¿Por qué soy tan emocional? 6 razones que lo explican

Puede que muchos te hayan hecho creer que hay algo malo en ti solo porque eres muy emocional. Esa sensibilidad no es patológica. En este artículo hablaremos de por qué sientes el mundo de esa manera.
¿Por qué soy tan emocional? 6 razones que lo explican
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 11 diciembre, 2021

¿Por qué soy tan emocional? Son muchas las personas que, en algún momento de su vida, empiezan a cuestionarse y a preguntarse por qué son como son y reaccionan como lo hacen. Si surge esta necesidad, la de ponerse en tela de juicio, es porque el mundo que nos rodea mira con extrañeza a quien hace de las emociones su lenguaje, su expresión y su forma de ser.

El ser humano es una criatura emocional que razona. Sin embargo, nuestra sociedad aboga por la contención de estos estados psicofísicos. Las tristezas se esconden, uno debe venir llorado de casa, la felicidad se contiene y siempre es mejor procesar cada suceso con el equilibro y la frialdad de un robot antes que llamar la atención.

Quizá por ello, el hombre y la mujer emocional se sienten desubicados y extraños. Se perciben como alienígenas en un planeta inhóspito, como un ser excesivamente sensible en medio de una sociedad entrenada en la insensibilidad. Es importante entender que no hay nada malo en este tipo de personalidad. Profundicemos un poco más en este tema.

Las personas muy emocionales se esfuerzan en ser como los demás, pero el problema es que eso les lleva a sobreexcitarse y angustiarse aún más.

Hombre llorando sentado en el suelo preguntándose ¿Por qué soy tan emocional?

Razones de por qué eres tan emocional

Todo aquel que se pregunte aquello de “por qué soy tan emocional” debe entender un aspecto sencillo. Cada uno de nosotros somos emocionales, con la excepción de que cada uno se mueve en esta dimensión de un modo particular. Un ejemplo, estudios como los realizados en la Universidad de Groningen, en los Países Bajos, y la Universidad Pompeu Fabra, en Barcelona, destacan algo relevante.

Aún no lo sabemos todo sobre las emociones. Sin embargo, y gracias a un experimento en el cual se monitorearon las emociones de una muestra amplia de personas en varios países, pudo verse que en la vida cotidiana las emociones ocupan el 90 % de nuestro tiempo. Por ello, es importante partir de la base de que no somos tan racionales como pensamos.

Asimismo, tampoco existe un baremo de cuánta emoción hay que sentir para “ser normal”. No hay cuotas ni índices ni percentiles. Lo más relevante es que el universo de las emociones no bloquee nuestro bienestar, nuestro potencial humano o la habilidad para relacionarnos con los demás.

Intentemos comprender ahora qué puede haber detrás de quien se sienta excesivamente emocional.

1. Aspectos neurobiológicos

La disposición para reaccionar y procesar nuestro entorno desde un punto de vista más emocional puede tener su origen en factores neurobiológicos. Trabajos, como los realizados por la doctora Bianca P. Acevedo y la doctora Elaine N. Aron, exponente en el estudio de la personalidad altamente sensible, demuestran mediante resonancias magnéticas esas particularidades cerebrales presentes en este perfil.

Por tanto, podemos indicar que esa alta emocionalidad está mediada por una activación mayor de regiones del cerebro involucradas en la conciencia, la integración de información sensorial, la empatía y la planificación.

2. Genética

Ante la pregunta de “¿por qué soy tan emocional?”, considera un aspecto sencillo: tu genética. Pueden existir particularidades en tus genes, como el asociado a los neurotransmisores como la serotonina o la dopamina, los cuales, pueden desencadenar una mayor actividad en ciertas partes del cerebro.

Las personas muy emocionales son, en buena parte, resultado de un cerebro que presenta unas características particulares. Una mayor activación en determinadas regiones y una liberación más elevada de dopamina y serotonina estarían detrás de esta característica.

3. Estrés psicosocial en la infancia

Hay experiencias tempranas que hacen mella en el cerebro y la personalidad. Haber sufrido estrés psicosocial a una edad temprana hace que, en ocasiones, la persona sea más sensible y vulnerable a la ansiedad. Se crea un patrón emocional más sensible y un modo de reaccionar a los estímulos más intenso e incluso desproporcionado.

4. Preocupación excesiva

La preocupación excesiva y dominada por un diálogo interno negativo alimenta la ansiedad. De este modo, quien se pregunte aquello de por qué soy tan emocional debe valorar esta conjunción de variables. La ansiedad incentivada por una mente adicta a la preocupación origina un patrón emocional más elevado, sensible e intenso.

No podemos dejar de lado que, en muchos casos, las emociones se alimentan por aquello que pensamos. Un enfoque mental orientado hacia la negatividad y el catastrofismo nos mantiene alerta y con las emociones siempre a flor de piel.

5. Cambios importantes en tu vida

Pérdida de trabajos, rupturas afectivas… Hay muchos eventos de gran impacto que pueden concatenarse unos con otros. Son realidades que no sabemos muy bien cómo procesar, que nos desgastan y afectan de muchas maneras.

Poco a poco nuestra personalidad cambia y aumenta nuestra emocionalidad. Esos impactos vitales pueden acompañarse de una vulnerabilidad subyacente que intensifica sus emociones.

La alta emocionalidad puede definir sencillamente tu forma de ser, tu auténtica personalidad

Mujer pensando en que por qué soy tan emocional

6. Personalidad

La personalidad emocional se caracteriza por una elevada empatía y la intensidad con la que se vive y entiende la vida. Este no es un problema, es una forma más de sentir, autopercibirse y comportarse. Es más, se estima que entre un 15 % y un 20 % de las personas se caracterizan por este factor.

Buscar el origen de este patrón de personalidad es igual de complejo que entender cualquier otro tipo de personalidad. Cada uno evidenciamos unos rasgos, unas características y eso no nos hace mejores ni peores. Nos hace únicos.

Ahora bien, lo importante es que esa emocionalidad actúe siempre en nuestro favor y reforzando cada característica: la intuición, la empatía, la pasión, la conexión social, etc.

En relación con esto último es fundamental considerar que la alta emocionalidad se relaciona más con la depresión y la ansiedad. Controlar lo que sentimos y cómo lo sentimos es clave para hacer de este rasgo de personalidad nuestro mayor potencial.


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