Trastorno de personalidad masoquista (autodestructivo)
El trastorno de personalidad masoquista fue propuesto como un nuevo trastorno de personalidad en 1987 como categoría para incluirse en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-III-R). Después de largas deliberaciones del grupo de trabajo, se cambió el nombre de dicho trastorno.
Así, pasó a denominarse “trastorno autodestructivo de la personalidad”. Esto se hizo con el fin de evitar la asociación con los conceptos psicoanalíticos del masoquismo femenino. Se incluyó en un apéndice del DSM-III-R denominado “Categorías diagnósticas propuestas que requieren estudios posteriores” (Fiester, 1991).
En 1994, fue eliminado totalmente de la clasificación por presiones sociales y políticas. Aunque esta medida no ha hecho desaparecer a muchas personas que sufren este problema, sí ha servido para disminuir el volumen de investigación que pudiera arrojar más luz sobre el mismo.
El concepto de masoquismo tiene su origen en las descripciones realizadas en el siglo XIX por Kraft-Ebbing. Este autor describió el comportamiento de ciertas personas que buscaban el placer sexual sometiéndose al dolor físico producido por una pareja dominante. Posteriormente, Freud y otros psicoanalistas describieron un patrón de conductas sumisas no sexuales (masoquismo mental).
El estilo autodestructivo de la personalidad
Las personas con este estilo de personalidad anteponen las necesidades de los demás a las suyas propias. Es decir, conceden menos importancia a sus necesidades que a las de los demás.
Lo que le da sentido a sus vidas es entregarse a los demás, llegando incluso a renunciar a lo personal con tal de hacer algo por alguien. No buscan que les gratifiquen. Simplemente les satisface dirigir sus esfuerzos a mejorar la vida de los demás. Los autores Oldham y Morris (1995) proponen una serie de características que definen a la persona autodestructiva. Vamos a verlas a continuación.
Características de las personas con una personalidad autodestructiva
La característica esencial del trastorno masoquista de la personalidad sería un patrón patológico de conducta autodestructiva. Además, otras características que poseen estas personas son las siguientes:
- Son personas que están atentas a los requisitos de los demás. Intentan satisfacer a los demás sin necesidad de que el otro se lo pida.
- No son competitivos ni ambiciosos.
- Se desviven por estar al servicio de los demás. Son personas muy consideradas en el trato con los otros.
- Son tolerantes con los demás y nunca critican ni juzgan con crueldad.
- No les gusta ser el centro de atención.
- Tienen mucha paciencia y gran tolerancia a la incomodidad.
- No son irónicos ni pedantes.
- Son éticos, honrados y dignos de confianza.
- Son personas ingenuas, inocentes y sufridoras.
- No sospechan que haya segundas intenciones en las personas a quienes se entregan.
Estas personas pueden evitar o descartar, a menudo, experiencias agradables. A menudo se dejan arrastrar a situaciones o relaciones con las que sufrirá e impedirá que los demás le presten ayuda.
Criterios diagnósticos del trastorno de personalidad masoquista
El trastorno de personalidad masoquista o autodestructiva se caracteriza por los siguientes criterios diagnósticos, según el DSM-III-R:
A) Un patrón generalizado de comportamiento autodestructivo, comenzando a principios de la edad adulta y presente en una variedad de contextos. La persona a menudo puede evitar o socavar experiencias placenteras, sentirse atraído por situaciones o relaciones en las que sufrirán y evitar que otras personas las ayuden, como se indica en al menos cinco de los siguientes:
- Elige personas y situaciones que llevan a la decepción, el fracaso o el maltrato incluso cuando hay mejores opciones claramente disponibles.
- Rechaza o hace ineficaces los intentos de otros para ayudarlos.
- Después de eventos personales positivos (por ejemplo, un nuevo logro), responde con depresión, culpa o un comportamiento que produce dolor (por ejemplo, un accidente).
- Incita a enojar o rechazar respuestas de otros y luego se siente herido, derrotado o humillado (por ejemplo, se burla de su cónyuge en público, provoca una réplica enojada y se siente devastado).
- Rechaza las oportunidades para el placer o se niegan a reconocer que se divierten (a pesar de tener las habilidades sociales adecuadas y la capacidad para el placer).
- No logra realizar tareas cruciales para sus objetivos personales a pesar de haber demostrado capacidad para hacerlo, por ejemplo, ayuda a los compañeros a escribir trabajos, pero no puede escribir los suyos.
- Está desinteresado en, o rechaza a las personas que siempre lo tratan bien.
- Se compromete con un sacrificio excesivo que no es solicitado por los destinatarios del sacrificio.
B) Los comportamientos en A no ocurren exclusivamente en respuesta a, o en anticipación de, abuso físico, sexual o psicológico.
C) Los comportamientos en A no ocurren solo cuando la persona está deprimida.
Como vemos, las personas con trastorno de personalidad masoquista tienen una extraña tendencia a perjudicarse a sí mismas, acumulando contratiempos y frustraciones. La intervención que demanda su problema no es fácil. La resistencia al tratamiento, debido a su necesidad de ser sumisos ante los demás, junto a los esquemas derrotistas, hace que la intervención psicológica necesite tiempo para poder producir avances.
Nota de edición: en este artículo se ha utilizado la palabra trastorno por comodidad de redacción. Lo cierto es que en la actualidad el trastorno de personalidad masoquista tiene una identidad clínica controvertida, por lo que siendo rigurosos podríamos hablar más de problema que de trastorno en sí.
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- Van der Kolk, B. A., Perry, J. C., & Herman, J. L. (1991). Childhood origins of self-destructive behavior. American Journal of Psychiatry. https://doi.org/10.1176/ajp.148.12.1665
- Scourfield, J., Roen, K., & McDermott, L. (2008). Lesbian, gay, bisexual and transgender young people’s experiences of distress: Resilience, ambivalence and self-destructive behaviour. Health and Social Care in the Community. https://doi.org/10.1111/j.1365-2524.2008.00769.x