Parasomnias: ¿qué son y cómo nos afectan?
Es probable que en algún momento hayas tenido o estés teniendo parasomnias, aunque no sepas que tienen ese nombre. Esas noches en las que hablas en sueños, tienes pesadillas o te levantas con dolor articular por el bruxismo son ejemplos de que has tenido un tipo de este concepto tan común entre las personas, pero tan poco empleado.
Como su traducción del griego indica (para: ‘impropio’ y somnum: ‘del sueño’), estos fenómenos son anormales. Son eventos que no podemos controlar, ya que no son voluntarios. Tampoco son considerados una patología como tal. Sin embargo, pueden llegar a ser muy molestos, ya que disminuyen la calidad del sueño y, de manera continuada, pueden afectar a nuestro rendimiento diurno.
Tipos de parasomnias
La parasomnia es un tipo de trastorno del comportamiento que se produce mientras dormimos. Se caracteriza por provocar despertares de manera breve o parcial, sin que exista una interrupción importante del sueño.
Es más probable que las parasomnias tengan lugar en las transiciones entre unas fases del sueño a otras. De hecho, entre estas interrupciones anormales del sueño encontramos una gran variedad de tipos que se clasifican precisamente según la fase del sueño en la que aparecen, principalmente.
Trastornos del despertar
Estos trastornos tienen en común dos rasgos. Por un lado, que suelen presentarse en el sueño de ondas lentas (NO REM). Por otro, que hacen que la persona se despierte de manera parcial o que lleve a cabo conductas de vigilia, de las que no es plenamente consciente. Estos trastornos son el despertar confusional, los terrores nocturnos o el sonambulismo.
El primero de ellos también suele conocerse como confusión o borrachera del despertar y es más frecuente en niños menores de cinco años. Los terrores nocturnos son frecuentes entre los 4 y 12 años y se caracterizan por un despertar brusco en el primer tercio de la noche, acompañado de gritos, lloro, taquicardia, entre otros signos.
Por último, el sonambulismo conlleva un mayor nivel de complejidad conductual. La persona realiza conductas complejas durante el sueño, que progresan hacia la marcha, estando en todo momento dormida. La severidad de esta parasomnia varía desde dar solamente unos pasos hasta tratar de escapar de la casa o realizar actos anormales. Si tenemos en cuenta posibles lesiones o caídas, las consecuencias pueden ser graves.
Trastornos de la transición vigilia-sueño
Este tipo de parasomnias suelen darse en personas sanas y son consideradas como variantes de normalidad. Entre ellas, encontramos los calambres nocturnos, los somniloquios o el movimiento periódico rítmico.
Los calambres en los músculos del pie o de la pierna son muy prevalentes en la población. Su aparición es rara en los niños, mientras que en adultos o personas mayores es de un 15 %. Suelen desaparecer sin causar mayores molestias.
Los somniloquios son verbalizaciones que se producen mientras que dormimos. Tienen una duración variable, desde segundos a minutos y suelen aparecer en momento de estrés. Son más frecuentes en la fase REM y en niños. Si permanecen en la adultez, es conveniente acudir a un médico para su exploración.
El movimiento periódico rítmico es también conocido como jactacio capitis nocturna, conducta de autoestimulación del lactante o trastorno de conducta de estimulación erótica del lactante. Son una serie de movimientos estereotipados y repetitivos en los que participan diferentes grupos musculares de la cabeza y el cuello o las piernas. Suelen comenzar antes del sueño y siguen durante las primeras fases de sueño ligero.
Trastornos de la fase REM
Este tipo de parasomnias, aunque suelen aparecer en la fase REM, no son exclusivas de ella. El trastorno de conducta de sueño REM produce un aumento del movimiento y tono muscular, acompañado de vocalizaciones. Suele manifestarse en patadas, moverse en la cama, pegar o patalear. Además, implica cierto grado de agresividad, puede llegar en ocasiones a lesiones en quien lo padece y en quien lo acompaña en la cama.
La parálisis del sueño se caracteriza por períodos de tiempo en los que la persona es incapaz de moverse voluntariamente. Está como paralizada, excepto los músculos respiratorios y oculares y la sensibilidad. Puede ocurrir de manera aislada o junto a episodios de narcolepsia; y se asocia a enfermedades psiquiátricas o creencias particulares. Las pesadillas, la disfunción eréctil relacionada con el sueño, las erecciones dolorosas en REM y la asistolia sinusal relacionada con el REM también forman parte de este tipo de trastornos.
Otras parasomnias
El bruxismo, la enuresis, la muerte súbita nocturna, la apnea del sueño del lactante o la hiperhidrosis no ocurren de manera diferencial en ninguna fase. Por eso, se agrupan dentro de este cajón de sastre, ya que tienen lugar indistintamente en varias de las fases del sueño.
Diagnóstico de las parasomnias
En ocasiones, para distinguirlo de otras entidades, como las crisis epilépticas, es necesario realizar un diagnóstico diferencial. La principal herramienta empleada por los médicos es la historia clínica, empleando como testigo a un miembro de la familia que pueda dar información sobre esas parasomnias.
Si nada de esto clarificador, entonces se procederá a tratar de realizar un registro del episodio de parasomnia. Esto se realiza normalmente con el estudio polisomnográfico y vídeo-EEG. Si sufres parasomnias de manera más intensa o frecuente de lo habitual, es recomendable que contactes con un especialista. De esta manera, él te puede ayudar a disminuir su aparición o a descubrir qué las ocasiona.
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- Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (SEPEAP)