Terrores nocturnos en los adultos
Así como hay verdaderos fanáticos de la noche (noctámbulos), también existen aquellos que le temen. En cuanto las sombras comienzan a apoderarse del entorno, empieza a crecer en ellos una desazón que a veces les resulta insoportable.
Las causas y las manifestaciones de los miedos nocturnos son muchas. Hay quienes simplemente tienen miedo de la oscuridad. Otros experimentan situaciones inquietantes como parálisis del sueño o pesadillas frecuentes. Algunos más viven lo que concretamente se conoce como terror nocturno, el cual tiene características propias y específicas.
Los terrores nocturnos en adultos: ¿en qué consisten?
Son un tipo de trastorno del sueño caracterizado por presentarse con gritos o llanto, un terror intenso y agitación corporal: taquicardia, taquipnea, diaforesis. «La persona puede exhibir abruptamente comportamientos de miedo, pánico, confusión o un aparente deseo de escapar. No hay respuesta a la calma de los demás. Pueden experimentar jadeos, gemidos o gritos», afirman los expertos de Stanford Medicine.
Por lo general, la persona está dormida cuando acontece el episodio y en la mayoría de los casos ni lo recuerda. Cuando se les despierta parecen confundidos, desorientados, agitados e incapaces de explicar lo sucedido.
Los terrores nocturnos se clasifican como una parasomnia debido a las conductas anormales que aparecen durante el sueño. De acuerdo con la National Library of Medicine, suelen ocurrir durante la fase del sueño conocido como no REM , siendo más frecuentes en las etapas 3 y 4.
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Síntomas
Durante un episodio de terror nocturno, la persona suele manifestar los siguientes síntomas:
- levantarse gritando, con mucho miedo y angustiado
- sentirse en peligro
- confusión al despertar
- incapacidad de recordar lo sucedido
- dar patadas o golpear durante el episodio
- transpiración
- respiración pesada
- pulso acelerado
- cara ruborizada
- pupilas dilatadas
- salir de la cama y correr por la casa.
Es preciso aclarar que no todos estos síntomas tienen que presentarse a la vez, algunas personas tendrán más unos que otros. Sin embargo, en términos generales, son estos los que con mayor frecuencia se han registrado en la literatura.
Causas de los terrores nocturnos en adultos
Este trastorno del sueño suele presentarse en mayor medida en poblaciones infantiles que en adultas. La información de un artículo publicado en Cureus Journal Medical Science señala que su prevalencia en niños menores de 15 años es de hasta un 6.5 %. Aunque los terrores nocturnos tienden a desaparecer con el tiempo, hay quienes lo siguen padeciendo en la adultez. De hecho, y siguiendo al estudio citado, su prevalencia en la vida adulta para los afectados es de un 10.4 %.
Con respecto a su etiología, aún no se conoce bien ni para los niños ni para los adultos. No obstante, en términos generales, las principales causas suelen ser:
- Falta de sueño o interrupciones.
- Cansancio.
- Estrés.
- Fiebre.
- Depresión, ansiedad, trastorno de estrés postraumático y otros similares.
- Antecedentes familiares de terrores nocturnos.
Asimismo, como señala Mayo Clinic, la aparición de estos episodios se ha visto relacionada con afecciones fisiológicas que interfieren en el sueño. Tales como:
- Apnea obstructiva del sueño.
- Síndrome de piernas inquietas.
- Consumo de algunos medicamentos cuyos efectos producen episodios de terrores nocturnos.
- Consumo de alcohol.
Otros factores asociados a la aparición de los terrores nocturnos, según un artículo de Current Pediatric Reviews, son los siguientes:
- Enfermedades febriles intercurrentes.
- Vejiga llena durante el sueño.
- Ambiente ruidoso para dormir.
- Actividad física excesiva.
- Fatiga.
- Dolores de cabeza frecuentes.
- Intimidación.
- Déficit de atención hiperactividad.
- Trastorno autista, epilepsia.
- Ingesta excesiva de cafeína.
Consecuencias
La principal consecuencia de los terrores nocturnos es que interrumpe la continuidad del sueño. Esto puede generar problemas de estrés, dolor corporal, disminución de la calidad de vida, angustia, trastornos del estado de ánimo y déficit cognitivos, así señala un artículo de Nature and science of sleep.
Por otro lado, también puede causar insomnio de conciliación, debido a que la persona teme quedarse dormida por miedo a sufrir un nuevo episodio. La privación del sueño tiene varias consecuencias, entre las que destacan: aumento de la mortalidad y la morbilidad, disminución de rendimiento en las actividades, incremento de accidentes y lesiones, menor calidad de vida y reducción del bienestar familiar.
Asimismo, las personas con esta afección suelen sentir vergüenza con sus seres queridos, quienes presencian estos episodios. De hecho, en algunos casos, esta afección puede provocar problemas en las relaciones, en especial cuando los que rodean al paciente se han visto afectados.
Por último, las lesiones a uno mismo o a personas que se encuentren cerca durante los episodios también son una posibilidad, aunque no es tan común.
¿Cuándo consultar al médico?
Cuando los terrores aparecen solo cuando la persona está estresada y son poco frecuentes, no se consideran alarmante. No obstante, se debe acudir con un especialista si se presentan algunas de estas condiciones:
- Aparecen con mucha frecuencia, interrumpiendo el sueño de quien lo padece y de otros familiares.
- Provocan lesiones al afectado o a los que les rodean.
- Provocan somnolencia excesiva durante el día o problemas para cumplir con las tareas diarias.
Tratamiento
Por el momento, no existe una intervención efectiva contra los terrores nocturnos. Por consiguiente, lo que se busca con el tratamiento es mejorar la calidad del sueño del paciente a través de la psicoterapia y el uso de fármacos (en casos más severos). Según los profesionales de Mayo Clinic, entre las alternativas para tratar esat afección se encuentra:
- Tratar los trastornos de base: en estos casos, la ruta de intervención está centrada en atenuar los síntomas de la patología que estén causando los terrores nocturnos.
- Reducir el estrés: una de las principales causas de este problema del sueño es el estrés. Por lo tanto, disminuir sus niveles puede reducir la aparición de los terrores nocturnos asociados a ellos. Las técnicas de relajación pueden usarse para estos fines.
- Despertar anticipado: si la persona tiene sus episodios en un momento específico, es recomendable levantarla antes de que los tenga y tenerla despiertas unos minutos para luego permitirle conciliar el sueño otra vez. Una investigación del British Medical Journal sobre este método indica que puede ser eficaz para tratar esta afección.
- Recetar medicamentos: no es muy habitual que se utilicen fármacos para tratar los terrores nocturnos. No obstante, los expertos de Mayo Clinic sostiene que «si es necesario, el uso de benzodiacepinas o ciertos antidepresivos puede ser eficaz».
Según la información en un artículo publicado en Behavioural neurology, se recomienda educar a las personas sobre los efectos de la falta de sueño y sobre los precipitantes de los terrores como podrían ser el uso de drogas. Asimismo, se sugieren varias alternativas de tratamiento como psicoterapia, terapia de relajación e hipnosis.
Cómo ayudar a una persona con terrores nocturnos
Son tres las sugerencias que nos hace el Servicio Nacional de Salud del Reino Unido para apoyar a una persona con esta patología:
- Conservar la calma y aguardar a que el episodio pase.
- No impedir que la persona se mueva, a menos que pueda llegar a lesionarse o a hacerle daño a alguien más.
- No despertar al individuo, pue podría volverlo agresivo o molestarse.
La mejor ayuda que se le puede brindar a alguien con estos terrores es asegurar su integridad física creando un ambiente seguro alrededor, esto es: retirar cualquier objeto de la habitación que pueda ser peligroso durante un episodio y asegurar las ventanas y las puertas para que el sujeto no salga corriendo al despertarse.
De igual forma, es importante ayudarle a tener una rutina de sueño saludable que le permita dormir bien. Recordemos que la falta de sueño puede exacerbar los episodios y generar consecuencias negativas para la salud mental y física.
Hábitos para combatir los terrores nocturnos en adultos
También puedes instaurar algunos hábitos en el día a día para aliviar la incidencia de esta problemática. Algunos de ellos son:
- Tener una buena higiene del sueño: duerme y despierta a la misma hora todos los días, no uses el celular antes de dormir, pues la luz puede interferir la liberación de melatonina, una de las hormonas inductoras del sueño.
- Crear un espacio de descanso tranquilo: procura que tu habitación esté asilada del ruido y de la luz, que sea fresca y tranquila. Esto te ayudará a dormir mejor, lo cual es necesario para reducir los terrores nocturnos.
- Practicar alguna técnica de relajación o meditación: estos ejercicios te ayudarán a reducir el estrés que puede estar detonando los episodios. Si puedes realizarlas antes de dormir, mucho mejor, así te dormirás relajado.
- Evitar el consumo de alcohol u otras drogas psicoactivas: las drogas y el alcohol pueden afectar tu sueño y exacerbar los terrores nocturnos, por lo tanto, evita su consumo.
- Hacer ejercicio: practicar un deporte o realizar ejercicio físico mejora la calidad de tu sueño, por ende, es probable que tus terrores nocturnos se atenúen un poco. Además, el ejercicio físico te puede ayudarte a bajar los niveles de estrés en tu cuerpo.
Recalcamos la importancia de indagar en aquello que nos ocasiona estos terrores nocturnos: estrés, ansiedad, miedos, situaciones diarias que nos producen malestar, etc. Pues, si atacamos este problema de raíz, podremos dejar esta condición atrás.
Conclusión
Los terrores nocturnos en los adultos son un tipo de parasomnia donde el terror es la emoción central del episodio. Aunque su causa aún es desconocida, se cree que pueden estar relacionados con el estrés y otras psicopatologías.
Para combatirlos, la mejor opción es desarrollar un estilo de vida saludable, tener una buena higiene del sueño, crear un ambiente tranquilo en casa y practicar técnicas de relajación. Con la ayuda de estos hábitos y la intervención de un especialista, la persona puede llegar a vencer dicho trastorno.
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