8 mitos sobre el mindfulness

Esta técnica de tomar conciencia del aquí y ahora tiene muchos beneficios para la salud física y mental. Pero también está envuelta en varios mitos. Conocelos a continuación.
8 mitos sobre el mindfulness
Sara Clemente

Escrito y verificado por Psicóloga y periodista Sara Clemente.

Última actualización: 20 diciembre, 2017

El mindfulness permite que tomemos conciencia de nuestros movimientos, sentimientos y reacciones. Todas estas facetas son cruciales en nuestra vida y en la experiencia del momento presente. Por eso es muy útil ponerla en práctica, para conseguir desactivar ese piloto automático con el que funcionamos durante buena parte del día.

Por otro lado, el mindfulness se ha convertido en una especie de moda o de receta para todo. Sin embargo, sus orígenes no son ni mucho menos actuales, frente a lo que algunos pueden pensar. Así, como esta idea equivocada, existen una serie de nociones preconcebidas que impiden que muchas personas disfruten de sus beneficios. A continuación, os contamos 8 mitos sobre el mindfulness.

No solamente es atención plena

Esta técnica se usa comúnmente para referirse a aquella práctica basada en ejercicios de meditación y respiración que busca la atención plena. Su objetivo, se dice, es controlar los pensamientos díscolos y mantener la mente enfocada. Sin embargo, esta sencillez encierra en sí un fondo no tan simple. Si profundizamos, nos daremos cuenta de que el mindfulness es mucho más.

Procede de la palabra tibetana “drenpa”, que se traduce como “recordar”, “retener” o “recolectar”. Por tanto, no consiste exclusivamente en observar nuestra mente, sino en aprender a vivir el presente mejorando la calidad de nuestros pensamientos. Y la concentración en “el aquí y ahora” es solo el medio para alcanzarlo. ¿Acaso no tratamos de mejorar nuestro revés a base de horas y horas de práctica en la cancha de tenis? ¿Por qué no enseñar entonces a nuestra consciencia a ser más eficiente mediante el entrenamiento?

Mujer haciendo mindfulness

El mindfulness no es una terapia psicológica

Ni la meditación ni el mindfulness son terapias psicológicas. En ningún caso sustituyen a los tratamientos psicológicos o farmacológicos. Por eso, si has sido diagnosticado con un problema o un trastorno de salud mental, acude siempre a un profesional y las pautas programadas en la intervención.

Los ejercicios de relajación y concentración pueden servir como complemento a estas terapias, pero no como alternativas. Igualmente, es erróneo considerar que tienen “efectos terapéuticos”. Podríamos hablar más bien de “efectos regulatorios”, porque no reducen, sino que complementan a otras herramientas y técnicas de apoyo.

Hay que poner la mente en blanco para meditar

Uno de los grandes mitos sobre el mindfulness es la idea de tener que dejar la mente en blanco para poder practicarlo. Nada más lejos de la realidad. De hecho, lo que no se debe hacer es ponerla en blanco, sino dirigirla hacia donde queremos. Dominarla. Dicho de otra manera, se trata de que la guiemos nosotros y no los estímulos exteriores.

Nuestro cerebro está diseñado para pensar. Así, cuanto más tratemos de alejar los pensamientos negativos, más intensos se volverán. Bloquear es un verbo que se opone a la filosofía de los que practican mindfulness. Por el contrario, lo que proponen es que todo fluya y liberar cada pensamiento.

“Cuando la turbulencia de las distracciones disminuye y nuestra mente se calma, surge de forma natural en nuestro interior un sentimiento profundo de felicidad y satisfacción que nos ayuda a hacer frente al ajetreo y las dificultades de la vida diaria”

-Ven. Gueshe Kelsang Gyatso Rimpoché-

La alegría y el positivismo provienen de ti

Este es otro de los grandes mitos sobre el mindfulness. Esta práctica consiste en aprender a vivir el presente de la mejor manera posible. Pero no es sinónimo ni de alegría ni de positivismo. Por el hecho de realizar estos ejercicios, no vas a tener una sonrisa constante en la cara ni aprenderás a verlo todo del color de rosa. Para conseguir esto, debes aceptar los momentos tal y como vienen. Y eso solo depende de ti.

Lo que sí es cierto es que su práctica hace que vivas los momentos de forma más intensa. Tanto los buenos como los malos. Incrementa la manera en que sientes el presente y te ayuda a canalizar y gestionar tus emociones. Te ayuda a no hacer juicios de valor y a ser más objetivo en tu día a día.

Mujer meditando

El hábito no hace al monje

Los expertos aseguran que en 21 días cualquier persona puede cambiar un hábito o incorporar una nueva rutina a su vida diaria. Lamentablemente esto no pasa con el mindfulness. Por otro lado, no es necesario practicarlo cada día o todas las semanas, porque sus beneficios son inmediatos.

Si lo realizas una vez al año notarás los mismos resultados que si lo haces dos veces al día. Tan solo necesitas de tu voluntad. Eso sí, hay que conocer la técnica para realizarla de manera completa, puesto que no consiste simplemente en retirarte a un lugar apartado y respirar.

No quita tiempo, da calidad de vida

Otro de los grandes mitos sobre el mindfulness más fácil de desterrar: la falta de tiempo. Haberlo, haylo, pero también hay muchas excusas. Seguramente, tardes más en pensar por qué no puedes hacerlo que en ponerte a practicarlo.

Solamente bastan 10 o 15 minutos y ganas de centrar tu atención. Puedes estar leyendo, cocinando, paseando… Pero, eso sí, permanece enfocado en el momento, el presente. Si lo haces de manera continuada, verás que poco a poco meditas sin apenas darte cuenta. El cuerpo te lo pide solo.

No es una forma de evadirnos de la realidad

Muchos creen que esta técnica de meditación trata de aislarte de tu vida, de evadirte del estrés del día a día. Es totalmente incorrecto. Lo que busca es que reflexiones y encuentres la causa originaria de ese estrés. Mediante la concentración plena serás capaz de observarla y la harás consciente.

Por tanto, no trata de meterte en una burbuja y alejarte de la realidad, sino todo lo contrario: pretende dar luz a tu problema, focalizando en él toda tu atención.

Mujer con los ojos cerrados meditando

¿Aburrido?

Es sin duda otro de los mitos sobre el mindfulness. No existe ninguna forma  predeterminada  de aproximación a esta técnica. De hecho, una de sus grandes ventajas es que no genera ningún tipo de expectativa. ¿Te aburre autodescubrirte?

Quizá deberíamos hablar más que de aburrimiento de miedo. Pavor a descubrir aquello que solo vemos si somos capaces de mirar en nuestro interior. Lo desconocido nos aterra. Pero más si se trata de aquello que nos ha podido producir dolor en algún momento de nuestra vida. Concédete el placer de autoliberarte dejándolo salir.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.