¿Por qué a veces nos coge la risa tonta?

¿Alguna vez te ha cogido la risa tonta en la situación menos apropiada? Estallar en carcajadas en momentos en los que no deberíamos tiene una explicación psicológica que vale la pena conocer.
¿Por qué a veces nos coge la risa tonta?
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 11 febrero, 2021

¿Por qué a veces nos coge la risa tonta? A todos nos ha pasado en más de alguna ocasión. Estamos entre un grupo de amigos y de pronto, a partir de cualquier tontería, pasamos de la risa a la carcajada y somos incapaces de detenerla, contagiando al poco a todos los demás. Ahora bien, lo llamativo de este fenómeno es que también puede darse en las situaciones menos apropiadas.

Casi sin saber cómo ni por qué, la risa puede aparecer en situaciones de contenido estrés. Surge por ejemplo cuando intentamos sacar nuestro billete del metro y al meter las monedas, estas se quedan atascadas. También podemos experimentar este fenómeno en medio de un examen, al quedarnos atrapados en un ascensor o en cualquier circunstancia en la que sentimos cierta ansiedad.

¿Cómo puede ser? ¿Qué mecanismo psicológico rige este tipo de risa tan peculiar?

¿Razones de por qué a veces nos coge la risa tonta?

Las personas reímos por cosas lógicas y también por dimensiones de lo más ilógicas e irracionales. Pero aún así, tras esos instantes de efusividad absoluta hay algo que siempre experimentamos: alivio, desahogo y tranquilidad. Lo cierto es que pocos mecanismos definen tanto al ser humano como la risa porque con ella estrechamos lazos sociales y a su vez liberamos emociones.

Ahora bien, es interesante tener en cuenta que este mecanismo no es exclusivo de nuestra especie. También hay animales que ríen, como por ejemplo los chimpancés, los orangutanes, los gorilas y hasta las ratas. El psicobiólogo y neurocientífico Jaak Panksepp nos recuerda en su libro Affective Neuroscience que en el reino animal son muchas las criaturas que disfrutan de las cosquillas y son capaces de reír.

Sin embargo ¿experimentarán también los chimpancés eso que definimos como risa tonta? De momento no está demostrado, pero lo que sí sabemos es qué motiva y explica esas inusuales pero siempre chispeantes reacciones. Lo analizamos.

La risa sin sentido ni fin: la complicidad que nos une

Muchos hemos tenido alguna vez esa divertida experiencia. Estamos con ese amigo de siempre o nuestra pareja y de pronto vemos un estímulo o sucede algo que solo nosotros entendemos. La complicidad se suele inscribir en los pequeños detalles, en los gestos, y esto puede provocar a veces que surja esa risa espontánea entre dos, esas carcajadas que van in crescendo y que no podemos controlar.

La risa tonta entre amigos, por ejemplo, es un fenómeno muy común.

La risa tonta y la función autorreguladora: me río porque estoy nervioso

Margaret Clark es profesora de psicología en la Universidad de Yale y coautora de un interesante estudio. En él nos habla de lo que se conoce como “expresiones dimorfas de emoción positiva”. ¿Qué significa esta propuesta? Significa que en ocasiones, las emociones positivas no aparecen como reflejo de un estado interno feliz, alegre, relajado o satisfecho.

Hay veces en que determinadas reacciones emocionales tienen como finalidad regular nuestro estado interno. Para comprenderlo mejor pondremos un sencillo ejemplo. Tenemos la primera cita con la persona que nos gusta. De pronto, en medio de esa cena nos coge la risa tonta y no podemos parar. La otra persona, sorprendida y sin saber qué ha motivado esa situación, no puede más que mirarnos sin saber qué decir.

Evidentemente, no nos reímos como respuesta a la felicidad o la diversión. En esas circunstancias en las que las emociones son muy intensas suele aparecer este mecanismo como forma de regular el nerviosismo. Es la respuesta del cerebro para favorecer la homeostasis y permitirnos así obtener algo de alivio y recuperar el control de nuestras funciones cognitivas, sociales y psicológicas.

Hombre atractivo experimentando la risa tonta

Cuando reír sin saber por qué reduce el estrés en una situación concreta

La risa tonta aparece en instantes de complicidad con amigos y también cuando nos sentimos muy nerviosos. Ahora bien, existen otro tipo de situaciones en las que este mecanismo puede aparecer de manera automática sin que nos demos cuenta. Hablamos del estrés. Pongamos un nuevo ejemplo que nos puede ser muy familiar.

Estamos en el trabajo, a última hora de la tarde y a punto de acabar nuestra jornada. Pero nos falta una última cosa: imprimir unos informes para entregarlos a un departamento concreto de la empresa. Sin embargo, al darle a imprimir nos sale el aviso de que le falta tinta de color negro. Se la instalamos. Volvemos solicitar la impresión y entonces nos notifica que le falta tinta de color magenta.

En ese instante en que nos sentimos saturados, agotados y tremendamente estresados, emerge de pronto la risa tonta. Reímos casi a la desesperada y a veces hasta dejando que nos caigan las lágrimas. Esta reacción es otro recurso del cerebro para generar alivio, para reducir el pico de ansiedad y estrés de la mente y el organismo al regalarnos una buena dosis de endorfinas.

Así, y por término medio, después de ese buen rato bajo el dominio absoluto de la risa tonta, es común sentir un profundo alivio y ver las cosas de otro modo. Reír sana, reír reconforta y actúa además, como fabuloso recurso de homeostasis emocional.


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