¿Qué es la astenia primaveral?
Con la llegada de la primavera, sentimos que los días son más largos y que el calor nos aportará esa energía necesaria para afrontar nuestra rutina. Sin embargo, muchas personas se sienten cansadas, con pocas ganas de ponerse en marcha y bajo una especie de letargo emocional. Esta especie de somnolencia se conoce como astenia primaveral y se produce cuando, en el cambio de estación, nuestros ánimos se ven afectados.
Ahora bien, la astenia primaveral es un trastorno temporal, no una enfermedad. Además, no existen estudios científicos que avalen la existencia de la astenia primaveral, por lo que solamente podemos hablar en términos generales. Lo que sí es cierto es que muchas personas dicen sentirse fatigados cuando llega la primavera. De hecho, algunos expertos expresan que casi la mitad de la población puede sufrirla en mayor o menos medida.
¿Qué se siente al tener astenia primaveral?
Los síntomas principales de la astenia primaveral tienen que ver con un déficit de la energía que tenemos habitualmente. No suele costar más levantarnos por las mañanas, tenemos más sueño de lo habitual o tenemos dificultades para realizar diversas actividades. Lo lógico sería aumentar el número de estas al hacer buen tiempo y haber mayor horas de sol, pero para muchas personas sucede justo lo contrario.
Es importante entender que esta situación es temporal y que no debemos dar la importancia que le dan los telediarios o las marcas que quieren lucrarse creando enfermedades donde no las hay. Si sufrimos cansancio cuando llega el buen tiempo puede deberse simplemente al desajuste que nuestro cuerpo experimenta cuando se ve sometido a los cambios de las horas de luz (como sucede con el cambio horario que se realiza dos veces al año) o a los cambios de clima (cuando viajamos a países con climas diferentes al nuestro o simplemente, con los cambios de estaciones).
Sea como fuere, esa fatiga durará muy poco, el tiempo que tardemos en ajustarnos a nuevos patrones de sueño, humedad, presión atmosférica, horarios de comidas o de trabajo entre otros. Tras ese ajuste nuestra vida continuará con normalidad. Este cansancio puede incluso no aparecer, en función de lo rápido que se adapte nuestro cuerpo a la nueva situación. Es más, si se da el caso de padecer un trastorno relacionado con el cambio de estación, la persona sufrirá con cualquier de los cambios estacionales y no solo en primavera.
Entonces, ¿qué hacemos para superarla?
Lo principal para superar la astenia primaveral es esperar a que nuestro cuerpo se ajuste. Podemos ayudar mediante el uso de estimulantes naturales como la cafeína y ser estrictos en cuanto a los horarios de sueño. En la mayoría de los casos, todo lo que podamos hacer no nos aportará más que un efecto placebo, ya que nuestros biorritmos son bastante independientes.
En todo caso, un aumento del ejercicio no nos hará daño, por lo que podemos adoptar este nuevo hábito sin problema.
¿Qué hacer si los síntomas son muy fuertes?
A veces, los síntomas de la astenia primaveral pueden ser muy acusados. En estos casos, lo primero que debemos hacer es acudir al médico. Puede que nuestro malestar se deba a otra clase de trastorno. Quizá nuestros síntomas sean de anemia, deshidratación o cualquier otra enfermedad con un cuadro clínico de similares características.
En ningún caso es recomendable autodiagnosticarse, y mucho menos automedicarse, puesto que nosotros no sabemos con exactitud qué nos ocurre. Debemos seguir las pautas de tratamiento de nuestro médico y esperar a que remitan los síntomas.
En definitiva, no debemos etiquetar como enfermedades aquello que no lo es. La astenia (no la astenia primaveral) es una enfermedad que puede derivar en una patología crónica. Creer que la astenia primaveral es lo mismo no solo es erróneo, sino que invisibiliza a los pacientes reales de estas enfermedades. Hay personas que acuden a diario a las consultas, sin importar qué estación sea, con síntomas de astenia, y no sería recomendable minimizar la importancia de su enfermedad.