No voy a permitir que esta tristeza me arrebate lo que soy

No voy a permitir que esta tristeza me arrebate lo que soy
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Última actualización: 31 agosto, 2023

Sí, hoy me levanté triste. A veces no sé si es ansiedad, desencanto o estupor ante lo que sucede a mi alrededor. No lo sé, pero a veces me siento triste, sin más. Albergar estas sensaciones y dejar que sucedan en mi interior ha sido a veces constitutivo de delito en una sociedad que impone la alegría como orden de vida (y de consumo para obtenerla).

Si embargo, entiendo que existe algo más allá de esta tristeza. Estoy YO, la que la sostiene. Estoy YO, la persona capaz de saber si lo que siento me arrebata lo que soy, mi consciencia de ser, del poder, del querer.

Pero no voy a dejar que la tristeza me arrebate lo que soy. No voy a actuar literalmente según lo que me dice mi angustia porque si ella vive es porque yo existo. Por tanto, ella no puede ser más fuerte que yo. Seguiré luchando, aunque ella esté en mis tripas, en mis sienes… La escucharé a veces por si tiene algo más que decirme, otras tan solo la dejaré estar. Pero el permiso se lo doy yo.

Me siento triste y esta también soy yo

No soy una partida ganada de antemano. Soy un tablero en el que conviven fichas negras y blancas. Sensaciones temporales, que albergo en ocasiones, como si guiaran mis pasos y dictaminaran todo lo que hago; aunque mi identidad siempre prevalece. Curiosamente, son estas sensaciones de tristeza las que me guían a una enseñanza. Me recojo en mi soledad, con el frígido y ensordecedor silencio. Me escucho a mí misma. Necesito sentirme así a veces para entender y crecer.

Chica triste

No voy a decidir nada estando triste, pero guardaré las enseñanzas de esta sensación para cuando me sienta valiente. La tristeza me ha enseñado tantas cosas y tan valiosas que no quiero eliminarla ni hacerla desaparecer.

Quiero que surja en mí. Mientras vivo, quiero albergarla como un sentimiento de pleno derecho. No quiero falsearla, violentarla. No quiero golpes de estados para mis sentimientos. Todos son válidos porque de mí surgen y de mí se nutren. Soy importante para ellos, soy la protagonista de su existencia y ellos hacen que yo tenga consciencia de que existo.

Voy a ver qué ocurre, qué brota de aquí, de esta tristeza… Si me sostengo o caigo. Lo único que siento es que al fin no me veo como algo común. Es el momento de mayor conexión con lo que siento.

Cuando vivo la tristeza como algo natural, la creatividad sale de mis bolsillos, mis zapatos, mis miradas y mis suspiros. Cuánto más grande es el dolor, más grande soy yo porque por primera vez el sentimiento me sostiene en lugar de las expectativas del resto.

No permitiré que la tristeza me impida luchar por mis valores

Mis creencias son mi brújula. Lo demás es solo la forma que voy encontrando en el paisaje. En el camino, encontraré gente que confundirá amabilidad con ingenuidad, sinceridad con impertinencia y tristeza con debilidad. Nada de esto impedirá conseguir mis objetivos, que a su vez son reflejos de mis valores.

“Me siento muy bien y soy feliz; pero en los más alegres momentos de mi vida, he de tener siempre un motivo de tristeza, no puedo evitarlo”.

-Fiódor Dostoievski-

Cada día daré un paso al frente para conseguirlo. Algunos días mi tristeza me impedirá casi tocar el suelo con los pies. Otros me parecerá un paseo ligero. Y en ocasiones, una carrera demasiado rápida y poco asimilada.

Sin embargo, llegó un día en el que tomé consciencia de que a veces en la más pura alegría, la llegada de una cierta tristeza amplificaba la vida, tomaba raíces que me hacían coger impulso para regarlas, cuidarlas y hacerlas crecer. Y de ahí, surgieron los más bellos jardines que cuidar.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.