramos solo en lo que sentimos, sin darle cabida a nuestros pensamientos, puede ocurrir que nos bloqueemos. Esta es la tercera fase del miedo. Cuando ya no podemos pensar, cuando estamos ante una situación que nos impide actuar… Aquí sucede lo que todo el mundo teme, quedarse paralizado por el miedo.

Esta situación suele vivirse con impotencia, sin saber a veces, como salir de ella. Pero,  ¿qué podemos hacer? esperar. Cuando el miedo nos paraliza, debemos esperar a que pase. No es una sensación que se vaya rápido, sino que necesita unos segundos. Nuestro cuerpo ha encendido la alarma y necesita un tiempo, para comprender que no existe riesgo alguno.

También en esta fase el miedo puede acelerarnos, en lugar de paralizarnos. Y es en este momento, cuando empezamos a hacer tonterías. Un ejemplo es, cuando nos tapamos con las sábanas de la cama o miramos en el armario… Si lo pensamos bien ¿de qué nos van a proteger las sábanas? sabemos que es ridículo, pero en ese momento el miedo nos controla y no somos conscientes de lo que hacemos.

Mujer con miedo

 

Cuarta fase: recuerdos

 

La imaginación nos lleva al miedo en estado puro, el cual puede paralizar o acelerar. Pero, ¿cuál es el último eslabón de la cadena del miedo? Los recuerdos. Todo queda grabado en nuestra mente, sobre todo los acontecimientos estresantes o con gran tonalidad emocional.

Si hemos tenido una mala experiencia con una pareja, (y estamos diciendo “una mala experiencia”, un momento negativo, etc.) cada vez que nos acerquemos a alguien que tenga intenciones de ser nuestra pareja, se activará ese recuerdo previo. ¿Qué ocurre entonces? que los recuerdos nos condicionan, a la vez que nos protegen de un mal, por el que hemos pasado y queremos evitar.

Estos recuerdos, pueden provocar que perdamos oportunidades, por eso no son siempre positivos. Sí es verdad que está bien aprender y quizás actuar de otra manera para evitar que nos hagan daño, pero no evitarlo. Hay que intentar superar nuestros miedos, no dejar que ellos controlen y condicionen nuestra vida. Si tenemos miedo a hablar en público, saquemos nuestra fuerza de voluntad para superarlo. El miedo está en nuestra mente y solo nosotros mismos podemos superarlo.

Como hemos visto, estas son las cuatro fases del miedo por las que pasamos cuando algo nos aterra. Es normal sentir miedo, e incluso bueno, pero no podemos permitir que el miedo condicione nuestras vidas. Debemos aprender a superarlo. Recordad que todos podemos aprender de nuestros miedos. Ellos tan solo nos indican la existencia de un problema y la posibilidad de resolverlo. No conviertas al miedo en tu enemigo.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.