Mindful Eating o cómo alimentarnos de modo consciente
El Mindful Eating o la alimentación consciente hunde sus raíces en el Mindfulness para enseñarnos a comer de una forma más intuitiva, inteligente y satisfactoria. A un lado quedan las dietas o el hambre emocional que busca llenar vacíos, miedos o ansiedades. Porque comer de modo consciente es también un modo de alcanzar una vida más plena.
Todos sabemos que en materia de alimentación nunca dejan de emerger nuevas tendencias: dietas fabulosas, batidos detox llenos de grandes virtudes y revolucionarias tendencias de avispados gurús que buscan fama vendiendo su bálsamo de Fierabrás… A estas alturas hemos leído, visto y probado “casi” de todo. Sin embargo, cuando se hace referencia al Mindful Eating no se nombran calorías ni tipos de alimentos. Se habla ante todo de “escuchar el propio cuerpo”.
“Hay que comer para vivir y no vivir para comer”
-Molière-
Por ejemplo, algo que resulta curioso a muchos japoneses, cuando visitan Estados Unidos y conocen su dieta, son las grandes raciones con las que sirven la mayoría de sus platos. Hamburguesas dobles, batidos XL, doble ración de ensalada… La mentalidad nipona, acostumbrada siempre a hacer uso de pequeñas pero variadas raciones de alimentos, suele preguntarse si quizá el umbral de hambre de los estadounidenses es superior al japonés.
Esta pregunta tiene mucho que ver con el Mindful Eating. Nuestra cultura e incluso nuestro ritmo de vida se ha olvidado de conectar con el propio cuerpo para entender sus procesos, su umbral de saciedad, sus necesidades. A veces, nos limitamos a alimentar nuestras emociones pero no al propio organismo.
Es ahí donde esta interesante tendencia busca hacernos reflexionar sobre este tema del que hoy queremos hablarte.
Los 4 pilares del Mindful Eating
Sabemos que términos como la atención plena o mantener una atención consciente están de moda. Ahora bien, en ocasiones, hay quien sigue una tendencia como es el Mindfulness sin comprender con auténtica amplitud todos los pilares en los que se sustenta. No hablamos solo de un tipo de meditación, de una forma de combatir el estrés o de poner en práctica un método de relajación.
El Mindfulness es una ventana desde la cual, ver la vida de forma presente, cercana y auténtica. Nos obliga a dejar de avanzar entre la espesura de un bosque para percibir dónde están nuestras raíces y ante todo, sentirlas. Vivir el ahora no quiere decir buscar un hueco de 18 a 19.30 para meditar en calma. Significa adquirir un nuevo plan de vida, una nueva perspectiva en la que sin duda la alimentación es una parte fundamental.
Veamos ahora qué supuestos dan forma al Mindful Eating.
1. No se trata solo de cuidar qué comes, sino cómo comes
Comemos en 20 minutos porque en nada, hay que volver al trabajo. Nos alimentamos rodeados de estímulos, con la televisión a todo volumen, con un sándwich y el teléfono en la otra. Aún más, a veces hasta estamos más pendientes de esa conversación con los amigos o nuestros familiares que del plato que tenemos delante.
Todo este caos de estímulos y presiones que nos envuelven día a día nos impide sin duda centrarnos en lo que de verdad importa en ese instante: tu alimentación.
Es necesario cambiar rutinas en la medida que nos sea posible. Para ello, ten en cuenta estos sencillos consejos:
- Reduce el mayor número de estímulos a la hora de comer.
- Evita que en la mesa hayan muchos platos o muchos tipos de comida. Redúcete a lo esencial: primero un plato y luego otro.
- Come en un lugar tranquilo.
- Cuando comas en familia procura que el ambiente sea relajado.
2. ¿De verdad tienes hambre o quieres llenar un vacío emocional?
Todos lo hemos hecho alguna vez. Llegar a casa cansados, agobiados, con la ansiedad y la frustración saturando nuestra mente. En ese instante lo que de verdad puede complacernos es algo dulce o algo muy salado: un helado, una pizza con mucho queso, un tazón de chocolate o unas patatas fritas…
- Hablamos sin duda de esos momentos en que la comida se transforma en una catarsis emocional. Esa ingesta excesiva que se transforma poco a poco en kilos de más puede derivar más tarde en frustración y en una cárcel de la que nos cuesta mucho salir.
- Desde el Mindful Eating nos proponen a comer para alimentar nuestro cuerpo, comer para saciar el hambre, nunca a las emociones.
3. No hay prisa, saborea los alimentos, las texturas, los sabores
Masticar despacio sintiendo la explosión ácida de las fresas, aderezado por ese yogur blanco donde se esconden trocitos de nueces y avena, una combinación deliciosa donde nuestro cerebro agradece la presencia de la glucosa, los antioxidantes, las vitaminas y la fibra…
- ¿Cuándo fue la última vez que desayunaste con calma? El Mindful Eating nos invita a empezar a comer más despacio, a masticar mucho más cada alimento, cada pieza de fruta, cada vegetal, cada trocito de carne… Si lo haces con calma, te saciarás mucho antes y la cantidad de comida que llegará a tu organismo será la justa y la necesaria.
- Recuerda siempre que lo más recomendables es comer de todo pero en las cantidades justas. Pocas cosas son más adecuadas que comer 5 veces al día en pequeñas porciones antes que sucumbir al clásico atracón de la cena.
4. Ejercicio durante el día y antes de comer toma un vaso de agua
Seguro que también tú eres de los que cuando sirve la mesa coloca a menudo un vaso de agua junto al plato. No es lo adecuado. Lo ideal es bebernos ese vaso de agua unos 15 minutos antes de comer. De ese modo, preparamos nuestro organismo para la posterior alimentación y a su vez facilitamos la digestión.
En el Mindful Eating cada cosa tiene su momento. Comer implica masticar y deleitarnos del sabor de los alimentos. Si deseas beber, hazlo pero siempre antes o después.
Asimismo, tampoco podemos olvidar algo tan básico como ejercitar nuestro cuerpo y nuestra mente. De hecho, bastaría con salir a caminar media hora al día. Es un modo sensacional de poner en funcionamiento tu corazón mientras tu mente se libera, descansa y se oxigena.
El Mindful Eating nos propone empezar a ser “comedores intuitivos”. Antes de recurrir a rigurosas dietas, a contar calorías o a restringir alimentos, ayunar o a llevar a cabo alguna estrategia que ponga en riesgo nuestra salud, lo ideales es escuchar al propio cuerpo y sus necesidades.
Ello implica ante todo saber gestionar de forma adecuada las emociones. Pongámoslo en práctica y aprendamos poco a poco, a conectar un poco más con nuestro cuerpo de forma sabia, de forma consciente.