Tener trabajo y no tener trabajo: dos grandes fuentes de ansiedad

Perder el trabajo puede ser una experiencia realmente angustiante. Por otro lado, una determinada ocupación también puede ser una importante fuente de estrés y ansiedad. Ahora, ¿cómo podemos afrontar la presión en un lado y en el otro?
Tener trabajo y no tener trabajo: dos grandes fuentes de ansiedad
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 31 enero, 2023

Cuando conocemos a alguien nuevo, solemos preguntarle por su nombre, y también por su profesión. El trabajo no es solo un modo de subsistencia, de obtener un sueldo, sino que también es un elemento significativo para nosotros y para los demás en muchos otros sentidos.

Por ejemplo, nuestra ocupación es capaz de llegar a condicionar por completo nuestro bienestar psicológico. Tener una ocupación que está por debajo de nuestras competencias, formación y aspiraciones puede llegar a frustrarnos mucho. Estar supeditados a unas condiciones laborales precarias, eleva el riesgo de ansiedad y depresión.

¿Y qué podemos decir del hecho de estar en desempleo? Carecer de trabajo nos hace caer en el abismo de la angustia, de la baja autoestima y la desesperanza. Para bien y para mal, aquello que nos da un sueldo traza la imagen que tenemos de nosotros mismos. Es más, algo que sabemos desde el campo de la salud mental es que esta dimensión es la que más suele condicionar nuestro bienestar o malestar psicológico.

El desarrollo personal va de la mano del desarrollo profesional. 

Hombre pensando en el efecto de tener trabajo y no tener trabajo
El trabajo es un pilar para nuestra salud psicológica.

Tener trabajo y no tener trabajo, el bucle de la infelicidad

Decía Steve Jobs que la única manera de hacer un gran trabajo es amar lo que haces. Razón no le faltaba, pero a veces, a pesar de que uno ame su actividad profesional y se esfuerce en hacerlo del mejor modo posible, no se siente realizado. Y no lo logra porque hay infinitos factores que merman, distorsionan y obstaculizan dicha labor.

Nos han condicionado para creer que un trabajo es, por encima de todo, una fuente de ingresos, cuando es mucho más. De hecho, en ocasiones, no basta con tener un buen salario para sentirnos felices y autorrealizados. Porque… ¿A qué costa se logra esa retribución? ¿Haciendo turnos infinitos y con una alta carga laboral? ¿Sufriendo acoso? ¿Estando en un entorno peligroso?

El empleo construye nuestra identidad y da sustento a nuestra vida (Gallo et al., 2005). Sin embargo, también se da la sutil ironía de que tener trabajo y no tener trabajo son las mayores fuentes de ansiedad en el ser humano. No por tenerlo aseguramos nuestra satisfacción y bienestar mental. Y carecer de él puede ser tan devastador como disponer de un cuantioso contrato.

El trabajo es un pilar básico de nuestra salud psicológica

Es cierto que el ser humano no debe orientar toda su existencia al trabajo, pero cuando este último falla casi todo tiembla. Tiembla el autoconcepto, tiemblan las relaciones sociales y hasta la salud física y mental. El psicólogo David L. Blustein nos explicó en un trabajo de investigación que la ocupación laboral cumple un núcleo central en el desarrollo y expresión del bienestar psicológico.

Lo hace por las siguientes razones:

  • El trabajo es el mecanismo por el cual logramos no solo subsistir, sino cumplir sueños y alcanzar metas personales.
  • Contribuye a nuestra eficacia, nos permite sentir que somos personas competentes.
  • Es una dimensión que refuerza nuestra autoimagen. Nos percibimos parte de la sociedad.
  • Un trabajo nos permite asentar habilidades, aprendizajes y experiencias que trazan nuestra historia de vida.

De un modo u otro, nuestra labor como empleados o profesionales nos trasciende, se mete bajo nuestra piel y llega a lo más profundo de nuestros estratos psicológicos. Por ello, a veces, tener trabajo y no tener trabajo puede generarnos el mismo nivel de ansiedad.

Perder el trabajo… ¿Una experiencia traumática?

En un informe de la Mental Health Foundation del 2021 quedó en evidencia que el desempleo y la incertidumbre laboral son los mayores focos de ansiedad para la población general. Cerca del 70 % de las personas ven afectadas su salud mental ante la pérdida del trabajo, y el 25 % dicen sentirse traumatizados.

¿Por qué razón? ¿Por qué alguien puede ver la pérdida del trabajo como un trauma? En primer lugar, porque tarde o temprano se verá afectado el funcionamiento financiero de un hogar. A ello se le añade la pérdida de un estilo de vida y de la visión que teníamos de nosotros mismos. Rompemos y dejamos atrás unas dinámicas que, hasta no hace mucho, nos definían. Dejar ir todo eso puede ser devastador.

Cuanto más se alarga una situación de desempleo o una vivencia de malas condiciones laborales, más se ve afectada nuestra salud mental.

Cuando tener un empleo no te permite tener una vida

Y en ocasiones, sucede… Tienes un trabajo y este no te permite tener la vida que deseabas. Puede que en algún momento soñaras con alcanzar ese puesto, esa categoría o esa plaza en una oposición y cuando esto sucede, llega la decepción. Te ves inmerso en unas condiciones nada éticas y legales, en un entorno de lo más selvático y amenazante que te quita el sueño y te hace temer la llegada del lunes.

Cuando el empleo que desgasta se alarga en el tiempo, tomas conciencia de que lejos de tener una vida, te limitas a sobrevivir. Sabes que no puedes seguir de ese modo, pero la idea de no tener trabajo te genera la misma ansiedad. Así, y casi sin saber cómo, quedas atrapado en una encrucijada existencial de lo más adversa.

chica pensando en el efecto de tener trabajo y no tener trabajo
La incertidumbre laboral, el perder el trabajo o sentir que no somos felices en un empleo es una de las mayores fuentes de ansiedad ahora mismo.

¿Qué podemos hacer?

Lo de ocupar un único puesto para toda la vida está dejando de ser la norma. La mayoría de nosotros tendremos que cambiar varias veces de puesto de empresa. En esta dinámica, los momentos de incertidumbre laboral se multiplican; un hecho inmanente al cambio que suele poner a prueba nuestra capacidad de adaptación, tanto a nivel físico como a nivel mental. Sin embargo, el devenir de nuestros jóvenes, por ejemplo, vendrá definido por esos altibajos, esas épocas en la que tener un salario y esos meses en los que pasar apuros.

Ante este panorama podemos desarrollar nuevas herramientas, como ser más competitivos, creativos o innovadores. Todo ello puede ayudarnos, pero si hay unas habilidades que debemos integrar son aquellas relacionadas con el aspecto mental. Saber gestionar el estrés y la ansiedad, ser resilientes o contar con apoyo en momentos difíciles, serán nuestros mejores salvavidas.


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  • Blustein, D. L. (2008). The role of work in psychological health and well-being: A conceptual, historical, and public policy perspective. American Psychologist, 63(4), 228–240. https://doi.org/10.1037/0003-066X.63.4.228
  • Mental Health Foundation. (2021). Upheaval, uncertainty, and change: themes of adulthood. Author
  • Montgomery, S. M., Cook, D. G., Bartley, M. J., & Wadsworth, M. E. J. (1999). Unemployment pre-dates symptoms of depression and anxiety resulting in medical consultation in young men. International Journal of Epidemiology28(1), 95–100.
  • Moorhouse, A., & Caltabiano, M. L. (2007). Resilience and unemployment: Exploring risk and protective influences for the outcome variables of depression and assertive job searching. Journal of Employment Counseling44(3), 115–125.

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