Satiriasis: la adicción sexual masculina

Satiriasis: la adicción sexual masculina
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Última actualización: 01 febrero, 2022

La educadora sexual y psicóloga Irene Bedmar Martín dijo una frase muy ilustrativa que en este momento merece la pena recordar: “haz de tu cuerpo un aliado, nunca un enemigo”. Sin embargo, la satiriasis puede hacer que el cuerpo masculino y el sexo sean algo incluso desagradable para el hombre.

Porque esta adicción al sexo puede convertirse en un problema realmente grave. De reproducirse en el tiempo, acaba por lograr que el hombre pierda el placer por el sexo, de disfrutar de su propio cuerpo y de gozar de algo tan bonito como dar rienda suelta a sus fantasías sexuales. El deseo pasa a traducirse en necesidad y es precisamente la satisfacción de esta necesidad la que termina produciendo una gran ansiedad, acaparando un buen número de recursos y estrangulando al placer.

“La sexualidad tal como la entendemos es un invento histórico”.

-Pierre Bourdieu-

¿Qué es la satiriasis?

La satiriasis es básicamente la adicción al sexo o hipersexualidad en hombres. Es decir, es un trastorno que se caracteriza por una conducta sexual compulsiva. Finalmente, se es incapaz de disfrutar del sexo, las fantasías se vuelven enfermizas y recurrentes y se pierde el placer.

Como señala Groneman (2001), “la hipersexualidad o adicción al sexo es una necesidad incontrolable de sexo de todo tipo, desde relaciones sexuales con otras personas hasta masturbación o consumo de pornografía”. Groneman añade que “se caracteriza por una frecuente estimulación genital que, una vez alcanzada, puede no resultar en la satisfacción emocional (o sexual), a largo plazo, del individuo”.

Debido a esta compulsión, la persona afectada necesita incrementar la conducta, y puede ser tanto en intensidad como en frecuencia. Solo así encuentra algo de placer, y si no se consigue, el sentimiento de insatisfacción y malestar es muy profundo.

Palabra sexo en la ventana

No obstante, llegado a un límite elevado, el propio acto sexual no provoca placer en el afectado. Su compulsión le impide obtener beneficio alguno, y la sensación placentera se esfuma. Simplemente su vida gira en torno a la búsqueda del estímulo, pese a que no encuentra diversión alguna.

No obstante, según los especialistas, todavía no hay acuerdo en considerar la satiriasis como un trastorno obsesivo compulsivo. Muchos expertos lo consideran dentro del grupo de adicciones “normales”.

Características de la satiriasis o adicción al sexo masculino

La hipersexualidad en hombres tiene una serie de características comunes que se suelen encontrar en un buen número de perfiles. Las más habituales son estas:

  • Se calcula que aproximadamente el 84% de los afectados por hipersexualidad comenzaron a mostrar esta conducta antes de los 25 años. Es más, de este porcentaje, el 54% afirma que antes de los 18 años ya sentía esta adicción.
  • Mucha gente piensa erróneamente que este trastorno compulsivo es más habitual que cualquier otro. Sin embargo, no hay estudios que demuestren que es más probable ser adicto al sexo que a las drogas, por ejemplo.
  • La hipersexualidad no aparece por mera búsqueda del placer en todos los casos. Se han dado perfiles con otras necesidades, como una válvula de escape, por motivo de ansiedad, por el estrés, por la soledad, por pura tristeza e incluso por no saber o no ser capaz de manejar emociones negativas.

La adicción al sexo no se reduce a las relaciones en pareja y otras particularidades de la satiriasis

También es un error muy común creer que la satiriasis es la necesidad de sexo con otra u otras personas. Sin embargo, esta compulsión es mucho más compleja que eso, ya que se puede dar por una necesidad de autoestimulación e incluso de consumo de pornografía.

Además, no está claro el umbral que determina dónde comienza el problema de la hipersexualidad masculina. Los expertos no han consensuado todavía cuál es el punto, ya que el deseo sexual masculino puede variar mucho entre los diversos perfiles de hombres según su cultura, religión, costumbres, etc.

Sea como fuere, sí que se ha consensuado que cuando un comportamiento hipersexual provoca malestar e incomodidad podríamos estar frente a una conducta compulsiva, que puede incluso afectar al funcionamiento social del individuo a diversos niveles, como el personal, el social, el laboral, el económico, el familiar, etc.

Otros expertos en el tema han desarrollado el ciclo repetitivo que se observa en los aquejados por este trastorno. Los mismos serían:

  • Obsesión.
  • Cacería.
  • Reclutamiento.
  • Gratificación sexual.
  • Retorno a la normalidad.
  • Justificación.
  • Culpa.
  • Vergüenza.
  • Desesperación.
  • Promesas.
Manos de una pareja apoyadas en el cristal de un coche

Es habitual que el hombre tienda a ocultar su conducta hipersexual. Es decir, que es un trastorno poco visible, especialmente en sus etapas iniciales. Solo la persona que lo sufre, al reconocer el trastorno, podrá recibir tratamiento adecuado.

Por fortuna, hoy día es una afección que puede ser tratada por la psicología. Por eso es importante que entre todos normalicemos estas situaciones. Así será más fácil identificarlas y poner remedio profesional.

“Una sexualidad libre y placentera puede aportar a nuestras vidas una buena cantidad de disfrute y placer inofensivos”.

-Albert Ellis-

Satiriasis y otras adicciones

Carnes y Schneider (2000) señalan la similitud entre los patrones de adicción sexual con otras adicciones como el alcoholismo, la adicción a la droga y al juego:

  • Existe una pérdida de control que se manifiesta en un persistente deseo o esfuerzos sin éxito en controlarse o detener la conducta adictiva.
  • El mantenimiento de la conducta a pesar de las consecuencias contrarias como matrimonios rotos, problemas económicos, arrestos, etc.
  • Preocupación y obsesión por el seguir con la conducta adictiva a pesar de saber el daño que se hacen a ellos mismos y a los demás.

Como señala Saleme Negrete (2010), “la adicción al sexo proporciona un mecanismo de evasión, un alivio temporal a problemas personales, familiares, sociales. También es una vía de escape, una puerta de salida frente al vacío existencial presente en el interior de la persona, el cual lo lleva a la búsqueda de salidas ilusorias que llenen dicho vacío”.


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