Meninges: características y funciones

Las meninges son una parte muy importante de nuestro sistema nervioso central. Constituyen un soporte fundamental para su funcionamiento así como para la alimentación y protección de las células que lo conforman.
Meninges: características y funciones
Cristina Roda Rivera

Escrito y verificado por la psicóloga Cristina Roda Rivera.

Última actualización: 16 agosto, 2019

Las meninges son un trío de membranas que cubren y protegen el sistema nervioso central, compuesto por la médula espinal (dentro de la columna vertebral) y el encéfalo (dentro del cráneo). Están colocadas una encima de la otra. La capa más superficial está formada por la meninge llamada duramadre, debajo está la aracnoides, mientras que la capa más profunda se conoce como piamadre.

En el espacio entre la aracnoides y la piamadre se encuentra el líquido cefalorraquídeo. Este líquido juega un papel protector para el cerebro: permite reducir el daño sufrido en caso de golpes o caídas. Varias enfermedades pueden llegar a las meninges, incluida la meningitis (inflamación de las meninges en general).

Meninges

Las meninges: protección del encéfalo y médula espinal

El problema del tejido nervioso es que es extremadamente frágil, ya que consiste en fibras nerviosas débiles y células especializadas dentro de un tejido muy blando. Por lo tanto, debe protegerse herméticamente contra las infecciones. El papel de las meninges sirve para superar estas dos debilidades: protección contra traumas y protección contra infecciones.

Infección de las meninges

Las meninges tienen su propia debilidad: están en contacto indirecto con el mundo exterior. De hecho, el oído (a través de la trompa de Eustaquio) está en contacto con el aire exterior, por lo que un oído a veces puede trasmitir rápidamente sus gérmenes a las meninges cercanas y causar meningitis. Esta es también la razón por la cual la complicación de algunas meningitis pueden ser problemas de audición.

Con la punción lumbar, se puede hacer un análisis de LCR (color, número de células y tipos de células encontradas) para determinar el origen de la meningitis. La apariencia del líquido puede dar pistas sobre el tipo de meningitis.

La llamada meningitis de líquido claro es, a menudo, de origen viral y la meningitis con líquido turbio o purulento es generalmente de origen bacteriano. El líquido se analiza para identificar el germen responsable de la meningitis y, por lo tanto, el tratamiento más adecuado.

En caso de meningitis viral, si el paciente no sufre de inmunodeficiencia, el propio organismo la derrotará sin un tratamiento externo. Si es una meningitis bacteriana, se deben tomar antibióticos lo antes posible para evitar posibles secuelas. También puede ocurrir una meningitis meningocócica, en la que deberá implementarse un tratamiento del entorno del paciente.

Las capas de las meninges

El sistema nervioso alojado en estructuras óseas no se encuentra en contacto directo con los huesos ni con el cráneo ni con la columna vertebral. Los órganos nerviosos se encuentran rodeados por por un sistema de capas membranosas, las meninges. Hay tres meninges que desde afuera hacia adentro son: la duramadre, la aracnoides y la piamadre.

La duramadre

La membrana más externa es la duramadre, dura y resistente, formada por tejido conectivo que protege las capas subyacentes de los huesos que los rodean. Asegura un comienzo de protección. La duramadre es visible justo por encima de la órbita del ojo.

Contiene gran parte de las venas que recogen la sangre utilizada por el cerebro y la devuelven al corazón. La duramadre recubre con gran precisión la mayor parte del sistema nervioso, llegando desde el cerebro hasta las vértebras sacras de la médula espinal.

Tanto la duramadre como el resto de las meninges contienen y están conectadas por diferentes fibras nerviosas, poseyendo múltiples receptores de presión y dolor. En la propia duramadre destacan la presencia de los nervios trigémino y vago, así como los tres primeros nervios espinales. Es, en definitiva, una capa de las meninges que hace de “puente” entre el sistema nervioso central y otros elementos del organismo.

La aracnoides

Entre la duramadre y la piamadre está la aracnoides, llamada así por su parecido con una telaraña. Está formada por una lámina externa homogénea, la aracnoides propiamente dicha, y una capa interna areolar, de grandes mallas, que constituye el espacio subaracnoideo, por donde circula el líquido cefalorraquídeo.

En este espacio también podemos encontrar una serie de importantes fosas y cisternas cerebrales en las que el líquido cefalorraquídeo se acumula, permitiendo a la vez su distribución. La función del líquido cefalorraquídeo es la de proteger, alimentar, lubricar, ayudar en la función eléctrica al sistema nervioso central, entre otras. O sea, proporciona el medio más adecuado para la supervivencia y función del principal sistema de coordinación y comunicación del cuerpo humano.

La inflamación de la aracnoides se llama aracnoiditis, que causa irritación localizada del encéfalo responsable de las crisis epilépticas y parálisis o trastornos sensoriales según el nivel de inflamación. Esta inflamación es a menudo una secuela de meningitis. La aracnoides y la piamadre son leptomeninges, o meninges suaves, más internas que la duramadre.

El espacio entre la piamadre y la aracnoides se llama espacio subaracnoideo, mientras que el espacio entre la aracnoides y la duramadre se llama espacio subdural, donde se encuentra líquido intersticial.

Meninges

La piamadre

La más interna de estas membranas es la piamadre que se adhiere al tejido nervioso. Es muy delgada, compacta y hace de soporte para los vasos sanguíneos al sistema nervioso central. Reviste estrechamente el encéfalo cubriendo las circunvoluciones y descendiendo en los surcos más profundos. Se extiende hacia afuera sobre los nervios craneanos y se fusiona con su epineuro. Las arterias cerebrales que entran en la sustancia del encéfalo llevan una vaina de piamadre con ellas.

La piamadre forma la tela coroidea del techo del tercero y el cuarto ventrículos del encéfalo y se fusiona con el epéndimo para formar los plexos coroideos en los ventrículos laterales, tercero y cuarto del encéfalo.


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