El poder de las profecías autocumplidas

Constantemente hacemos juicios sobre nosotros y los demás, pero ¿sabes que esto puede condicionar el comportamiento tanto que se termina cumpliendo?
El poder de las profecías autocumplidas
María Vélez

Escrito y verificado por la psicóloga María Vélez.

Última actualización: 06 agosto, 2023

Desde antes de nacer, las personas que nos rodean tienen una serie de expectativas sobre nosotros. ¿De qué color serán nuestros ojos? ¿Qué personalidad tendremos? ¿Nos gustará pintar o no? Es el germen de las profecías autocumplidas.

Después, esas expectativas se suman a las propias. Sabemos qué esperan otros de nosotros y formamos nuestras creencias acerca de nuestras capacidades, gustos y personalidad. Pero, ¿cuánto influye todo esto en nuestras decisiones y elecciones de vida? En el presente artículo te contamos qué son las profecías autocumplidas y qué efecto tienen en nuestra vida.

El efecto Pigmalión y las profecías autocumplidas

Las profecías autocumplidas son todos aquellos pensamientos predictivos que las personas tienen y que, una vez emitidos, se conviertan con mucha probabilidad en la causa de que esto se realice. Así, se genera una expectativa que terminamos cumpliendo.

Por su parte, aunque está relacionado con la profecía autocumplida, el efecto Pigmalión hace referencia a las creencias que tenemos sobre el comportamiento o rendimiento de otros. Así, la idea que nos hacemos termina condicionando cómo actúa la otra persona y, por tanto, cumpliendo nuestras expectativas.

Mujer mirándose en un espejo,muestra de profecías autocumplidas

El investigador Robert K. Merton se dedicó a investigar esta temática, dándole una estructura al concepto y a sus consecuencias. Según él, se dan tres sucesos para que la profecía autocumplida ocurra:

  • Tener una falsa creencia sobre algo o alguien.
  • Tratar el asunto o persona de forma que encaje con la creencia.
  • El resultado o comportamiento de la persona confirman la creencia.

Por tanto, el mecanismo que hace funcionar las profecías autocumplidas reside en que si creemos que vamos a tener cierto resultado, es muy posible que nuestra conducta se vaya modificando poco a poco y los esfuerzos varíen. Es decir, si por ejemplo pensamos que vamos a suspender un examen, iremos prestando menos atención al contenido y dedicando cada vez menos tiempo a estudiar, por lo que probablemente, al final, acabemos suspendiendo. En cambio, si nuestra expectativa es positiva, pondremos más empeño sin darnos cuenta, aumentando la posibilidad de éxito.

El sesgo de confirmación

La profecía autocumplida viene, en ocasiones, acompañada del sesgo de confirmación. Este sesgo es la creencia irracional basada en buscar hechos que confirmen nuestros pensamientos y percepciones.

Por tanto, cuando se anticipa algo y se incurre en la profecía autocumplida, el propio hecho de haber propiciado las consecuencias de forma inconsciente se convierte en una confirmación sólida (a ojos del sujeto). Así, el “sabía que iba a ocurrir” invalida la reflexión acerca de que haya podido haber una influencia de la persona que emite la profecía.

Su efecto en los niños

Se han realizado muchos estudios relativos al efecto Pigmalión y profecía autocumplida en niños. Así, se descubrió que si un educador tenía una baja expectativa de sus alumnos, estos rendirían pobremente. En cambio, si se mantenían expectativas altas, los niños obtenían resultados sorprendentes.

Trata a una persona como es y permanecerá como es. Trata a una persona como puede ser y podría ser y se convertirá en lo que puede y podría ser.

-Stephen R. Covey-

Modificar algo de las profecías que uno hace de su propia vida es difícil, pero no imposible, ya que el aparato psíquico es fuerte y tiene más recursos. Sin embargo, en el caso de los niños, las creencias y expectativas de los padres y mayores son determinantes y pueden cambiar el curso de su comportamiento.

Un ejemplo de ello es el uso de etiquetas en la educación de los niños. Si un niño es etiquetado constantemente como “rebelde”, “vago” o “tonto”, probablemente su autoconcepto se configure en esa línea, y su comportamiento acabe encajando con esos términos. Por ello, es sumamente importante ser cuidadosos con el empleo de etiquetas, con usar “eres” en lugar de “estás siendo…”, pues podrían marcar la personalidad de por vida.

El desarrollo del autoconcepto y la autoestima está directamente ligado a las expectativas y creencias que otros tienen de nosotros y cómo estos nos valoran.

Mujer pensando en profecías autocumplidas

¿Qué podemos hacer?

En muchos casos, las profecías sobre nosotros y sobre otros, pueden llegar a ser dañinas. Podemos boicotearnos realmente, e incluso llevarnos a conflictos más serios acerca de lo que sentimos y hacemos. Así, aunque sean creencias fuertemente arraigadas, no están exentas de poder ser modificadas.

¿Qué se puede hacer para cambiarlo? Ten en cuenta los siguientes puntos:

  • Detecta estos pensamientos. Si te encuentras en situaciones cuyo final puedes predecir de manera negativa, intenta pensar que nada está determinado, que podría salir bien y que tienes potencial para resolverlo.
  • Presta atención al lenguaje y etiquetas que utilizas con otras personas. Al igual que nosotros, los que nos rodean tienen en cuenta las opiniones de los demás y, sin darnos cuenta, podemos condicionar radicalmente la conducta de otros.
  • Analiza qué creencias limitantes hay detrás de estas profecías. Seguramente la próxima vez que aparezcan, te será más fácil darte cuenta del mecanismo que estás usando.
  • Busca y atesora experiencias que te permitan comprobar lo contrario a tu profecía.

Como vemos, no solo es posible reconocer el efecto Pigmalión en nosotros mismos, sino que también se pueden contrarrestar sus consecuencias en nuestra vida. ¿Qué lograríamos con ello? Nada más ni nada menos que una existencia libre de ataduras y conceptos negativos que limitan el potencial que tenemos.

Imagen cortesía de Alba Soler Photography


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  • Castro, D. V. (2016). Profecía autocumplida o los dos tiempos de la verdad. Desde el jardín de Freud: revista de psicoanálisis, (16), 63-76.
  • Vargas, J. G. (2015). El efecto Pigmalión y su efecto transformador a través de las expectativas. Perspectivas docentes, (57).

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