Lissa Rankin y la teoría de la autocuración
No es un tema nuevo. Desde tiempos inmemoriales se ha hablado acerca de la autocuración o capacidad del cuerpo humano para curarse a sí mismo. Ahora, la doctora Lissa Rankin publicó un libro llamado Mind Over: la prueba científica. Usted puede autocurarse en donde retoma este enfoque.
Lo que hace la médica Lissa Rankin es traer a colación el eterno enigma de los medicamentos placebo. Está claro que para la ciencia la sugestión de una persona actúa como mecanismo autocurativo. Lo que poco se ha estudiado es la forma de operar de este mecanismo.
“Las enfermedades son una tentativa de autocuración, una reacción biológica de supervivencia frente a un acontecimiento emocionalmente incontrolable”.
-Christian Flèche-
¿Cómo logra el cuerpo autocurarse? Ese es el interrogante central de las investigaciones que ha llevado a cabo Lissa Rankin. Su libro habla acerca de seis pasos esenciales para que el cuerpo pueda autocurarse voluntariamente. También señala las principales medidas para construir una mente “preventiva”, en términos de salud física.
Un antecedente emblemático
En 1957 se documentó un caso que se volvió paradigmático, en relación con los famosos placebos. El doctor Philip West trataba a un paciente cuyo apellido era Wright. Este tenía un linfosarcoma, que es una modalidad de cáncer. La enfermedad estaba muy avanzada y ya había hecho metástasis en diversas zonas de su organismo. El hombre se encontraba en estado terminal.
Sin embargo, el señor Wright había oído hablar de un medicamento experimental llamado Krebiozen. Le insistía todo el tiempo a su médico para que lo probara con él. Wright no era apto para entrar en el experimento. Pero fue tanta su insistencia, casi ruego, que el médico accedió, sabiendo que solo le quedaban pocos días de vida.
West le aplicó el Krebiozen un viernes. El lunes el paciente estaba muy vital y no presentaba síntomas de dolor ni otras molestias. Al examinarlo, sus tumores se habían reducido en un 50%. Lo más sobrecogedor es que tiempo después apareció un estudio en el que se declaraba que el medicamento era inservible. El paciente enfermó de nuevo. El médico, entonces, lo engañó. Le dijo que había una nueva versión de esa medicina, mucho más eficaz. Le aplicó agua destilada y el paciente mejoró de nuevo.
Pese a todas las evidencias, la Asociación Americana de Medicina no quiso darle mayor crédito a los hechos. Reveló que West había engañado a su paciente. Al saberlo, este enfermó de nuevo y ya no se recuperó. Hay innumerables casos similares. Fueron estos los que Lissa Rankin retomó para su estudio.
Lissa Rankin y la autocuración
Lo que hizo Lissa Rankin fue comenzar a documentar la gran cantidad de casos en los que el efecto placebo había surtido efecto. Tales casos cubrían varias enfermedades graves: cáncer, hipotiroidismo, diabetes, úlceras y hasta calvicie y VIH.
Encontró también varios experimentos en los que, por ejemplo, se les decía a los pacientes que se les estaba aplicando quimioterapia. En realidad se les administraba un placebo. Aún así, las personas perdían el cabello y vomitaban sin parar después de recibir la sustancia. Todo esto llevó a Lissa Rankin a postular, sin ninguna duda, que la mente es capaz de curar al cuerpo.
En particular, evidenció que si se crean las condiciones para que el paciente piense que va a estar bien, estará bien. El cuerpo recibe ese mandato, esa instrucción del cerebro, y actúa en consecuencia. También si piensa que está enfermo, enfermará.
Los medios para autocurarse
La doctora Lissa Rankin se refiere a varios caminos que le ayudan al cuerpo a ser más eficiente en ese proceso de autocuración. Sin embargo, básicamente insiste en dos elementos a los que considera definitivos en ese cometido.
El primer elemento es la medicina preventiva. Esto comprende todas las prácticas saludables incorporadas en el diario vivir. Más allá de su efecto concreto sobre el organismo, esos estilos de vida llevan a las personas a sentirse saludables. En esas condiciones son poco receptivas a la enfermedad.
El segundo aspecto tiene que ver con el estrés. Según la doctora Lissa Rankin, el estrés, en todas sus formas, tiene unos efectos excesivamente nocivos sobre la mente y sobre el cuerpo. El estrés activa negativamente lo que la doctora llama el eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal. Es la forma como el organismo reacciona a una amenaza. Pero el organismo no puede distinguir si se trata de un problema de pareja, o de un terremoto. Lo experimenta igual.
Aunque formalmente no se han avalado los estudios de Lissa Rankin, la mayoría de los médicos coinciden con ella en que es un hecho la eficacia del llamado efecto placebo. Sería bueno para todos que se incrementen los estudios y las investigaciones en esa dirección.