¿Qué hay en la mente de un maltratador?
Según los organismos internacionales, la violencia de género puede clasificarse en cinco tipos: violencia física, violencia sexual, violencia psicológica de control, violencia psicológica emocional y la violencia económica.
Desde hace años se ha intentado dar explicación al origen de las conductas abusivas y a los procesos psicológicos que conforman la mente de un maltratador. Lo que algunos justifican con la etiqueta de enfermedad mental, otros profesionales lo desmienten y señalan directamente a los problemas de educación que presenta nuestra sociedad.
La Macroencuesta de Violencia contra la Mujer del Ministerio de Sanidad informa que los tres motivos principales por los que las mujeres no denuncian en España son:
- Por no otorgarle suficiente importancia a la violencia sufrida.
- Por miedo a represalias.
- Por vergüenza.
Ahora bien, ¿qué hay realmente en la mente de un maltratador? Por norma, un maltratador es controlador, se cree con derecho a todo, distorsiona la realidad a su antojo, no respeta a su pareja y podemos decir que, de alguna forma, se considera superior.
Confunde el amor con el abuso, es manipulador, se esfuerza por dar una buena imagen pública, niega y minimiza sus abusos y es posesivo. Si bien muchas de estas actitudes pueden darse en un abusador, no todos los hombres que maltratan tienen el mismo perfil psicológico.
El ciclo del maltrato
La psicóloga estadounidense Lenore Walker estableció el ciclo clásico de violencia para explicar cómo las personas que sufren maltrato pasan por una serie de fases cuyo ciclo se repite cada vez que se produce una agresión.
Dicho ciclo se especifica de manera extensa en su libro El síndrome de la mujer maltratada y consta de tres fases principales:
- Fase de acumulación. Se produce una escalada gradual de tensión con actos discretos. Pueden producirse insultos, conductas desagradables o abusos físicos. La víctima intenta reducir el enfado de su agresor y trata de evitar que se produzca el estallido de la conducta. Poco a poco, en la mujer se instaura la indefensión aprendida, es decir, la creencia de que haga lo que haga no puede evitar el abuso.
- Fase de explosión. La tensión sigue en aumento y el resultado es la explosión de agresiones verbales y/o físicas que pueden dejar a la mujer gravemente afectada o lesionada.
- Fase de “luna de miel”. El abusador pide disculpas, intenta ayudar a la víctima y se muestra amable, solícito, mientras hace regalos y promesas. El agresor asegura que podrá controlar su agresividad y la mujer desea creerle, incluso en la mente de un maltratador puede crearse la falsa esperanza de cambio real. En esta fase suele haber ausencia de tensión, pero con el paso del tiempo el ciclo del maltrato se cronifica y esta fase desaparece.
“La violencia no es sólo matar al otro. Hay violencia cuando uno emplea una palabra agresiva, cuando hace un gesto de desprecio a una persona, cuando obedece porque tiene miedo”.
-Jiddu Kirshnamurti-
Tipos de maltratadores
Tal y como señalan Echeburúa y sus colegas, en el artículo ¿Se pu ede establecer una clasificación tipológica de los hombres violentos contra su pareja? , existen dos grupos de investigadores (Gottman et al., 1995; Holtzworth-Munroe y Stuart, 1994) que, desde hace algo más de una década han guiado el debate sobre las tipologías de hombres violentos contra su pareja.
La clasificación hecha por Holtzworth-Munroe y Stuart (1994) se fundamente en tres variables: el funcionamiento psicológico del agresor, la extensión de la violencia y la gravedad de las conductas. Como resultado describen tres categorías generales:
- Abusadores sobrecontrolados: son violentos solo en el ámbito familiar, con su pareja e hijos. La violencia se presenta con menor frecuencia y gravedad, siendo menos probables las agresiones sexuales. No es frecuente que presenten psicopatología asociada.
- Abusadores impulsivos: violentos en el ámbito familiar con parejas e hijos y en alguna ocasión con otras personas. Ejercen violencia psicológica, física y sexual. Presentan mayores problemas psicológicos, siendo frecuente el trastorno de personalidad límite con ira crónica y depresión. Justifican la violencia como una vía impulsiva para descargar la tensión interna acumulada.
- Abusadores instrumentales: violentos con la familia y también en otros ambientes. La violencia ejercida es de carácter instrumental, es decir, con el fin de conseguir objetivos y como estrategia de afrontamiento. Actitud fría, narcisismo y manipulación psicopática, es frecuente la comorbilidad con el trastorno de personalidad antisocial y el consumo de drogas. Justifican la violencia y es habitual que tengan problemas legales por otros delitos.
“El ansia irracional de dominio, de control y de poder sobre la otra persona es la fuerza principal que alimenta la violencia doméstica entre las parejas”.
-Luis Rojas Marcos-
¿Cuál es el origen del problema?
Los hombres abusivos muestran personalidades muy diversas, tanto si han tenido una infancia difícil como si no. El abuso no es producto de las carencias emocionales de un hombre o de su falta de habilidades sociales.
En realidad, el abuso surge de la formación cultural temprana del hombre, de sus modelos masculinos y de su educación. En otras palabras, tal y como señala Lundy Bancroft, el abuso es un problema de valores, no psicológico.
No hay que caer en la trampa de fundamentar la base del maltrato a través de ciertos mitos. Consumir drogas no desemboca necesariamente en el maltrato. Tener una enfermedad mental no te convierte necesariamente en una persona violenta. Sufrir abusos en la infancia no te transforma irremediablemente en un agresor.
Es decir, la rabia, las drogas o los trastornos mentales no son la causa ni el origen del abuso. Es verdad que pueden ser un factor más que contribuyan a que la persona adquiera la naturaleza de abusadora, pero no podemos simplificarlo a una relación causa-efecto.
Justificar el maltrato con ese tipo de argumentación no ayuda a dirigir la intervención a la raíz del problema. El maltratador debe responsabilizarse de su actitud de abuso.
Cualquier maltratador puede hacerse cargo de su conducta y decidir cambiarla. La cuestión es si está dispuesto a perder su posición de poder. La mente de un maltratador es muy rígida, y no tolera opisiciones o resistencias.
El abusador no es un monstruo ni una víctima. Con frecuencia, es un ser humano con un problema muy complejo y destructivo que requiere ayuda, por el bien de las personas que le rodean, pero también por el suyo. Tampoco cambia de un día para otro. Una estructura tan compleja que se ha configurado durante años no cambia “por arte de magia”.
La conducta del abusador es principalmente consciente. Actúa de manera deliberada, no por accidente o porque pierda el control, pero el pensamiento subyacente que impulsa su conducta está tan arraigado que actúa sin cuestionarse nada más.
El abusador aprende su conducta de varias fuentes: modelos masculinos importantes, amigos, mensajes culturales, entorno educativo, etc. Cuando llega a la edad adulta ha integrado a un nivel muy profundo dicha conducta y sus respuestas son automáticas, en este momento la mente de un maltratador ya está configurada en su totalidad y es muy resistente al cambio.
Por este motivo es tan importante establecer una educación basada en la igualdad. La educación alimenta nuestras mentes desde pequeños, a partir del entorno y las relaciones configuramos nuestras creencias y personalidades.
El abuso es un problema de valores y actitudes. Para erradicar la violencia doméstica y la violencia comunitaria, quizás debamos preguntarnos cómo estamos modelando determinadas conductas y pensamientos agresivos y sexistas.
“La violencia del hombre sobre su pareja es invisible salvo cuando se denuncia; invisible para todos salvo los hijos que corren el riesgo de perpetuarla, ellos como maltratadores, ellas como víctimas sumisas”.
-Jacobo Durán-
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- Amor, P.J., Echeburúa, E., e Loinaz, I. (2009) ¿Se puede establecer una clasificación tipológica de los hombres violentos contra su pareja? Interntional Journal of Clinical and Health Psychology, 9(3), 519-539.
- Bancroft, L. (2017). ¿Por qué se comporta así? : comprender la mente del hombre controlador y agresivo. Barcelona: Paidós.
- Holt, S.; Buckley, H. & Whelan, S. (2008). The impact of exposure to domestic violence on children and young people. A review of the literature. Child Abuse & Neglect, 32, 798-810.
- Walker, L. (2012). El síndrome de la mujer maltratada. Bilbao: Desclée de Brouwer.