El uso excesivo de las pantallas puede causar depresión en los niños

Cuando los padres dan el móvil o la tablet a sus niños solo para tenerlos entretenidos y que no molesten, están cayendo no solo en un error. También pueden poner en riesgo su salud psicológica. Lo analizamos.
El uso excesivo de las pantallas puede causar depresión en los niños
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 29 junio, 2022

Los niños de hoy en día son auténticos nativos digitales. Podríamos decir que aprenden antes a usar el móvil que a comunicarse, leer o ir en bicicleta -o patinete eléctrico-. Ahora bien, esto que en apariencia es una ventaja, en realidad, no siempre lo es tanto. Porque, según nos indica la ciencia desde hace tiempo, el uso excesivo de las pantallas tiene un coste en los más pequeños. 

Cada vez tenemos más niños con problemas como alteraciones del sueño, trastornos de la conducta alimentaria (TCA), miopía o incluso problemas musculoesqueléticos. Asimismo, los trastornos del estado de ánimo, como la depresión y la ansiedad, están aumentando en los últimos años en esta cohorte poblacional.

Es evidente que, por término medio, hay algo que como padres, madres y educadores estamos haciendo mal. Porque las nuevas tecnologías no son un peligro. Todo lo contrario, son aliadas para el conocimiento, la conexión, el aprendizaje y el progreso. El desafío está en el mal empleo que hacemos de ellas.

Educar a los niños en la correcta utilización del móvil, la tablet o el ordenador también forma parte de su desarrollo psicosocial. Es más, en la infancia y la adolescencia deberíamos empezar a concebir las pantallas como “comida basura”. Es decir, algo que consumir de manera ocasional.

Los niños que hacen un uso excesivo de las pantallas tardan más en desarrollar aspectos como la comunicación o la motricidad fina.

Niña con una tablet evidenciando el uso excesivo de las pantallas
Los niños de dos años que hacen un uso excesivo de las pantallas pueden evidenciar problemas del desarrollo.

El uso excesivo de las pantallas: impacto en el desarrollo y salud mental

Es evidente que hay muchas familias que llevan a cabo una correcta educación en materia de nuevas tecnologías. No solo dan pautas, limitan y aconsejan. Además, saben dar ejemplo. Sin embargo, en los últimos años hay algo que estamos observando. Hay padres que usan el móvil o la tablet como recurso para mantener a sus hijos entretenidos. 

Son un mecanismo fácil con el que lograr que se estén quietos y callados durante unas horas. Son esos aliados para que, durante las comidas, tengan algo que ver. Casi sin darse cuenta, están sustituyendo la comunicación y la interacción con sus hijos por unas frías y estimulantes pantallas que moldean, desde bien temprano, el cerebro de sus hijos.

Una investigación de la Universidad de Calgary advierte de algo que debe hacernos pensar. Son muchos los niños que al llegar a la educación preescolar presentan diversos retrasos en sus hitos del desarrollo.

Evidencian un vocabulario más pobre y demuestran una inmadurez en las habilidades motoras como la motricidad fina (manipulación de objetos). Ahora bien, además del ámbito del desarrollo, es importante detenernos en el aspecto psicológico.

Depresión, ansiedad e hiperactividad infantill

Las pantallas tienen un gran poder de estimulación en el cerebro infantil. Además del empobrecimiento del lenguaje o los problemas de atención, se aprecian alteraciones en el estado de ánimo desde bien temprano. Un niño que a los dos años ya se entretiene con el móvil o la tablet de su padre, ya no entenderá otra forma de pasar el tiempo libre a sus 5, 7 y 9 años.

Si nos preguntamos cómo es que un niño de 7 años puede evidenciar un trastorno del estado de ánimo asociado a las nuevas tecnologías, debemos analizar varios factores. La dependencia de las pantallas, los trastornos del sueño, una comunicación deficiente y la falta de conexión con sus iguales son desencadenantes de la depresión.

Son niños que duermen mal, que no tienen buenas herramientas para comunicarse con su entorno y que son adictos tempranos al móvil, la tablet o el ordenador. Este fenómeno se intensifica aún más en la adolescencia con el uso de redes sociales. Es entonces cuando empiezan a compararse, sufrir problemas autoestima y de aceptación corporal.

El uso de las pantallas desde edades tempranas limita el contacto interpersonal de los niños con sus iguales. Esto restringe sus capacidades para comunicarse con otras personas. Además, se obsesionan con ese universo virtual hasta el punto de concebir el mundo real como un escenario falto de estímulos y alicientes. 

El uso excesivo de pantallas y la desconexión del entorno social del niño

El uso excesivo de pantallas altera la realidad de niño. Lo sume en un escenario en el que todo discurre muy rápido, los colores son vibrantes, estimulantes y entretenidos. Es un mundo en el que ellos tienen el control en todo momento; sin necesidad siquiera de moverse. Basta con hacer clic, con pasar pantallas, abrir pestañas y hacer scroll. 

En ese universo pueden hablar con personas sin necesidad de salir de casa. Tienen además toda la información del mundo a su alcance. Incluida la que nunca deberían ver siendo menores de edad. De hecho, una investigación, de la Universidad de New Hampshire indica que a los pequeños, muchas veces, les llegan imágenes pornográficas sin haberlas buscado.

Ese uso excesivo de los dispositivos digitales, sumado a la falta de supervisión parental, lastra no solo su desarrollo cognitivo y madurativo. Estamos dando al mundo chicos y chicas más tristes que nunca y desconectados de su entorno social. El mundo real les resulta demasiado complejo, caótico y hasta amenazante en muchos casos. También aburrido.

Es evidente por qué los problemas de salud mental están aumentando entre la población infantojuvenil.

Los niños de entre 2 y 4 años no pueden ser expuestos a las pantallas más de una hora al día.

imagen para simbolizar el uso excesivo de las pantallas
Los padres y las madres deben buscar otros recursos más allá de las tecnologías para entretener a sus niños.

¿Cómo regular el uso de los dispositivos electrónicos en los niños?

Las tabletas y los teléfonos no son juguetes. Son herramientas de comunicación, trabajo y entretenimiento para los adultos. Ahora bien, parece que en la actualidad pocas cosas generan tanto pánico en los padres que un niño aburrido y ocioso. Casi al instante se le ofrece el móvil de la mamá para que se entretenga con unos juegos.

Nos hemos olvidado de que nada es tan necesario como que los niños se aburran y se sientan frustrados. Es entonces cuando se activa su imaginación, su pensamiento simbólico y creativo. También su necesidad de jugar con otros niños, de moverse y desarrollar así su comunicación, su movilidad, sus destrezas cognitivas y emocionales.

Partiendo de este hecho tan evidente, es bueno también tener en cuenta otros consejos.

Tiempos de exposición y uso de las pantallas

  • La Organización Mundial de la Salud ofreció pautas muy concretas: los niños de entre 2 y 4 años no deben tener más de una hora de pantalla por día. Antes de los 2 años no deben tener ninguna exposición.
  • Los dispositivos electrónicos no deben usarse durante las comidas. Además, deben apagarse dos horas antes de ir a la cama.
  • Entre los 7 – 12 años, una hora con un adulto delante.
  • Entre los 12 – 15 años, una hora y media, y con la supervisión de un adulto en lo referente a las redes sociales.
  • A partir de los 16-18, lo recomendable son dos horas diarias, evitando el uso del móvil por las noches.

Es más que evidente que estas recomendaciones rara vez se cumplen. Sobre todo si tenemos en cuenta que, la edad media en que un niño tiene su primer móvil, son los 11 años. Insistimos, una vez más, que el problema no es la tecnología. No es tampoco que ese preadolescente tenga su móvil cuando empieza la educación secundaria.

Nos preocupa la mala utilización del mismo. Es ahí donde entra nuestra responsabilidad como adultos: saber educar y dar ejemplo, es cuidar el día de mañana de su salud mental.


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