Llegar a la raíz de los problemas en 2 pasos

No se pueden cambiar ciertos pensamientos y patrones de conducta sin llegar a la raíz profunda de los problemas
Llegar a la raíz de los problemas en 2 pasos
Bernardo Peña Herrera

Escrito y verificado por el psicólogo Bernardo Peña Herrera.

Última actualización: 03 abril, 2020

Infinidad de personas tienen problemas que confirman no haber podido solucionar. Han querido cambiar en algo y no han podido. La tarea más importante es la de indagar, reflexionar, buscar los porqués y qué es exactamente lo que pasa. Es la única forma para llegar a la raíz de los problemas. Sin embargo, debemos ser honestos y sinceros con nosotros mismos.

Ten presente que si no has podido mejorar como querías, no es porque tu problema no tenga remedio, sino porque no has encontrado la solución, ni las técnicas que pueden ser efectivas a tu caso en concreto. Sin embargo, esto no quiere decir que, sin el adecuado aprendiza, no estén a tu alcance.

Llegar a la raíz de los problemas en 2 pasos

1. Reflexión profunda: ¿qué me pasa?

Hay que hacer un gran análisis sobre lo que ocurre, sacando la máxima información posible, puedes responder a las siguientes preguntas:

¿Qué me pasa o qué quiero cambiar?

Aunque pienses que sabes lo que te pasa, a veces, no se explora lo suficiente para descubrir cosas importantes. Se trata de hacer un estudio profundo sobre cuál es el problema real. Normalmente la mayoría no entra en detalles, se limita a resumir en unas palabras, sin llegar a concretar.

Por ejemplo que alguien te diga, “mi problema es que soy inseguro”, no responde a la pregunta. Debería detallar con exactitud, en qué situaciones siente más inseguridades, en qué otras se siente más seguro, qué factores, tanto externos como internos aumentan o disminuyen esa inseguridad.

Mujer pensando en la raíz de sus problemas

¿Por qué me pasa esto?

Los porqués son altamente importantes. Tómate tu tiempo y explora tu interior. Tú sabes el motivo de tus problemas, pero a veces cuesta reconocerlos. Recuerda que todo lo que descubras acerca de ti mismo, será positivo para ti.

Siguiendo el ejemplo anterior de la inseguridad, para responder el por qué de esa inseguridad, podríamos indagar en lo más profundo de nuestros temores. ¿Por qué le temo a esto?, ¿por perfeccionismo?, ¿O, tal vez, por miedo al rechazo?, ¿Porque en el pasado no me reforzaron positivamente o me pasaron cosas desagradables?

¿Qué es exactamente lo que me da miedo?

Afirmar que sentimos temor no nos responde a lo más importante. ¿qué es exactamente lo que produce ese temor?. Analiza esos temores en relación al problema. Por ejemplo:

“Me produce inseguridad hablar en público, porque no me desenvuelvo bien haciéndolo”. Pero, aunque no lo hicieras bien, ¿a qué es a lo que le temes?, ¿qué es lo peor que podría pasar?, ¿parecer inseguro?, ¿ser rechazado?, ¿que te vean como un bicho raro?, ¿recibir críticas o burlas?… ¿Qué pasaría si algo de eso ocurriera?, ¿sería tan insoportable?. Tú tienes todas las respuestas, y en tu interior están las herramientas para que no te importe tanto lo que otros opinen acerca de ti.

Una vez te conoces bien, ya puedes pasar a solucionarlo. Pero si no sabes exactamente y con detalles cuál es tu problema no podrás eliminarlo.

2. Pensar en argumentos alternativos

Debate sobre tu problema, lo que piensas sobre él. Si no has podido solucionarlo es porque tus pensamientos te conducen a un callejón sin salida. No obstante, si cambias la perspectiva, todo puede dar un giro.

Mujer tratando de cambiar su pensamiento

Por ejemplo, siguiendo el ejemplo anterior. Alguien puede no ser capaz de hablar en público porque tiene unas ideas o pensamientos sobre si mismos muy negativos. Esos pensamientos le impiden poder enfrentarse a exponerse ante un público.

Si pone en práctica este ejercicio y cambia su argumento, podría atreverse a hacerlo. Si su pensamiento anterior era que no vale para eso, le verán raro, lo hará desastrosamente, etc… Lógicamente, nadie con esos pensamientos podría hablar bien en público.

Si cambia esos argumentos, por otros contrarios, como: “puedo hacerlo bien, soy válido, no importa mucho si me pongo nervioso porque es lógico y le pasa a todo el mundo, etc..” podrá ser capaz de hacerlo e ir superándose cada vez que lo haga.

Los pensamientos negativos estancan más de lo que la gente se piensa. Son como una losa que nos ponemos encima y nos impide hacer muchas más cosas de las que hacemos. Si analizáramos los pensamientos que tienen las personas inseguras y los de las personas seguras, serían totalmente opuestos.

Mientras las inseguras desconfían de sus posibilidades, tienen una mala opinión propia, no se valoran, etc… Las seguras, confían en sus herramientas, tienen buena opinión propia ,se valoran y sobre todo no les importa si algo no sale bien, porque saben que nadie es perfecto y el error es humano y normal.

En resumen, todo empieza y termina por la mente, por los pensamientos. Si logramos cambiarlos, también nosotros cambiaremos. Es necesario llegar a la raíz de los problemas y solucionarlos desde la base. No es una tarea fácil, se requiere cierto dominio, pero los resultados merecerán la pena.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.