Las fascinantes ideas del neurobiólogo Rafael Yuste sobre el cerebro
Rafael Yuste es un científico pionero del famoso proyecto Brain, el estudio más amplio y profundo realizado hasta la fecha para comprender el cerebro. También es profesor de la Universidad de Columbia, en Estados Unidos, y una de las mentes más interesantes de nuestra época.
En una de sus entrevistas, Rafael Yuste toca temas sobre el cerebro que, desde fuera, pueden llegar a parecernos ciencia ficción. De hecho, es uno de los científicos de vanguardia que ha comenzado a abogar por los “neuroderechos”, pues está convencido de que estamos a un paso de lograr una tecnología que nos permita dirigir de manera precisa la mente de los demás.
También se ha referido a descubrimientos que hasta hace pocas décadas eran impensables. Por ejemplo, que cada cerebro crea su propia realidad y que esta es diferente a la de los demás cerebros. Suena loco, pero nadie como Rafael Yuste sabe que esta es una conclusión sólidamente argumentada y que no será la última sorpresa que nos depara la ciencia.
“Recordemos lo que dice el Dilema de Collingridge: cuando aparece una tecnología nueva, no sabes muy bien para qué va a servir, pero es muy fácil regularla; pero después, si la dejas andar y se extiende por toda la población, ya sabes perfectamente para qué sirve, pero es imposible regularla”.
-Rafael Yuste-
Rafael Yuste y los misterios del cerebro
Rafael Yuste supo desde niño que quería ser neurocientífico. La obra de Santiago Ramón y Cajal, padre de las neurociencias, fue su gran referente. Esa inquietud le llevó a proponer en 2011, durante un encuentro de expertos en Londres, la idea de elaborar el mapa del cerebro más completo que se hubiera hecho jamás.
Así nació el proyecto Brain, que en la actualidad está vigente y que sorprende al mundo de manera periódica con los hallazgos que reporta. De momento, se ha logrado mapear la estructura nerviosa de “un gusano pequeñito”, la larva de la mosca, la mosca entera y ahora van a por el cerebro del ratón, que tiene la friolera de 100 millones de neuronas.
Justo aquí viene una de las grandes revelaciones de Yuste: mapear el cerebro no solo permite “leer” este órgano, sino que también supone la posibilidad de “escribir” en él. Incluso lo ha dicho con todas sus letras: los neurocientíficos ya se han metido en el cerebro de los ratones y han cambiado su actividad cerebral y su comportamiento. Que esto pueda hacerse con los humanos es solo cuestión de tiempo.
Las máquinas que leen el pensamiento
Hasta ahora se habla de la posibilidad de leer el pensamiento de una persona como un asunto paranormal o de ficción. Rafael Yuste indica que no solo esto es una posibilidad real, sino que ya hay máquinas que leen el pensamiento. “Son todavía rudimentarias, pero han cruzado la línea”, agrega de forma tajante.
Estas máquinas no solo son capaces de meterse en la mente y saber lo que una persona está viendo y escuchando, sino que también son capaces de identificar lo que alguien está imaginando. Explica que las neurotecnologías, en este terreno, son de dos tipos. Por un lado, las que pueden “leer” la actividad cerebral y bajar esa lectura a un dispositivo. Por otro, las que pueden “escribir” tal actividad y subirla al cerebro.
Las primeras están más avanzadas que las segundas. Hoy por hoy, entre otros, hay un grupo de científicos en la Universidad de Berkeley que cuenta con dispositivos capaces de “leer” la mente desde 2008. Lo hacen de este modo: escanean la imagen cerebral mientras el sujeto experimental tiene que elegir una imagen entre 100 opciones.
Gracias a los resultados del escáner, los investigadores son capaces de determinar cuál ha sido la elección. Un hecho ya de por sí sorprendente. Sin embargo, podemos ir un poco más allá, ya que, pidiéndole a la persona que imagine algún objeto que no esté en ninguna imagen, también somos bastante buenos cuando intentamos adivinarlo basándonos en los datos del mismo procedimiento. Así, ¿cuánto nos queda para ser capaces de hackear el cerebro? Parece que no mucho…
Un futuro impredecible
Rafael Yuste piensa que en unos cinco años veremos como dos mentes artificiales son capaces de mantener una conversación inteligente. También asegura que muy pronto surgirá la posibilidad de hacer modificaciones en el cerebro. Para los neurocientíficos y para la sociedad será un gran paso, ya que esto podría solucionar problemas como la esquizofrenia, la depresión profunda y la enfermedad de Parkinson, entre otras.
Sin embargo, el panorama no es tan alentador cuando se observan los avances en ese sentido de las grandes multinacionales. Incluso ya ha comenzado a hablarse de un nuevo término: neurocapitalismo. Las empresas no quieren estos hallazgos para curar enfermedades, sino que miran la posibilidad de obtener dinero.
En un futuro no muy lejano, es probable que todos estos descubrimientos les permitan ver a los ciegos y caminar a los paralíticos. Sin embargo, también existe el riesgo de que se utilicen para moldear la mente de los consumidores y de los votantes, haciendo de este “un mundo feliz” y completamente dominado por las élites.
Imagen principal “Creative Commons” por Jh4099 licencia bajo CC BY-SA 4.0.
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- Salas, J. (2020). Por qué hay que prohibir que nos manipulen el cerebro antes de que sea posible. El País, 12.