La riqueza psicológica: descubre cómo practicarla

¿Qué es para ti una buena vida? La investigación nos dice que la auténtica satisfacción está en tener "riqueza psicológica", es decir, en disfrutar de experiencias que dan significado, que nos cambian y nos permiten descubrirnos...
La riqueza psicológica: descubre cómo practicarla
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 07 mayo, 2022

¿Qué es para ti la felicidad? Puede que tener personas amadas a tu alrededor. También, cómo no, disfrutar de buena salud y lograr más de una meta, de un propósito vital. Ahora bien, lo que nos dice la ciencia es que el auténtico bienestar está en disponer de una buena riqueza psicológica. La dicha verdadera residiría en disponer de un amplio espectro de experiencias.

Para entender mejor este concepto, pensemos en esa persona que, ante la cercanía de su muerte, hace balance de su existencia. Es entonces cuando toma conciencia de algo. Su vida ha sido monótona y llena de arrepentimientos, de trenes que ha dejado pasar y puertas que nunca se atrevió a cruzar. Por miedo e indecisión. A eso nos referimos.

El abrigo de la satisfacción nos abraza cuando acumulamos múltiples vivencias. Algunas son dichosas, otras tienen el sabor del fracaso, de la decepción profunda, pero muchas nos permitieron aprender, descubrirnos, conocer lugares nuevos, personas fascinantes… Ese es el secreto y la fórmula idónea para contribuir a ese equilibrio interno con el que sentirnos bien con nosotros mismos.

La riqueza no está en aquello que posees, sino en lo que has vivido.

Chico de espalda con una manta pensando en la riqueza psicológica
Estar abiertos a la experiencia, a conectar con las oportunidades y las personas nos hace “ricos”.

¿Qué es la riqueza psicológica y cómo desarrollarla?

Todos venimos a este mundo teniendo la oportunidad de ser inmensamente ricos en anécdotas vividas y en escenarios visitados. Millonarios en personas conocidas y en emociones sentidas. Esto construye día a día en nosotros un sustrato de aprendizajes, sensaciones y recuerdos que conforman buena parte de lo que somos. Y cuantas más vivencias, más “completos” nos percibimos.

La riqueza psicológica se puede definir como la oportunidad de acumular cuantas más experiencias posibles. Si son variadas, dispares, curiosas y de esas que nos permiten relativizar perspectivas y abrir los ojos, mejor. Es así como vamos tejiendo nuestras historias de vida y cuantas más tonalidades tenga ese tejido, más hermoso será nuestro recorrido.

Este interesante concepto fue acuñado hace un año por Shigehiro Oishi de la Universidad de Virginia y Erin C. Westgate de la Universidad de Florida. El trabajo de investigación buscaba explorar cómo contribuir al bienestar humano. De este modo, y según los autores, invertir en riqueza psicológica podría mejorar nuestra calidad de vida.

Más allá de la felicidad y de una existencia significativa está la riqueza psicológica: tener cuantas más experiencias mejor.

La eterna búsqueda: ¿qué es tener una buena vida?

La psicología positiva lleva décadas intentando darnos pautas y estrategias para promover nuestra salud psicológica. Y un modo de alcanzarla ha sido siempre enseñándonos cómo ser felices. Ahora bien, algo que tenemos claro es que el concepto de felicidad es difuso, etéreo y hasta polémico. Básicamente, porque alcanzar este estado de dicha absoluta, no siempre depende de lo que hagamos o dejemos de hacer.

Adversidades, cambios, incertidumbres… En este contexto social de complejidad no todo está bajo nuestro control. Por eso, se nos recomendaba también hasta hace poco que más que buscar la felicidad, clarificáramos nuestros propósitos y halláramos un significado de vida. Porque también ello contribuye al bienestar.

Bien, el año pasado dimos un paso más allá en esta eterna búsqueda por delimitar y definir cómo lograr una “buena existencia”. La riqueza psicológica promete convertirse en un nuevo factor para contribuir bienestar. Se trata de buscar experiencias novedosas que nos aporten aprendizajes y que “enriquezcan” nuestra mente y corazón.

¿Cómo lograr la riqueza psicológica?

La teoría nos gusta, el mensaje suena inspirador y comprensible, pero… ¿Cómo lograr una riqueza psicológica en nuestra cotidianidad? Lo cierto, es que es más sencillo de lo que podamos pensar. Requiere reflexionar en lo siguiente:

  • Debemos focalizar cada actividad, conducta y decisión hacia nuestros propósitos vitales. Saber qué queremos y qué es lo que nos hace sentir bien, es siempre el punto de partida.
  • La segunda estrategia es “variedad”. Procuremos diversificar vivencias, descubramos nuevas aficiones, conozcamos personas diferentes, salgamos de nuestra rutina cuando nos sea posible. Viajar, vivir en otras ciudades, países, aprovechar oportunidades y llenar nuestros días de experiencias y no de miedos es lo que nos hará verdaderamente “ricos”.
  • Otro factor decisivo es involucrarnos en situaciones que nos permitan ver nuevas perspectivas, ampliar la mente, derribar creencias, descubrir nuevos horizontes…

Actividades como la lectura, hacer nuevas amistades, aprender otros idiomas y viajar enriquecen nuestra existencia.

mujer con maleta representando que vivir en otros países clarifica el autoconcepto

¿Cómo ser psicológicamente “ricos”?

La riqueza que trae la felicidad y el bienestar psicológico no siempre procede de una cuenta bancaria. Bien, es cierto que necesitamos unos medios para mantenernos. Sin embargo, la buena vida se alcanza cuando uno llega su otoño con un gran bagaje de experiencias en su mochila. También, cuando supimos aprovechar cada oportunidad y no dejamos escapar casi ningún tren…

Todos podemos ser personas psicológicamente ricas. Basta con desarrollar, activar o practicar estas dimensiones:

  • Sé curioso. La realidad está llena de acontecimientos de los que vale la pena aprender y disfrutar.
  • Mantente abierto a la experiencia. Practica la sensibilidad artística, el pensamiento flexible, la conexión emocional, la apertura a los demás…
  • Sé reflexivo, observador, siente la vida a través de las emociones con intensidad, pero procésala también de manera analítica para asentar valiosos aprendizajes.

Para concluir, más allá de la felicidad y los significados vitales, hay una tercera dimensión que debemos practicar: la riqueza psicológica. Consiste básicamente en practicar eso para lo que estamos en este mundo: vivir cuántas más experiencias mejor.


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