
Las relaciones cara a cara son más problemáticas que las relaciones virtuales, precisamente porque son más reales. Esto se debe a que lo virtual se acerca mucho más a lo ideal, ya que se trata de un entorno que cada…
La destacabilidad del estímulo es la capacidad para «llamar la atención» del sujeto. La intensidad es una más de las características de la saliencia. Lo que sucede es que, normalmente, neutralizamos las demás variables que determinan la saliencia y sólo variamos la intensidad. Te has quedado como estabas, ¿verdad? Sigue leyendo y te explicamos en qué consiste realmente la saliencia.
La saliencia es ese resorte que salta en nuestro entendimiento cuando conocemos a otras personas que nos llaman la atención.
Seguro que alguna vez te has encontrado con alguien y le has dicho «no sé por qué pero me llamas la atención» o «esa persona me llama mucho la atención». Aquí no se va a hablar de las primeras impresiones que posiblemente todos los lectores sabrán que son, en primer lugar, difíciles de cambiar y, en segundo lugar pero no menos importante, basadas en determinados indicios que sobresalen por encima del resto.
En este segundo punto es dónde entra la saliencia y el dicho popular de que «la primera impresión es lo que cuenta» ya que, a pesar de que en una reunión habitual existen determinados comportamientos estándar, lo cierto es que lo que capta la atención, lo que genera el sesgo por el cual reconocemos al otro como individuo, son justamente estos estímulos que presentan una determinada saliencia.
Podríamos definir la saliencia de un modo muy coloquial como ese resorte que salta en nuestro entendimiento cuando conocemos a otras personas y nos llaman la atención. Normalmente, asociamos determinados rasgos como, por ejemplo, un comentario mordaz, con la inteligencia o con la impertinencia o con la prepotencia.
«Nunca hay una segunda oportunidad para una primera impresión».
-Oscar Wilde-.
Dependiendo de cuál sea nuestra valoración personal de este rasgo, la persona quedará, en un primer momento, marcada por la misma, por mucho que nos resistamos. Esto ocurre de manera inconsciente y automática.
Según la psicología social y, concretamente, según diversos estudios acerca del comportamiento en una sociedad occidental actual, existen algunos factores que hacen que nos quedemos con esos estímulos y que el sesgo prosiga:
Estos y otros muchos factores contribuyen a que unas personas nos motiven y rehusemos el contacto con otras. Conocer todos estos es clave para no dejarnos vencer con eso de que la primera impresión es lo que cuenta ya que muchas veces estos estímulos que sobresalen negativamente en un principio pueden hacer que nos neguemos a conocer a personas por las que merece la pena volver a mirar, esta vez, con otra perspectiva.
Si nos quedamos con la primera impresión, podemos negarnos a descubrir a las personas tal y como son, y esto es una pena.
Ser consciente de todo lo mencionado nos permitirá expandir nuestro conocimiento y no dejarnos llevar por eso que de forma automática hacemos, pero que nos impide descubrir a las personas tal y como son. Podemos mirarlas desde otra perspectiva, pues no solo hay una verdadera. ¿Modificamos nuestra forma de ver a los demás?