Ansiedad y dolor de cuello: ¿qué relación existe?

Los trastornos de ansiedad y el dolor de cuello tienen a menudo una relación directa. Si tú también lo sufres, te gustará conocer una causa concreta que solemos descuidar cuando atravesamos por estos momentos tan limitantes y dolorosos.
Ansiedad y dolor de cuello: ¿qué relación existe?
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 20 mayo, 2021

Ansiedad y dolor de cuello. Este podría ser el título de una película de terror porque lo cierto es que es una realidad desgastante y hasta invalidante que se da con mucha frecuencia. Bajas laborales, problemas para conciliar el sueño, limitaciones en la movilidad más básica del día a día… Los efectos que ocasiona esta peculiar combinación constituyen un motivo frecuente para acudir al médico.

En efecto, es aquí donde muchos pacientes inician su periplo personal para hallar un tratamiento adecuado que mejore su calidad de vida. Algo que descubren a los pocos días es que tanto los fármacos como las buenas manos de un fisioterapeuta alivian, pero solo temporalmente. Al cabo de las semanas es común que este problema vuelva a aparecer.

Existen múltiples razones que están detrás de esta simbiosis del sufrimiento. Por un lado, tenemos la raíz originaria de este cuadro clínico y no es otro que la propia ansiedad. Sin embargo, esa molestia física en la zona del cuello viene mediada por un factor que no siempre se tiene en cuenta. Lo analizamos a continuación.

Si bien es cierto que el dolor de cuello puede deberse a múltiples causas, una de ellas es el bruxismo ocasionado por la ansiedad.

Mujer representando a las personas con ansiedad y dolor de cuello

Ansiedad y dolor de cuello: causas de esta relación

La ansiedad es posiblemente esa condición mental que trae consigo una mayor sintomatología física. En el caso de que ese estado psicológico nos acompañe durante meses, el impacto físico y orgánico puede ser muy llamativo: alteraciones digestivas, dolor de espalda, insomnio, mareos, taquicardias, cefaleas, etc.

Sin embargo, el tema de la ansiedad y el dolor de cuello entra en otro ámbito. Decimos esto por un hecho muy concreto. Es muy común que muchos pacientes empiecen su tratamiento con ansiolíticos sin percibir cambios en esa molestia física. Es decir, puede llegar un momento en el que noten cierta mejoría en su estado de ánimo, pero el dolor cervical persiste o empeora.

Así, cuando alguien no experimenta una mejoría física es muy común que en algún momento su bienestar psicológico disminuya de nuevo. Al no sentirse válido para trabajar o para desempeñar sus tareas sin dolor, es muy probable que se eleve la preocupación y la negatividad. La causa de este fenómeno está en un factor muy concreto que analizamos a continuación.

El bruxismo ocasionado por la ansiedad: origen del dolor de cuello

Trabajos de investigación, como los realizados en la facultad de odontología de la Universidad Médica de Wroclaw, señalan algo interesante al respecto.

El bruxismo nocturno es especialmente peligroso cuando está motivado por factores psicoemocionales (ansiedad y depresión). En este caso, ese rechinar de dientes es más intenso, persistente y tiene un mayor impacto.

  • En caso de no tratar el bruxismo, no solo aparecerán daños en los dientes. Además, la persona padecerá dolor de mandíbula, cefaleas y dolores cervicales como molestias constantes en la zona del cuello. 
  • Otro dato importante: fármacos para tratar la ansiedad y la depresión del grupo de los ISRS, como la fluoxetina, el paroxetina, la fluvoxamina, la sertralina o el citalopram, tienen como efecto secundario las manifestaciones orofaciales.
  • Estudios como los realizados en la Universidad de Queensland (Australia), advierten de que los psicofármacos que tratan muchos trastornos del estado de ánimo elevan el bruxismo. Por tanto, se eleva el dolor cervical.

Personas con ansiedad y dolor de cuello, ¿qué pueden hacer?

¿Qué pueden hacer las personas con ansiedad y dolor de cuello? Lo más importante en todos los casos es no automedicarse ni tomar decisiones por nuestra cuenta. Es esencial contar con el apoyo y supervisión de diversos profesionales del ámbito sanitario.

  • En primer lugar, los trastornos de ansiedad pueden tratarse mediante terapia psicológica. Es decir, prescindir de los fármacos siempre que sea posible debería ser la primera opción. Evitamos efectos secundarios y más sabiendo que en ocasione, puede incrementarse el fenómeno del bruxismo ya de por sí presente en esta condición psicológica.
  • La terapia cognitivo conductual es una de las más adecuadas para tratar la ansiedad.
  • Por otro lado, es recomendable consultar con nuestro médico de cabecera para descartar otros problemas de salud. El dolor de cuello también puede ser causa de malas posturas, articulaciones desgastadas, pinzamientos del nervio, lesiones o artritis reumatoide. En caso de que las personas con ansiedad y dolor de cuello experimenten ese problema de manera constante, siempre es importante consultar con el odontólogo.
  • Nuestro dentista valorará la presencia o no del bruxismo. En caso de ser así, el uso de férulas puede mejorar bastante nuestra calidad de vida. 

Los enfoques multidisciplinares son los más adecuados para el tratamiento de la ansiedad, así como de sus síntomas físicos asociados.

Mujer con bruxismo

Poner fin a la raíz del problema: la solución

Para concluir solo podemos señalar un hecho evidente: el dolor de cuello siempre aparece con mayor frecuencia en personas que padecen ansiedad. Factores como la tensión muscular y el bruxismo son los desencadenantes más comunes.

Tratar los efectos (las molestias físicas) no nos servirá de nada si no ponemos remedio a la propia raíz del problema, que son la ansiedad, los problemas no resueltos y el estilo de vida que apaga todo bienestar. Evitemos recurrir al paracetamol o a esos químicos que aunque alivien hoy, no sanan el dolor que persistirá mañana.


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