El polígrafo: ¿es eficaz?
El polígrafo, conocido generalmente como el “detector de mentiras”, es un instrumento que se creó en el siglo XX. Su etiología lingüística deriva de poli = “muchos” y grafos = referente a gráficos y a la escritura. Así, podemos decir que el polígrafo sería esa máquina encargada de generar multitud de gráficos simultáneamente. Pero, ¿qué miden estas gráficas? Sencillamente, determinan la respuesta fisiológica que está experimentando el entrevistado.
Este instrumento nació con la idea de que las emociones se verán reflejadas en las respuestas fisiológicas. Es decir, si yo siento miedo eso se traducirá en sudoración, aumento del ritmo cardiaco, respiración agitada, por ejemplo. Sobre todo, se ha empleado con personas sospechosas de haber cometido un crimen para tratar de determinar si con su testimonio mentían o decían la verdad.
Breve historia del polígrafo
A partir de los años 20, se empezó a desarrollar la idea de crear una máquina que pudiese detectar “el engaño”. Fue así como asistimos al nacimiento del polígrafo y William Marston fue el encargado de darle forma al proyecto. Creó una curva del engaño basándose en diferentes mediciones de la presión sanguínea. Sin embargo, los resultados de su detector de mentiras no son aceptados como prueba, pues no estaba aprobado como procedimiento ni tan siquiera por la comunidad científica.
Posteriormente Larson, psiquiatra y policía de Berckley, construyó una versión modificada del detector de mentiras de su predecesor. Con ello, quería modernizar a los cuerpos de seguridad y evitar la brutalidad que en ocasiones empleaban para obtener los testimonios. Junto a la presión sanguínea, introdujo otra medida: el ritmo respiratorio. Con ello pretendía aumentar la precisión de los resultados. Así, en 1924 el polígrafo empezó a usarse en las investigaciones policiales.
No obstante, para llegar al polígrafo actual este polígrafo intermedio debería sufrir un nuevo retoque, el que añadió Keeler. De esta manera, la nueva variable susceptible de medición que se sumó a las anteriores fue la conductividad electrodérmica. Es decir, la medida en que nuestra piel es capaz de conducir la electricidad. Se entendía que la duda, y por extensión la mentira, aumentaba la conductividad de nuestra piel. Esta reacción fisiológica se relacionaba con el miedo o la ansiedad.
¿Cómo funciona el polígrafo?
Dentro del polígrafo hay dos pruebas que se van a emplear en mayor medida. Su procedimiento es distinto, pero ambas se basan en la formulación de preguntas con el objetivo de crear ciertas alteraciones emocionales en el potencial sospechoso de forma que estas se exterioricen fisiológicamente.
CQT (Control Question Test)
En otras palabras, el Test de la Pregunta Control. Es el más utilizado. Se caracteriza porque se van a formular tres tipos de preguntas distintas: las irrelevantes, las relevantes y las de control.
Irrelevantes
Son aquellas preguntas que no van a ofrecer ningún tipo de información importante. Son generales y no están relacionadas con el caso que se investiga. No se espera que la persona presente ningún tipo de arousal (activación) al contestarlas.
Relevantes
Sí tienen relación con la investigación. Son preguntas específicas acerca del suceso acontecido. Se espera que las respuestas sean negativas (dar una respuesta afirmativa supondría admitir los hechos) y que los culpables experimenten una mayor activación (tanto emocional como fisiológica).
Control
Preguntas extremadamente ambiguas. Son muy imprecisas y se intenta que se formulen de forma que sea imposible contestarlas de forma negativa sin dudar de la propia respuesta. Hacen referencia, en su mayor medida, a hechos muy lejanos.
No tienen ningún tipo de relación con el caso, pero pueden hacer referencia a actos llevados a cabo por la persona tiempo atrás y que podrían presentar alguna similitud con lo que ha ocurrido. Por ejemplo, si el delito ha sido un asesinato, se pregunta al sujeto entrevistado si alguna vez ha hecho daño a alguien a lo largo de su vida. Con ello se pretende que tanto culpables como inocentes presenten el mismo arousal.
De esta manera, lo que se intenta conseguir es que los inocentes presenten una mayor activación ante las preguntas control. Al ser más ambiguas, temerán equivocarse en su respuesta. En las relevantes contestarán con una menor activación porque no tienen nada que ver. Sin embargo, los culpables mostrarán una activación superior en las preguntas relevantes, pues al fin y al cabo las consecuencias derivadas de este tipo de preguntas son mayores que las de control.
GKT (Guilty Knowledge Test)
El test de conocimiento del culpable. Hace referencia al conocimiento que tiene que tener el culpable sobre el caso. Se realizan varias preguntas con opción múltiple de respuesta, de tal forma que solo una de ellas es la correcta.
Se entiende que el culpable sabrá cuál es la opción correcta a elegir, por lo que presentará un arousal mayor cuando se presente dicha respuesta. Sin embargo, el inocente, que no conoce del caso, debería presentar el mismo nivel de activación en todas y cada una de las posibilidades al no saber cuál es la correcta por no tener conocimiento en el asunto. De tal forma, la respuesta correcta debe ser totalmente reconocible para el culpable, pero igualmente de probable que las otras opciones para el inocente.
Límites del polígrafo
A pesar del uso que se le ha dado al polígrafo durante años, no podemos obviar que existen ciertas limitaciones que reducirían la fiabilidad que se le ha querido otorgar. El National Research Council comunicó en 2003 un informe sobre el polígrafo. Por ejemplo, en él se analizaban las bases psicológicas sobre las que se asentaba este instrumento o los procedimientos que seguía. Sus conclusiones más importantes fueron:
- Precisión del polígrafo: las respuestas fisiológicas medidas por el mismo no responden únicamente al engaño. Es decir, hay una gran variedad de procesos psicológicos que pueden exteriorizarse fisiológicamente de la misma forma que el engaño. Esto limitaría enormemente la precisión que se pretende conseguir.
- Bases teóricas: las bases teóricas científicas sobre las que se asienta el polígrafo son muy débiles. Los términos de miedo, arousal u otros términos emocionales no están bien definidos.
- Debido a ello, las medidas poligráficas no son del todo fiables a la hora de generalizar esos resultados a otras poblaciones y grupos diferentes de los que se han obtenido dichos resultados. En definitiva, no se pueden generalizar los datos a otras personas distintas que no hayan sido las que se han examinado.
- Realismo de la evidencia: la investigación en laboratorios no se ajusta a la realidad de las pruebas. En este caso, las consecuencias de determinar si una persona miente, o no, no van a ser muy importantes. Sin embargo, esta falta de realismo en la investigación puede derivar en graves problemas en la vida real al presentar una tasa elevada de errores al evaluar a inocentes.
- El polígrafo se emplea cuando no hay pruebas demasiado sólidas para incriminar a un sospechoso, por lo que los resultados del polígrafo no se pueden contrastar de ninguna forma.
- Existen contramedidas para mentir al polígrafo. El control de las mediciones y de las respuestas fisiológicas se puede aprender, dando las respuestas que quiere el propio sujeto examinado y no las que se pretenden obtener con la prueba poligráfica.
Entonces… ¿es eficaz?
Aunque solamente hemos destacado algunas limitaciones, el informe señala muchas más. De aquí se puede deducir que efectivamente el polígrafo dista de ser completamente fiable. Algo muy preocupante si pensamos el campo en el que se aplica.
Lo cierto es que tiene varias deficiencias que no se han corregido. Ello debería activar nuestras alarmas, puesto que el uso de un método que no asegura resultados exactos sobre el engaño puede aumentar significativamente la probabilidad de condena de personas que en realidad son inocentes.
Referencias bibliográficas
National Research Council, (2003). The Polygraph and lie detection., Washington, DC: The NAtional Academies Press